10. Esperaba que no tuviera sueños premonitorios.

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———Olivia———

La arena negra me rodeaba. Parecía no estar en mi cuarto ya que ni si quiera el suelo de este se veía. Todo era arena negra. Estaba en tensión. El viento se colaba por algún sitio que no conseguía adivinar y sonaba como en una noche de tormenta. En cambio sabía que la tormenta solo parecía estar en mi cuarto.

—¿Mi peor pesadilla?—solté una carcajada—. Búscate algo más original...—dije aun sin ver a nadie. Esperaba que de buenas a primeras aquel ser se mostrase.

—Esperaba escuchar algo por el estilo. Pareces tan dulce, pero tienes tanto carácter...—dijo la extraña voz, ligeramente ronca—. Soy el coco, Pitch, Sombra...tengo tantos nombres...¿no te suena ninguno?—recordé las palabras de Jack, pero seguí callada.

Giraba sobre mí misma, buscando una salida o al individuo, el primero que apareciese. Pero aún no veía nada.

—Olivia, te lo explicaré de otra manera—¿cómo sabía mi nombre?—. Yo soy esa voz que habla en tu cabeza, que te asusta. La voz que susurra "no estás sola" en la oscuridad...cosas perturbadoras, malignas, horribles...—el viento seguía rugiendo y hacía que mi pelo -no precisamente corto- se enredase en mi cuello, sin hacer presión. Solo veía arena—. Soy ese escalofrío gélido que recorre tu espalda, que no te deja dormir porque de nuevo te susurra: tu no estás sola...—dijo una voz en mi oído poniéndome los pelos de punta. Me giré rápidamente esperando ver a alguien, pero no había nadie.

La arena a mi alrededor se había alzado tanto que había creado un muro imparable, irrompible. Me sentía en un agujero negro del que no sabía cómo salir.

—Los dos sabemos que vas a intentar huir—continuó—, pero también sabemos que no podrás correr para siempre. Tú te agotarás, yo no.—su voz se tornó más oscura.

—¿Qué es lo que quieres, Sombra?—pregunté causando una carcajada de vuelta.

El individuo penetró la pared de arena que tenía delante y se acercó con una sonrisa malévola hacia mí. El corazón pareció dejarme de latir por un momento. Sentí angustia en todas las extremidades de mi cuerpo. El hombre era alto, vestía con una especie de túnica negra que le cubría todo el cuerpo hasta los pies. Su tez era grisácea y sus ojos desprendían un brillo llamativo amarillo. Mis pies retrocedieron hasta tocar la arena de otra pared, lo que me obligó a detenerme.

—¿Qué quiero?—rió por lo bajo—. Te quiero a ti...pero no todavía—se dirigió hacia mí y me acarició la mejilla. Tenía el tacto frío y áspero. Aparté bruscamente la cara y él bajó la mano—. No te veo asustada. Veamos a que le tienes miedo...—esta vez rió cruelmente, y retrocedió deslizándose hasta desaparecer entre más arena negra.

Me aparté rápidamente de la pared de mi espalda y me coloqué en el centro del torbellino que me rodeaba. Esto no podía estar pasando, ¿que quería?¿donde estaba Sandy?

—Estoy en tus pesadillas...—susurró cerca de mi—. Vamos Olivia, sé que sientes algo, todo el mundo lo hace.

"Ahora esto es una charla sobre mis sentimientos" dijo la voz de mi cabeza. "Guay".

—Veamos si descubro tus miedos...¿qué tal...serpientes?—cosa que me causaba asco, no miedo.

Tres serpientes creadas con arena salieron rápidamente de una pared hacia mí con los ojos amarillos.

—Reptando sobre ti mientras esperas con ansia el mordisco...—al no achantarme las serpientes se evaporaron. No me digné a hablar.

—¿Te asusta la asfixia?—una cuerda de horca se creó delante de mi—. Ya sea con una cuerda, con unas manos presionando tu patética garganta o en el agua, arrancando la vida de tus pulmones...—dijo haciendo su tono más brusco.

No se quien es Jack Frost.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora