24. No soy un dulce rebelde.

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———Olivia———

La luz de la luna volvió a la normalidad. Todo cobró sentido. Mis pesadillas de morir ahogada, que los guardianes se rieran cuando les conté que yo era la protectora, la conexión que sentía con Conejo y cuando me dijo que se alegraba de tenerme de nuevo...Esa conexión venía de literalmente otra vida. Lo entendí todo. Este castillo fue el de los reyes de fuego. Donde Flame y Esmeralda vivieron, los tronos, todo. El lago donde patinaba y donde Jack murió debía estar cerca. Yo había sido la princesa Flame y mi abuela era la protectora. 

"Ahora entiendo lo del bate mágico"

—Tú...—musitó Esmeralda mirándome—. Tú eres el espíritu del fuego...¡tú eres Flame!¡Traedla!—gritó furiosa.

—¡No!¡Olivia!—gritó Conejo. En vano se removió intentando zafarse de los esqueletos. Mi abuela seguía con los brazos extendidos sobre el barreño, pero ya no derramaba sangre. 

El esqueleto que me sujetaba me levantó y me llevó a fuerza delante de Esmeralda.

—Vieja amiga, hermana...—dijo Esmeralda mientras me agarraba la cara con una mano, haciéndome ligeramente daño—. ¿Cómo no me he dado cuenta antes? Eres igual que ella...—dijo con cierto tono de asco mientras me miraba. Torció la cabeza mientras observaba mis detalles—. Pelo igual de largo aunque un poco más oscuro, ojos igual de grandes, llenos de imaginación...—empezó a decir mientras andaba a mi alrededor—. Tienes los mismos hoyuelos, las mismas manos, la misma estatura—se puso delante de mi, quieta—, hasta el mismo carácter de dulce rebelde...

—No soy un dulce rebelde—musité con asco.

—Olivia no sigas, será peor...—dijo Conejo. Pero quería decirle todo el asco que le tenía, no solo por lo que había hecho ahora sino por todo lo que había hecho en mi anterior vida. A mi, y a Jack. 

—Si pudiera te reventaría la cabeza con el bate—dije mirándola fijamente. Ella rió.

—¿Tú sabías que eras la princesa Flame?—negué con la cabeza, débil—. A ti también te han engañado, ¿eh?—dijo arrogante. 

—Suéltanos—le dije. Ella con un gesto de cabeza le ordenó al esqueleto que me sujetaba que me llevase con el resto de guardianes. Al estar con ellos me arrodillaron de nuevo. 

—¿O qué?¿llamarás a Jack para que te salve?—preguntó con soberbia. 

De repente las puertas del gran salón, que quedaban a nuestras espaldas, se abrieron estrepitosamente. Vi a Jack pasar entre nosotros e ir con energía hacia Esmeralda. Jack estaba allí, con su bastón mágico y nos iba a salvar a todos. 

"¡Le va a congelar hasta el último esqueleto!"

Todos estábamos impacientes por que llegase hasta ella y que con un simple movimiento le congelase hasta el último pelo de su larga cabellera.

Sin embargo, en vez de eso, la cogió por la cintura, la pegó a él y la besó. Un beso largo, correspondido por ambas partes. Aparté la mirada lo antes que pude. Estaba demasiado aturdida para pensar qué estaba pasando. 

"O va a comerle la boca..."

Mis ojos se cristalizaron y mi mentón se arrugó reprimiendo las ganas de llorar. Le había perdido a él también. 

—Mirad a quién tenemos aquí...los guardianes...—empezó hablando Jack. Subí la cabeza para mirarle. Tenía su característica sonrisa de cuando le conocí. Pero había algo más oscuro en su mirada. Algo menos real. Aquel parecía no ser Jack. 

No se quien es Jack Frost.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora