—Jack, de verdad lo siento si dije algo que te molestó —le dije tratando de alcanzarlo por el viejo pasillo.
Mientras lo hacía me subía el cierre de mi chaleco, la vergüenza ya me está acogiendo.
Él no se detenía, sus hombros estaban tensos y ni imaginar cómo estará su rostro de contraído. Se ha colocado su camiseta y se direge a la puerta, pero primero logro tomar su muñeca.
—Detente —supliqué, sin embargo él no giró para encararme, solo se detuvo.
—¿Qué quieres? —dijo aún sin verme y con voz gélida.
No sabía qué decirle en ese momento, por un instante mis ideas se bloquearon.
—¿Sabes? Arruinaste el momento mencionando a ese idiota, claro como todavía no lo has superado —me recriminó —Esperabas que yo fuera él, y que te estuviera haciendo el amor rico ¿no?
Después de mencionar eso, volteó y me miró con enojo, a lo que yo contesté con más molestia.
—¿Esperabas que lo superara en tan poco tiempo?
—Estuviste apunto de acostarte conmigo, si lo hubiéramos hecho, él se estaría revolcando en su tumba. Pero creo que para ti ya es costumbre traicionar a los que más quieres ¿verdad? —aportó con cizaña —Como con tu querida hermana.
Creí que Jack había dejado esa mala costumbre de echarme mis errores en cara, pero no.
—A ella no la menciones, porque tú no tienes derecho de meterte en mi vida.
—Ay, lo siento, toqué un tema delicado para ti —ironizó —Pero bien que sí te gustó revolcarte con Hans, acabas de aceptarlo —dio un paso hacia mí.
Frunci el ceño, esta conversación no tendrá un buen final.
—Tú no sabes nada —empujé su duro pecho con mi dedo.
—Lo que sé es que te dejas enredar por cualquier hombre, que eres débil con el alcohol y que te acuestas con él primer idiota que vez.
No aguanté más mi ira y estrellé mi mano por segunda vez en su rostro, haciendo que volteara a un lado su cara, luego se masajeó la mejilla.
—A mí me respetas. No tienes por qué tratarme de esa forma, pensé que habías cambiado, pero otra vez me equivoqué. Contigo no se puede.
Jack dio otro paso hasta estar muy cerca de mi cuerpo. Luego con sus dedos sostuvo mi mandíbula con fuerza, tomándome por sorpresa.
—No vuelvas a tocarme de nuevo porque de lo contrario...
—¿Qué? ¿Me matarás como a todas esas personas? ¿Como a Tadashi? —lo interrumpí —Él era mucho mejor hombre que tú —apretó más mi rostro.
—Cállate —siseó.
—¿Qué? ¿Te enoja que te digan la verdad en la cara? —Sonreí con malicia.
Él me respondió con una risa malvada.
—No me arrepiento de haberlo hecho, me encantó ver su rostro sangrar y a ti como una estúpida llorando por él, que patético.
Me intenté zafar de su agarre, pero él era mucho más fuerte que yo. Se acercó más a mi rostro y luego plantó un beso salvaje en mis labios.
—Dime si él te besaba así —sostuvo mi rostro con sus dos manos, dejándome sin escapatoria —Dime si él te tocaba así —bajó sus manos hasta mi cadera y me apretó a su cuerpo.
Me estaba comenzando a asfixiar su toque por mi cuerpo. Necesitaba deshacerme de él.
Después de pensarlo un poco, empujé con fuerza su pecho, alejándolo unos pasos de mí, trató de acercarse otra vez pero pateé su entrepierna. Cayó de rodillas al suelo y me maldijo, luego salí corriendo.
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Monstruo
RandomLa ciudad de Seattle no es segura ahora, los ciudadanos evitan a toda costa, salir en las noches.Temiendo encontrarse con el monstruo de ojos dorados. -Nunca podré ser lo que las personas quieren que sea, solo soy lo que ves, un ser que no sabe sent...