Por poco somos aplastados por esa lámina metálica, pero actúe rápido y la golpeé desviándola de su claro objetivo: nosotros. Cayó en un árbol rompiendo varias ramas, por la velocidad en la que iba.
Inhalé profundo y dejé que mis pulmones se llenaran de oxígeno. Poco a poco me fui tranquilizando. No quiero herir a Elsa, gracias a mi estado de ansiedad.
—¿Estás bien? —escuché la nerviosa voz de la platinada a mi espalda. Preguntó con timidez porque sabía que cuando utilizo mis habilidades pierdo el control.
Me acuclillé en el suelo para relajar los músculos de mis brazos.
—Sí —respondí con voz neutra —¿Y tú? ¿Cómo te sientes? —dije sin verla al rostro.
—Bien. Pero me inquieta saber de quiénes eran esos aviones. No sé si fue una ilusión, pero creí haber visto el logo del escuadrón en uno de ellos.
Me quedé callado evaluando nuestra situación. ¿Quién los habrá atacado?
Una idea surca mi mente.
—Creo saber quien está detrás de todo esto —me incorporé y la observé a los ojos —¿Te acuerdas de Cedric?
Vi como apretaba sus mandíbulas con fuerza al igual que sus puños. Desvío la mirada un segundo y luego me dijo:
—Cómo no recordar a esa sabandija —su voz se tiñó de ira reprimida.
—Logré liberarme de ellos, pero antes de ello, conocí al hombre que me convirtió en este monstruo —recordar su rostro hace que quiera ir a partirle la cara en este momento.
—¿Te hicieron? —preguntó tímida.
Nunca le he dicho a nadie lo que en realidad me sucedió. Para ser honesto, nunca he tenido una conversación tranquila con alguien, solo con ella.
—Tengo una vida, pero no la recuerdo, lo único que mi mente guarda son escenas cortas de mi vida pasada que no tienen sentido —bajé la mirada —Cuando desperté me di cuenta que era esto y que mi mente exigía sangre y ya sabes lo demás.
Elsa abrió y cerró la boca pero no dijo nada al respecto, cosa que agradecí.
—El punto de todo esto, es que deben estar buscándome, lo más probable es que hayan sido ellos quienes nos atacaron.
—Tiene sentido ahora —colocó sus dedos en la cicatriz de su cabeza recordando el fuerte golpe que recibió.
Dejamos ahí el tema y nos aventuramos de nuevo en el bosque. Aún no hemos encontrado un refugio ni tampoco una salida de esta isla.
—¿Tienes hambre? —pregunté con amabilidad.
—Sí —un tímido rubor se notó en sus mejillas.
Reí por dentro. Ha cambiado mucho conmigo aunque suele ser toda una molestia cuando tiene ese drástico cambio de humor.
—¿Cómo sigue tu pierna? —señalé el trozo de tela enrollado en su pierna.
La he visto cojear un par de veces mientras andábamos, me ofrecí a ayudarla hace un rato, pero se negó reacia. Ella cree que puede hacerlo, sin embargo lo único que está buscando es lastimarse.
—Mucho mejor. No hay de qué preocuparse —contestó con una sonrisa. Que la verdad, sentí falsa.
—Ok. Busquemos un árbol con frutas, ya que no te gusta el pescado.
Ella hizo una mueca de molestia. Pero no dijo nada.
***
—No es por ser alardear, pero tengo mucha más destreza que tú para treparme a los arboles —mencioné desde la parte más alta del árbol.
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Monstruo
AléatoireLa ciudad de Seattle no es segura ahora, los ciudadanos evitan a toda costa, salir en las noches.Temiendo encontrarse con el monstruo de ojos dorados. -Nunca podré ser lo que las personas quieren que sea, solo soy lo que ves, un ser que no sabe sent...