Elsa
Cinco meses han pasado, cinco en los que he logrado muchas cosas; como por ejemplo, aceptar a mi hijo. Fue difícil, lo acepto. Pero, por fortuna conté con la ayuda de Rapunzel e Hiccup, ellos fueron quienes me dijeron lo importante que era ser madre. Además tuve que entrar a terapia para poder controlar mi depresión, la ayuda médica fue excelente.
De Jack no he sabido mucho, solo que ahora es un gran empresario, pero me da igual, en este tiempo aprendí que no lo necesito y que puedo ser perfectamente una madre soltera, y es que, en este mundo hay muchas de ellas, que no se rinden y continúan con su vida. ¿Por qué yo no ser una?
—¿Preparada para la primera ecografía de mi sobrino? —dijo mi mejor amiga por vía llamada. Estaba muy entusiasmada con la idea de ser la tía de mi pequeño.
—Mmm, no puedo negarte que estoy muy nerviosa—rasqué mi cuello, ansiosa —Y... ¿Si le pasa algo o nace enfermo? De verdad no lo podría soportar —dije mientras acariciaba mi abultado vientre.
—Tranquila, todo estará bien —me animó —Ay Elsa, de verdad siento no poder estar contigo en este momento tan importante.
Miré hacia la ventana del taxi. Me siento un poco mal porque nadie pudo acompañarme al hospital, pero ni modo, cuando no se puede, no se puede. No siempre van a estar a mi lado y tengo que entenderlo.
—Te entiendo, sé que tenías una cita muy importante en la agencia —suspiré —Pero no importa, te mostraré la imagen cuando me visites.
—Claro, ya quiero ver a ese pequeño o pequeña —chilló de emoción —Condenado Hiccup, no pudo acompañarte, yo confiaba con que él estaría contigo y te protegería.
—Rapunzel, tenía que trabajar en el restaurante, no todos tienen tiempo para salir a esta hora —le reproché —Bueno, cambiando de tema, ¿Has sabido algo de Mérida?
Ella se quedó pensando y luego contestó:
—Nada, solo lo que tú sabes, que salió de viaje sin avisarnos, pero espero que esté bien y que haya sido para curar su enfermedad —respondió.
Hace mucho no veo a Mérida, como lo dijo Punzie nunca se despidió de nosotras; sin embargo, sé que volverá, ella ama esta ciudad con todo y sus constantes robos, riñas, asesinatos, en fin. Jamás podremos cambiar este mundo si siguen naciendo personas como estas.
—Y... Angie ¿cómo está? —pregunté dudosa, extraño a mi sobrina, pero lo mejor es que esté a metros de mí, por su seguridad.
—Muy bien, está viviendo con mis padres y ellos la aman, resultó ser una niña muy obediente y educada. ¿En serio no quieres verla? —se le ocurrió preguntar.
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Monstruo
Ngẫu nhiênLa ciudad de Seattle no es segura ahora, los ciudadanos evitan a toda costa, salir en las noches.Temiendo encontrarse con el monstruo de ojos dorados. -Nunca podré ser lo que las personas quieren que sea, solo soy lo que ves, un ser que no sabe sent...