Jack
Mi puño impactó contra el de la máquina, ocasionando un fuerte ruido; que seguro se escuchó por todo el vecindario. Sentí mi poder latir dentro de mí, la ira y la adrenalina me invadían, por lo que liberé toda mi energía contra el robot. La pobre chatarra chocó contra la pared blanca de la casa, terminando luego en el suelo.
Después de recuperar la compostura, giré mi rostro y observé a Elsa abrazando el cuerpo de una mujer inmóvil. Vi cómo lloraba y gritaba su nombre, estaba destrozada. Pude experimentar su dolor en carne propia sin importar la distancia que nos separaba, ese sentimiento ardía en lo más profundo de mi podrido ser.
Estaba tan distraído siendo testigo de la tristeza ajena, que no pude evitar el fuerte golpe que me atestó el robot en toda la maldita cara. Mi cuerpo se estrelló contra el duro suelo y el escozor en mi rostro empezó a molestarme. He de aceptar que tenía una fuerza impresionante, pero no lograba amedrentarme. Basta una gran cantidad de poder para destruirme.
Sentí el sabor metálico de la sangre en mi boca, escupí el líquido carmesí y limpié mi boca con mi lengua, luego me incorporé. En segundos me recuperé y le agradecí por, primera vez al destino, tener estas anormales habilidades.
El robot se estaba acercando peligrosamente a Elsa y ella ni por enterada. Mi corazón latio con fuerza, no quería que la tocara por lo que tuve que atravesarme y empujarlo muy lejos de ella cayendo juntos al suelo. Aproveché la oportunidad y golpeé con todas mis fuerzas su pecho metálico. Pensaba golpearlo tan fuerte hasta que mis huesos se quebraran.
El robot detuvo uno de mis puños y lo apretó con mucha fuerza, creí que iba a lograr partirme la mano; sin embargo, lo único que hizo fue empujarme lejos de él y luego patearme el abdomen. Por un momento me quedé sin oxígeno y vi puntos negros oscurecer mi vista.
La ira se apoderó de mí, ya estaba cansado de terminar caído, ese hijo de perra no me podía ganar. Pensando en ello me levanté de un salto y volví a la lucha, lleno de energía, la cual aproveché para lanzarle un rayo, tan feroz como mi rabia. Mi ataque destruyó parte de su brazo y eso me encantó. Consciente de esto, él no dudó en devolverme el golpe con un disparo de energía de su puño. Para mi desgracia no lo pude esquivar y golpeó mi cuerpo y no solo eso, era tanta la fuerza de esa energía, que terminé traspasando la pared y caí a la calle.
El puto robot se había hecho mucho más fuerte, me estaba quedando sin opciones, además, mi cuerpo estaba lastimado. Tardaré unos minutos en sanar, tirado en medio del asfalto, humillado nuevamente. Mi ropa estaba rota, sangre bañaba mi rostro y mi respiración era dificultosa. De un golpe me había roto uno que otro hueso.
—Vaya, si que eres fuerte. ¿Usas esteroides? —le dije cuanto sentí sus fuertes pisadas tras de mí. Tenía la mirada puesta en el cielo y contaba los segundos que faltaban para volver a estar bien.
Traté de levantarme, pero el cuerpo todavía no me daba, algo que él aprovechó para patearme lejos de él. Mi cuerpo chocó contra un auto, encendiéndole la alarma. Quedé tendido de nuevo y con más dolorosas heridas en mi piel.
—Tengo órdenes de acabar con tu vida y llevarme a esa niña. Asi que, ¿Cuáles serán tus últimas palabras? —mencionó con voz profunda. Era un maldito demonio hecho de metal y de verdad empezaba a tenerle fastidio.
El robot se mantuvo de pie, preparado para romperme el coccix y demás huesos. Pero no me iba a dejar por nada del mundo.
Hasta aquí llegaste cabron.
—¿Para quién trabajas? —pregunté dando dos pasos hacia él.
Me resultaba interesante saber quién demonios estaba detrás de toda esta mierda. Saber quién me quiere ver muerto y qué tiene que ver Elsa en esto.
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Monstruo
CasualeLa ciudad de Seattle no es segura ahora, los ciudadanos evitan a toda costa, salir en las noches.Temiendo encontrarse con el monstruo de ojos dorados. -Nunca podré ser lo que las personas quieren que sea, solo soy lo que ves, un ser que no sabe sent...