Capítulo 58

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—¿Te digo una cosa? —pregunté sonriente —Me gustas más cuando sonríes.

—¿De verdad? —enarcó una de sus cejas —Así que, detrás de ese hombre malvado y asesino hay un dulce y atractivo joven.

Bajé la mirada.

—En serio me arrepiento mucho de lo que te hice pasar.

—Jack...

—No, Elsa. Necesito pedirte perdón abiertamente -la miré fijamente —Yo te hice pasar un infierno, yo... Te herí, te falté al respeto. Fui un hijo de puta —acarició mi mejilla.

—¿Por qué te torturas de esa forma? —susurró.

—Porque... Quiero tratar de cambiar las cosas, quiero comenzar de nuevo, pero no puedo hacerlo si no me desahogo contigo.

Coloqué mi mano sobre la suya.

—No necesitas hacer eso porque... Yo te perdono.

Mi corazón dio un salto de emoción, sonreí como un niño.

—¿Lo dices en serio? —le pregunté, ella asintió —Wow, he esperado este momento por un buen tiempo, y... No sé cómo puedes hacerlo, cómo puedes perdonar a este monstruo. Yo... No puedo creerlo. De verdad, quisiera haberte conocido en otro momento, en otro lugar que no hubiese sido ese mugroso callejón.

Elsa se reincorporó, luego tomó mi rostro entre sus manos.

—Te amo —susurró y luego añadió —Las marcas de mi pasado ya se han borrado, la imagen del hombre que me lastimó se ha borrado de mi mente. Juntos hemos sufrido demasiado, hemos perdido a personas muy importantes en nuestra vida, pero como tú lo dijiste, nos tenemos el uno al otro, que es lo que de verdad importa.

—Eres demasiado buena ¿sabías? Yo en tu lugar ya me hubiera mandado a la mierda —rió. Amaba su sonrisa, tan blanca y brillante —No necesito a nadie más que a ti.

Se acercó a mi rostro y plantó sus dulces labios sobre los míos. La abracé con fuerza e intensifiqué el beso.

Acaricié su espalda, ella hizo lo mismo pero con mi nuca. Sentí un estremecimiento por todo el cuerpo.

—Jack, ya tienes que irte —se separó de mí. Giré los ojos y la besé otra vez —Jack.

—No me quiero ir —dije en sus labios —Mi lugar es aquí, contigo.

—Y ¿tus padres? —insistió.

—Qué se jodan.

Se separó de mí con el ceño fruncido, luego se cruzó de brazos.

—Oye, no digas eso. Tú no sabes cuánto daría para tener los míos vivos. Ellos son lo más importante —acarició mi cabello castaño.

—Entiendo lo que dices, pero ellos estarán bien, debo cuidarte. Tenemos muchos enemigos que no nos quieren ver felices, el imbécil de tu ex novio, Aaron, quien no se ha pronunciado pero sé que está tramando algo, Mavis, en fin, tenemos a medio mundo contra nosotros.

Entrelazó nuestras manos y suspiró profundamente.

—Sí, lo sé. Pero a quien debemos proteger es a Jane —miró su vientre abultado.

Miré hacia otro lado, ya sabía para donde iba esta conversación.

—Sí, claro —dije frío.

—Hey, no tienes que... Ah —dio un respingo.

—¿Qué sucede? —pregunté preocupado, Elsa sonrió, confundiéndome.

Soltó mis manos y acarició su abdomen sin borrar su sonrisa.

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