Capítulo 36

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Jack

Abrí poco a poco mis ojos, al hacerlo me cegó la luz del sol. Sentí una opresión en mi cuello, miré qué era y me topé con el guante del malnacido robot.

Mi vista recorrió todo el panorama encontrándome con que estábamos volando sobre el mar. Divisé a lo lejos la ciudad, ya sé lo que trata de hacer él.

Moví mi cuerpo intentado zafarme de él, pero la máquina apretó mucho más mi cuello, poco a poco me estaba asfixiando.

—Quieto —musitó.

No iba a permitir que se burlara de mí, por lo cual activé mis poderes. Agradeciendo que ya no llueve, utilicé mi habilidad eléctrica y disparé un rayo a su cabeza dañando los circuitos de ésta, provocándole un corto circuito.

La máquina se detuvo en seco y me soltó. Mi cuerpo impactó con el agua, mientras que el robot permanecía estático en el aire.

Tosi un par de veces y masajeé mi garganta al salir a la superficie.

Nadé a toda prisa alejándome de la máquina. Necesitaba llegar a toda costa a la ciudad. Lo más probable es que él se active pronto y de verdad no quiero más enfrentamientos, sin embargo no dejaré atrás el deseo de destruirlo. Pero hoy no.

Llegué a la playa, exhausto y jadeante. Me tiré sobre la arena, estiré los brazos y recuperé energías. Luego me coloqué en pie y caminé hasta la carretera.

Mi ropa estaba mojada, muchas personas se me quedaron viendo, pero las ignoré. Mi objetivo es llegar a mi departamento lo más rápido posible y descanzar, he vivido tantas cosas en los últimos días, que nada me vendría mejor que una tranquila siesta.

Algo me trae pensativo y es saber por qué ese robot dio conmigo si estaba a kilómetros de la ciudad, sin embargo he de agradecerle por traerme de vuelta y dejar atrás todo lo vivido.

Al llegar a mi casa, busco la llave debajo del tapete y abro la puerta, Encontrándome con un lujoso espacio, con muebles modernos y sofisticados. Doy gracias al imbécil que se encontró conmigo cerca del hospital porque me suministró una gran cantidad de dinero. Y pienso una cosa: o era multimillonario o se había ganado la lotería. El punto es, que tengo un lugar cómodo donde hospedarme.

Me encamino hacia la habitación principal, me deshago de la ropa húmeda y me meto a la ducha. Dejo que el agua resbale sobre mi piel y así deshacerme de la tensión de mis músculos. Que están así gracias a que caminé por horas hasta llegar aquí.

Lavo mi cabello blanco y sentí un dolor en mi cabeza, había olvidado que me habían golpeado allí, pero lo bueno es que sano rápido.

Cuando paso las manos por mi nuca no puedo evitar recordar las caricias de los dedos de Elsa en esa zona. Mi cuerpo se estremeció al hacer memoria y me arrepentí por haberlo hecho, porque ahora tengo un remordimiento de consciencia que no me deja relajarme, y es que... Ella está en este mismo instante en esa mugrosa isla rodeada de peligros y yo... La abandoné a su suerte. Nunca me lo perdonará y estoy seguro que reavivé su odio por mí. Golpeo la pared con frustración y me dejo caer al suelo. El agua no deja de resbalar por mi cuerpo, me vale mierda si me quedo aquí una hora.

Salgo del baño con una toalla enrollada en mi cadera. Seco mi cabello blanco y busco algo de ropa en el closet, he comprado algunas prendas con el dinero hurtado.

Miro hacia la ventada y noto que ya ha anochecido y que sigo aquí, cuando debería estar haciendo lo que es común. Matar.

Sin embargo, hay algo en mí que ha cambiado y es que, ya no quiero seguir siendo un asesino, lo que más quiero que pase es que mi otro yo desaparezca y deje de atormentarme.

MonstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora