VII

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-Acompañame -Me dijo Jos al oído y asentí, caminó y yo a su lado. Nos alejamos de la fiesta denuevo. Ya nisiquiera se escuchaba la música.
-¿Que pasa?
-Yo... -Rió un poco
-Tú... -Le insité a que siguiera.
-Te compré algo. -Sacó una pequeña caja de su pantalón, me la dio y la abrí.
-¿Que... Que es esto?
-Son llaves, es de una nueva casa que compré para nosotros, tú, yo y el bebé...nuestro hijo. -Las miré y reí un poco para no llorar.
-La casa está cerca de aquí, ¿vamos?
-¿La compraste en Mazatlán?
-Venia cada semana santa, y me gustó, ¿a ti no te gusta?
-No conozco nada de aquí.
-Talves cuando la conozcas te gustará, ¿vamos? -Estiró su mano frente a mí, lo miré a los ojos y después volví a su mano. Mordí mi labio inferior y sonreí un poco, la vida es un riesgo, ¿no? La tomé, las entrelazamos. Caminamos un poco hasta un auto negro, era un Ferrari, subimos y condujo hasta donde creo era la casa, había muchas curvas. Una casa hermosa resaltaba, no quiero escucharme muy ambiciosa, pero deseaba que fuera esa, y lo fue.
-¿Te gusta?
-Es muy grande, ¿no?
-No es suficiente para ti, además, quiero muchos hijos. -Reí, él también. Entramos, en verdad era grande, y sin muebles se veía aún más. -Revisala toda, es tuya. -Dijo y dudé un poco en hacerlo, pero lo hice, eran muchas habitaciones, la cocina era preciosa, me encanta cocinar, para mí la segunda habitación más importante es la cocina.
-¿Te gusta? Busqué la casa con la cocina más bonita, sé cuánto te gusta cocinar. -Sonreí.
-¿Gustarme? ¡Me encanta! Es grande y hermosa, el problema va a ser para limpiarla. -Reí, él también, se acercó a mí, me miró a los ojos y después a los labios, lamió un poco los suyos y lo mordió levemente, me encantaba como hacía eso, y sin pensar me avalance a él y lo besé, nos besamos, yo lo tomaba de la parte trasera del cuello mientras él me tomaba a mi de la cintura, me pegaba más y más a él. Mordí su labio inferior, gruñó un poco y reí de la misma manera, el beso fue más intenso, esto terminaría mal, el adicto volvió a la adicción.
-Te amo niñita, te amo, te amo. -Repitió y besó cortamente mis labios.
-José no puedo
-¿No me amas?
-Tú mamá no me quiere.
-Con que yo te quiera es suficiente.
-Seremos familia.
-Tus tías me odian.
-No te odian en verdad.
-Me dijeron que por mi culpa se murió tu papá y me dieron una cachetada, en especial tu tía Elena.
-Tu... -Me interrumpió con un beso mojado, bajó el cierre de mi vestido, llegó al tope y se calló, bajó la mirada a mi cuerpo, ya se veía mi pancita de embarazada, no mucho, pero si. José tenía un brillo especial en los ojos.
-Te ves tan... Preciosa, tan bonita, tan sexy. -Reí un poco.
-Quitate la ropa ahora tú. -Lo besé cortamente, él lo hizo, me tomó de las piernas y me subió a la barra de desayuno, dió besos humedos en mi cuello y en mi mandíbula, lo sentía duro, y yo ya estaba lista.
-No querías esto en tu cuerpo, lo sé, pero te agradezco que te los hayas puesto por mi, es una de las pruebas de amor más grandes que me han dado en la vida, y todas las pruebas de amor que eh tenido han sido de tu parte. Te amo, te amo en verdad, más de lo que un día alguien va a amarte.
-Estoy con Alan ahora. -Mentí, pero si no lo hacía terminaría mal, cuando nos enojaramos me diría que terminé callendo en sus encantos y quedaría como una débil idiota.
-No es sierto. -Dejó de besar mi cuello y me miró a los ojos.
-Me ama, y creo que yo lo quiero a él también.
-No, tú me quieres a mi, me amas a mi. -Levantó un poco la voz, odiaba que me hablaran así, así que lo empujé, tomé mi vestido del suelo y me lo puse.
-No sé cómo me atreví a venir.
-Niñita, no te vayas. -Me tomó del antebrazo, lo miré, estaba mal, raro.
-Me tengo que ir.
-No tienes como irte, nisiquiera sabes dónde estamos.
-Averiguaré. -Salí de la cocina y de la casa, era torpe caminando, y más de noche, así que caí cerca de la carretera, me hice a un lado antes de que pasara un auto y me aplastara la cabeza. Me quejé, escuché como unas hojas crujían, alguien se acercaba.
-¿Quien es? -Pregunté y nadie contestó, estaba sola, comenzaba a tener miedo. -¿Que quiere? -Me levanté rápido, tomé un palo grande de un árbol como defensa. -¡No estoy sola, mi esposo vendrá en cualquier momento! -Le dije, alguien tocó mi hombro, volté y lo golpeé en la cabeza con el palo. -¡No me toque!
-¿Que le pasa? -Me preguntó y se quejó, era un joven, se tocó la cabeza, estaba un poco oscuro, pero pude ver la sangre en su mano.
-Que quiere? -Levanté el palo y lo golpearía otra vez, no era de mucha paciencia, me lo quitó y lo lanzó lejos.
-No te atrevas.
-¿Quien eres?
-La vi en la casa, su esposo la está buscando. -Caminó a un lugar con más luz, yo lo seguí, pero tomé otro palo para seguir defendiendome.
-No es mi esposo. -Le aclaré y volteó, era muy guapo, y era un poco más alto que yo, tenía sierto parecido con alguien, pero no sabía a quien.
-Si no es su esposo ¿porque tenían sexo? -Tenia cabello rubio, un poco de éste ya tenía sangre, también ojos verdes
-¿Nos vió? -Me sorprendí.
-Si, por equivocación.
-¿Quien es usted?
-El dueño de la casa.
-Él me dijo que la compró.
-Se la presté, me dijo que quería venir con una amiga para saber si la iban a comprar. -Reí un poco frustrada, el muy desgraciado dijo que era una amiga.
-¿Y como se llama usted?-Le pregunté.
-Disculpame por no presentarme, pero me recibiste con un palazo en la cabeza. -Rió un poco, yo hice lo mismo apenada, se quejó y se agarró la cabeza en el lugar que lo había golpeado. -Soy Ángel, Ángel Camarena. -Me tendió la mano, la junté con la mía.
-Soy ____ Robledo de Castro.
-¿Usted es a la que atropellaron en México?
-En la Ciudad de México, si, soy yo.
-Usted es una leyenda, aquí en el norte todos nos enteramos.
-Bueno, gracias. -Reí un poco, se quejó, quité la tela que tenía amarrada en la muñeca y me acerqué a él, la presioné un poco.
-Deberiamos ir a mi casa, para que me ayudes a curarme. -Reí alto.
-¿Es tu mejor idea para ligar?
-¿Funciono? -Preguntó y negué con la cabeza. -No, ya encerio, vamos a mi casa, tienes que ayudarme.
-No voy a casa de desconocidos.
-¿Que quieres saber de mí?
-¿Tú familia?
-Bueno, mi mamá está muerta, mi papá está en el narcotráfico, no tengo nisiquiera su apellido, solo el de mi mamá y por fortuna o por desgracia soy hijo único. No estoy casado, no tengo hijos.
-¿Cuántos años tienes?
-27.
-¿Donde vives?
-La gran casa que me pidió prestada tu amigo era de mi mamá, y la mía está cerca de la playa.
-Hoy hicieron una boda...
-Luis y Karen, la familia Rivera Leyva.
-¿Los conoces? -Pregunté entrañada.
-Me invitaron, pero no quise ir, no soy muy de fiestas.
-Bueno, el hermano de Karen es como mi hermano.
-¿Iván?
-No, Alan.
-Oh, vaya, ¿ahora sí ya tengo tu confianza?
-Pocas personas la tienen, pero vamos. -Sonreí y fuimos caminando, no quedaba muy lejos.
-Mi hogar es este, puedes oler la tranquilidad. -Me dejó entrar primero. Era una casa muy linda, me volté y lo miré, con más luz pude notar a quien se parecía; Alonso Villalpando, el mejor amigo de José Miguel, solo que en rubio, y más guapo.
-Es muy linda.
-Iré por el botiquín. -Fue a una habitación, me quedé ahí parada en ese lugar cerca de la puerta, no me gustaba entrar a casas que no fuera la mia sin permiso. Salió de aquel cuarto, tenía una botella de vino blanco en una mano y en otra un botiquín. -¿Te quedaste ahí? -Me preguntó y asentí, él rió un poco. -Vamos, entra. -Me alentó, él estaba ya en la sala de estar, yo fuí con él. Lo curé y él bebía de la botella. -¿No quieres? -Negué con la cabeza. -¿Por?
-No puedo.
-¿Eres alcohólica rehabilitada?
-No, estoy embarazada.
-¿De Alan?
-Si.
-¿Son pareja?
-Algo así.
-Solamente son cama.
-No. Me ama y yo lo quiero a él.
-Aja, ahí está. Él te ama y tú solo lo quieres.
-Es mi mejor amigo.
-¿Mejores amigos que se encaman? Yo quiero una amistad así. -Rió un poco y yo también.
-Apuesto que debes tener muchas mejores amigas. -Ahora rió más alto, yo hice lo mismo.
-Algunas, pero ninguna que le haya ganado a la muerte. -Bebió de la botella de vino, reí un poco, me causaba risa lo que me estaba insinuando.
-¿Eres amigo de José Miguel? Porque tienen las mismas técnicas para ligarse a alguien.
-No, lo conozco por mi primo, él es uno de sus mejores amigos.
-No me digas que Alonso Villalpando es tu primo.
-Si quieres no te lo digo, pero si. De hecho no debería decírtelo, pero estoy ebrio, demasiado.
-Lo eh notado. -Reí.
-No, no quería decirte eso, es que... -Me hizo una señal para que me acercara un poco más a él, lo hice. -Soy su hermano, mi mamá y su papá tuvieron...ya sabes, cosas.
-¿Tu mamá y la de Alonso son hermanas?
-Si, Villalpando primero fue novio de mi mamá, le prometió que se iban a casar, mamada y media. Pero después conoció a Columba, mi tía, y como ella tenía más senos, se fue con ella, se casaron y blah, blah, blah.
-¿Y dejó a tu mamá embarazada de ti?
-Exactito bonita. Mi mamá no le había dicho que soy su hijo, hasta que murió.
-¿Y lo que me dijiste de tu papá y el narcotráfico?
-Mi mamá tenía un mejor amigo, y él se hizo como mi papá, hasta le digo así, soy su hijo, para todos lo soy. Él está en ese negocio.
-¿Y tu en qué trabajas? -Cambié el tema.
-Soy actor.
-¿Y en que actúas?
-Películas... -Rió. -Bueno, solo lo hice tres veces.
-¿Cómo se llaman?
-No creo que la hayas visto.
-Talves si, no sabes de mis gustos cinematográficos.
-Sexo, fui actor de pornografía. -Abrí los ojos a más no poder.
-No, definitivamente no son de mis gustos cinematográficos. -Reí, él igual, su risa era contagiosa, sus dentadura estaba perfectamente alineada. Dejó de reír, miró mis ojos y después mis labios, relamió un poco los suyos, eran rosados y delgados pero te daban ganas de arrancarselos a besos. Se acercó a mi y... juntó nuestros labios, fuegos artificiales, hablando literalmente, seguro fue de la boda de Karen. Me separé de él después de unos pocos segundos. -No, estoy casada. -¿En verdad? ¿Fue lo primero que se te ocurrió Robledo de Castro?
-No veo tu anillo. -Se acercó de nuevo a mi, pero me levanté del sofá, me iría, pero se acercó a mi, me tomó de la cintura y me pegó a él.
-No, en verdad...
-Será nuestro secreto, tranquila. -Me besó cortamente varias veces, hasta que dió un beso largo y algo húmedo.
-No voy a hacerlo aquí en la puerta. -Le dije y rió, me tomó en brazos y me llevó a una habitación, era de colores oscuros, la ropa de cama era negra. Me dejó sobre la cama y quitó su ropa, lo detuve. -Así no, ven. -Le señalé a que se acercara, sonrió y así lo hizo, lo besé, nos besamos mientras nos quitabamos la ropa, no seré explicita, lo hicimos, vaya, dos veces en la misma noche, era muy, muy bueno en esto, dicen que los actores lo son, ¿No?.
-Creo que vencer a la muerte te enseñó a moverte bien, nunca había estado con alguien así. -Tranquilizaba su respiración, yo reí un poco.
-¿Como que alguien así?
-Así, tan... ¿soy vulgar? -Reí y asentí
-Porfabor.
-Tan cogible, tan rica, tan caliente. -Reí aún más, él lo hizo también.
-Nunca había estado con un actor pornográfico.
-Ni yo con una mujer embarazada. -Besó la comistura de mis labios.
-Voy a ducharme, debo irme. Alan debe estar buscándome como loco.
-¿Te llevo?
-No, queda cerca la fiesta.

Mi Canela |J.C|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora