XI

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____ Robledo de Castro…
-¿Que pasa? ¿Dónde estabas?
-Me puse la ropa, perdón.
-Tengo miedo. —Confesé y me quejé, dolía, era una contracción.
-Todo va a estar bien, estoy contigo. —Me tomó de la mano izquierda, mi ginecólogo ya había entrado a la sala de parto, ni siquiera era un quirófano, había una mujer a un lado mío que ya había nacido su bebé, habia llorado, y yo ya quería escuchar a la mía. El doctor me revisó.
-Está lista, cuando sienta la siguiente contracción puje, no debe gritar necesariamente, pero es su decisión si quiere hacerlo. —Me señaló y esperé la siguiente comtraccion para pujar, grité al final, tomé aire y volví a hacerlo, esto de parir no era fácil.
-Más fuerte, tu puedes —Me animó el doctor. Lo hice. Pasaron más de 40 minutos. -Ya está saliendo, puja más, con la cabeza afuera yo haré lo demás.  —Me indicó y lo hice. Pujé hasta que no pude más, y escuché el llanto, el llanto más bonito que pude escuchar en la vida. -Lo hiciste muy bien. Ahora te toca cortar el cordón umbilical. —Le dijo al hombre que estaba junto a mi, lo hizo y después el doctor me la entregó, la puso en mi pecho. Reí imcredula al sentirla junto a mi, acaricié su bello rostro, era hermosa, la bebé más bonita de todas.
-Hola mi amor, soy tu mamá. —Le dije y besé su cabecita, les confieso que ya había lágrimas en mis ojos.
-Nuestra hija.
-Gracias por estar aquí.
-Soy el padre, es mi deber. —Besó mi mejilla y la de la bebé también.
-Te amo.
-Te amo. —Dijimos al mismo tiempo. Me llevaron a una habitación unos minutos después, llevaron a la bebé a los cuneros para hacerle revisiones y todo lo necesario, a mi me dejaron descansar, estaba muy cansada en verdad, también tenía hambre, pero fue más grande mi cansansio que mi hambre, me dormí enseguida de que me llevaron.
José Miguel Canela…
-No pude estar con ella. —Le dije a Rebeca, se había convertido en mi mejor amiga.
-¿Porque?
-No la merezco, le hice mucho daño, le haré daño a la niña.
-Es tu hija, ¿como le vas a hacer daño?
-Yo… no quiero que sepa el daño que le hice a su mamá, no quiero que nos escuche discutir, prefiero que su papá sea Alan, un hombre amoroso, que ama demasiado a ____, que le va a decir que la quiso como era, no como yo que la hice cambiar.
-Apuesto que serías un buen padre.
-Sería el peor padre, los niños no me quieren.
-Si son tus hijos si, ningún niño odia a su padre. —Me dijo bebiendo de su Coca-Cola Zero.
-Talves tu hijo te odie. —Reí un poco, ella volteó los ojos.
-Este bebé me ama, ¿verdad cariño? ¿Quien ama a mamá? —Le preguntó con una voz graciosa a su pequeño bebé que rió. -Eres hermoso mi niño.
-Gracias, tu no estas tan mal. —Bromee un poco, sabía que se lo decía a su bebé.
-Quisieras que fuera para ti, se lo decía a Matías. —Se llamaba igual que su ahora esposo, se conocieron en el trabajo, que gracias a mi consiguió.
-Será mejor que me aleje, la amo, y merece algo mejor que yo.
-Es tu decisión.
Alan Leyva Navarro…
-¡Hola! Ya ví a la niña. —Me saludó Karen, mi hermana.
-Es hermosa.
-Es idéntica a mamá. —Sonreí al recordarla.
-Es mi hija.
-Y tiene el lunar de mamá y de ti.
-Pueden pasar con la señora. —Nos dijo el doctor, sólo yo fuí, Karen tuvo que regresar a casa por unas cosas del trabajo.
-Hola
-Hola amor. —Me saludó y besé su frente.
-¿Como te sientes?
-Mejor, aún me duele un poco, pero no me quejo. ¿Como saliste?
-Por la puerta. —Bromee. -Le dije al director del lugar que mi hija iba a nacer, me dió la autorización de inmediato.
-Me alegra que estés aquí. ¿Y Jos? —Me preguntó con una sonrisa, no sabía que decirle, si la verdad, o las mentiras que me dijo.
-Se fue. —Le dije y la sonrisa se borró de su rostro.
-Oh, bueno… creí que sus mentiras durarían más esta vez. —Rió y jugó con el tubo que iba de la vena a el suero.
-____ no es culpa tuya.
-Lo sé, es el bebé, seguro se enteró de que no es suyo y su maldito orgullo lo dominó, y lo entiendo, yo haría lo mismo.
-Dijo que no quería estar presente en el parto de un bebé que ni siquiera era suyo. —¿Ese comentario era bueno o malo?
_____ Robledo de Castro…
-Está bien, lo entiendo. —En realidad no lo entendía, decía que me quería y que la bebé era suya, si ya sabía que no era suya ¿porqué mentir? ¿Para ilusionarme otra vez? Pues si le salió el chiste.
-Miren quien llegó —Dijo mi mamá con la niña en los brazos, también venia una enfermera con ella.
-Señora, ¿como se siente?
-Bien. Mira esta preciosura. —Le dije a mi hija, mi mamá me la entregó, era la bebé más linda. -Hola mi amor, soy tu mamá.
-Y yo soy tu papá. —Dijo Alan y se acercó aún más, como para que la bebé lo viera.
-Alimente a su hija y enseguida dormirá, en cuanto eso suceda me llama. Permiso. —Dijo la enfermera y se fue.
-¿Cómo que el papá? ¿Me explican? —Nos dijo mi mamá cruzada de brazos mirándonos enojada.
-Señora… —Comenzaría a hablar Alan, pero yo lo interrumpí.
-Mamá, ahora no. Quiero estar con mi hija, darle de comer, besarla, verla dormir.
-¿Es el papá?
-Creo que si. —Le respondí y comencé a darle de comer, Alan ya me había visto los pechos, y mi mamá tenía lo mismo que yo, así que no había de que cuidarse.
-Soy el papá, estoy seguro. —Me miró a los ojos y vió a la bebé, sonrió.
-¿Ya no estás con Jos?
-José y yo… no quiso ver a la niña, supuso que no era suyo, creyó que era una fácil y… yo no lo voy a soportar, si vuelve no lo voy a perdonar. —¿Quien dijo que va a volver? Talves ya no me quiere volver a ver, talves se dió cuenta de que Violeta podría ser hija de Alan porque pelearon y él se lo dijo. -¿Tu le dijiste que Violeta es tu hija? —Le pregunté a Alan.
-No… discutimos y me dijo que ya sabía que Violeta era mi hija, que no le quisiéramos ver la cara.
-Llámalo y dame el teléfono. —Le pedí a mi mamá.
-Hija… —Reprochó ella.
-Mamá, porfabor. —Suspiró resignada y sacó su teléfono, buscó seguramente el contacto de  José, se lo puso en el oído.
-No contesta.
-Vuelvelo a llamar porfabor. —Mi mamá lo hizo otras dos veces hasta que contestó, mi mamá me dió el teléfono.
-¿Hola? —Me contestó una voz femenina, me extrañé.
-¿José Miguel?
-No, él está en la ducha —Rió un poco. -¿Quien habla?
-¿Tu quien eres?
-Oh, soy Rebeca, Rebe —Me zumbaron los oídos, la bebé dejó de comer y comenzó a llorar, y lágrimas caían de mis mejillas. Recordé como la ví en mi casa, en mi sillón teniendo sexo con Jos, recordar como se aferraba a su espalda y como gemía cuando Jos estaba dentro de ella. Dejé el teléfono a un lado y arrullé a la bebé.
-Ya mi amor.
-Amor, ¿que pasa? —Me preguntó Alan
-La bebé está llorando, es lo único que pasa. —Dije y mi mamá me la pidió, se la dí, comenzó a pegarle un poco en la esos con palmaditas.
-Debe sacar gases.
-¿Hola? ¿Sigues ahí?
-¿Quien es? —Pude escuchar la voz de José Miguel. Tomé el teléfono enseguida.
-No sé, lo tienes como "Carmen". Contesté, pero nadie dijo quien era.
-¿Hola? ¿Señora Robledo de Castro? ¿Está ahí?
-¿Me amas? ¿Así decías amarme? Vaya tonta que fuí al creer que me amabas desde la primaria y que hiciste cosa y media por mi, no vales nada, eres un mentiroso y traicionero, espero que ella te dé lo que yo quise darte con tanto amor, talves ella si le agrade a toda tu maldita familia. No me busques, no me llames, y Violeta no será ni siquiera tu hija legalmente, Alan será el padre en todo sentido, porque tuviste razón de irte, María no es tu hija, y nunca lo va a ser, me iré lejos y nunca sabrás ni siquiera si sigo viva o no. Pero gracias por traerme al hospital, y gracias por ayudarme a descubrir que tú NO eres el amor de mi vida. —Colgué sin siquiera dejar que hablara. Suspiré cansada y le dí el teléfono a mi mamá. -Gracias.
-¿Seré el padre? —Me preguntó Alan con sus ojos aguados, quería llorar.
-Nadie mejor que tú para serlo. —Le sonreí y me abrazó tan fuerte que dejé caer las lágrimas de tristeza que llevaba por dentro desde hace tiempo.
-Seremos la más bella familia de todas. Le enviaré el divorcio a José Miguel, si tu quieres, claro. —Me dijo en el abrazo, me aferré a él, era el hombre más importantes de mi vida, y pensar que casi se mata hace un tiempo me daba terror.
-No te quiero perder nunca.
-No me vas a perder, yo estaré siempre para ti y para nuestra hija, solo… debo salir de ese centro de rehabilitación.
-Yo confío en ti, yo sé que ya estás rehabilitado, que ya no necesitas estar ahí, yo sé que esa pequeña personita fue la medicina que te curó, yo sé que no le vas a fallar, no me vas a fallar. —Le dije ya separados pero seguía tomando su mano.
-No me dijiste si quieres que le envíe el divorcio.
-Si, y sé que lo va a firmar porque ya no le importo, y que bueno, en verdad.
-¡Hola! —Saludaron felices mis hermanos, llevaban una canasta de frutas, una caja de chocolates y unos globos que decían "Es niño" azules.
-¿"Es niño"? —Preguntó mi mamá
-No tenían de "Es niña" en color azul, sólo rosa —Volteó los ojos Marián dando la respuesta, todos me dieron un beso en la mejilla, a Alan y a mi mamá también para saludar, excepto Sergio y Alan, mi hermano le dijo "felicidades", él le agradeció.
-Vamos a conocer a la nueva integrante de la familia Robledo de Castro. —Dijo mi hermana Lau (Laura) y los tres vieron a la niña, mi mamá me la devolvió.
-Oh por dios, es bellísima. —Dijo Marián.
-Que preciosa. —Dijo mi hermano.
-Es toda una Robledo de Castro. —Dijo Lau.
-Navarro, porfabor.
-Bueno, ya, ¿es "Navarro" o "Canela"? —Y era el momento que todo México esperaba. La pregunta del millón, la hora de la verdad.
-María Violeta Navarro Robledo de Castro.. —Respondí segura y besé su mejilla, ya dormía tranquila.
-Una foto, ¿no? —Preguntó mi mamá, mi hermano sacó su teléfono y salíamos todos, era una selfie, Alan estaba junto a mi, y del otro lado mi mamá y hermanos, estaba mi familia, y mi papá seguro estaba haciendo una fiesta por el nacimiento de su primer nieto desde donde esté. Sin duda la bebé habia llegado para bien.
Dos meses después…

¡Hola! ¿como estan?
Me pone muy feliz que leean la historia. 
¡¡LES AMO CON TODO ESTO QUE LA GENTE LLAMA CORAZÓN!!

FELIZ NAVIDAD GENTE!!! 🎄🎄🎄

Mi Canela |J.C|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora