XVI

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10 horas después…
-Buenos días. —Saludé a Jos que estaba junto a mi, pero él no estaba en la cama. -¿Jos? —Pregunté, lo busqué en la habitación y en el baño, no estaba. Me puse mis bragas y tomé una playera suya, lo busqué saliendo de la habitación, estaba en la cocina. -Hola. —Suspiré aliviada.
-Buenos días, niñita. —Me saludó, me acerqué a él y lo besé cortamente.
-¿Que haces?
-El desayuno, ¿me ayudas? —Me preguntó y reí, era mala cocinando.
-Soy mala en la cocina.
-Yo te enseño, ven. —Me pidió y accedí, me acerqué a él para mirar que hacía. -Dame dos huevos y la harina de ese estante. —Me señaló y lo hice, "harina para 'hot cakes', listos en minutos".
-¿Esta? —Le mostré la harina, asintió, se la dí.
-Bien, ahora la leche, está en el refrigerador. —Me dijo y besó mi mejilla.
-¿Almendra o Entera?
-Esa es tu elección.
-¿Puedo romper la dieta? —Pregunté con una risa, asintió. Tomé la "leche entera", hablando de leche, debía llamar a mi mamá para saber cómo estaba la niña, si había estado tranquila en mi ausencia. -Volveré, debo llamar a mi madre.
-De eso quería hablar. —Dejó de cortar las fresas y me miró atento.
-Dime. —Lo alenté a que continuara.
-Quiero que vuelvas, quiero despertar contigo a mi lado, quiero darte las buenas noches estando en la misma cama antes de dormir y los buenos días en la mañana. Quiero ver crecer a mi hija, quiero que me reconozca como padre, quiero poder dormirla, quiero poder ir a la habitación de alado y verla dormir tranquila, quiero que estén conmigo, en esta que es tu casa. —Habló sereno y tomó mis manos.
-Jos, este lugar me trae malos recuerdos, aquí peleamos muchas veces, aquí te ví teniendo sexo con tu amante, aquí lloré la primera noche de casados, aquí fuimos infelices.
-Bueno… vamos a Mazatlán, ¿recuerdas la casa que te mostré? —¿Como olvidarla? Si tuve sexo con el dueño. Sólo asentí. -Bueno…la compré para ti, es tuya mi amor, y no importa si no quieres estar conmigo y llevar a alguien más a vivir contigo a esa casa, es tuya y… —Lo callé con un profundo beso.
-¿Como no voy a querer estar contigo? Si eres el amor de mi vida, te amo. —Sonrió y sus ojos brillaban, pero ese brillo que sólo él podía tener.
-Te amo niñita, claro que te amo.
-¿Con cuantas mujeres estuviste antes de mi? —Rió y volteó los ojos, sé que él pensaba que era una tontería, pero quería saberlo.
-No sé… ¿cuatro?
-Yo no sé, por eso te estoy preguntando. (Es algo que nos preguntamos todas cuando llega el amor de nuestra vida, no lo nieguen.)
-Si, creo que cuatro… ¿quieres los nombres? —Negué con la cabeza, lo besé.
-¿Y tú?
-Fuiste el primero, lo sabes.
-No, digo, ¿Y tu porqué estas tan preciosa? —Besó mis labios y no pude evitar sonreír durante el beso. Total, cocinamos juntos, y fuimos a nuestros respectivos trabajos. Días y más días. José y yo fuimos a una terapia, ambos nos enteramos de cosas que no creímos, como de su "heteroflexibilidad" y de mi engaño con otro hombre además de Alan y Bryan. También de los celos que le tiene a Freddy y de que Rebeca era ahora como su mejor amiga. Nos pedimos perdón, lloramos y sonreímos por todo lo que pasó. Hablamos de nuestros miedos y nuestras inseguridades. Incluso hablamos de recuerdos del preescolar que no tenían nada que ver el uno con el otro, pero fue lindo que me dijera uno de los primeros recuerdos de su vida. Semanas después fuimos a ver la casa de Mazatlán (otra vez)
-Ésta sería nuestra habitación, la de alado la de la bebé y hay dos más para los hijos que faltan. —Me tomó de la cintura por la espalda, colocó su cabeza en mi hombro. Sonreí.
-Es una habitación bonita. —Le dije para verlo de frente.
-¿Si te gusta?
-Si. Mamá se llevó a la niña para ver la playa. —Lo besé apasionante. Me pegó más a él por la cintura, mordí su labio inferior y gruñó un poco, no pude evitar reír.
-¿Quieres hacerlo?
-Bueno, es nuestra habitación, y estamos solos, podemos medir la habitación si quieres. —Dije en tono de burla, él rió.
-Es buena idea. —Me siguió la broma.
-Oh, vaya. Creo que la pared mide unos 5 metros de largo, ¿no? —Le pregunté.
-No sé, tu eres la arquitecta, no yo.
-Yo hago planos, no mido cada centímetro cuadrado de las casas. —Le aclaré.
-Oh, bueno, ya aprendí algo de tu trabajo que no sabía.
-Si…
-La casa tiene piscina, para que nademos juntos y así. —Me dijo coqueto.
-¿Vas a traer a tu gato a vivir con nosotros?
-No, Bryan ya lo quiere como un hijo, y él también quiere a Bryan como un papá.
-¿Que piensas traer del departamento? —Ambos estábamos de acuerdo con que vinieramos a vivir a Mazatlán, Jos ya sacó de la quiebra al bufet, y renunció como presidente. Y yo pedí un cambio del proyecto en Oaxaca a tomar uno aquí, pero fue imposible, así que Alan se iría a Oaxaca con la abogada de la constructora; Estrella Zambrano y yo tomaría el de aquí en Sinaloa.
-Unas pocas cosas, cuadros, mis cosas, ¿los muebles los traigo?
-Si, están casi nuevos. Quiero… quiero vender ese departamento. —Le dije un poco dudosa, no quería herir sus sentimientos, amaba el hecho de que haya comprado ese departamento para mi, pero no amo la mayoría de los recuerdos que tengo ahí.
-¿Lo quieres en verdad? —Me preguntó y asentí. -Bueno, es tuyo, has lo que tú quieras.
-No quiero que te enojes si lo hago.
-No, es tuyo, y si tu quieres hasta quemarlo, hazlo.
-Cariño, te amo, y amo el hecho de compraras ese lugar para mi, pero tengo malos recuerdos ahí.
-¿Recuerdas lo que nos dijo el terapeuta? Tienes que aceptar y superar lo que pasó, yo ya lo hice amor, estamos juntos ahora, con nuestra hija, somos una familia.
-José, soy débil, no soy fuerte como tú, no puedo hacerlo, no puedo. —Me volteé, no quería que me viera llorar, y ya lo estaba haciendo.
-¿Que yo soy fuerte? Amor, ¿sabes cuantas noches le lloré a tu retrato? ¿sabes cuantas veces me alcoholice tratando de olvidarte? Eso no es de fuertes. —Me volteó para que lo viera. Él también estaba llorando, me abrazó y yo lo hice más fuerte con él.
-Perdón, perdón, perdón. —Le pedí, por todo lo que le hice, por atrasar que estuviéramos juntos, por engañarlo, por hacerle pasar el trago amargo de la prueba de paternidad, si le hubiera sido fiel no habría habido necesidad de la prueba.
-Perdoname tú a mí, soy un idiota, perdóname por engañarte, por no decirte que te amo desde el principio, pero no quería ser lastimado, no quería tu rechazo. —Lo abracé más fuerte al recordar como un día antes de casarnos se fue a su "despedida de soltero" y sus amigos se burlaron de mi diciéndome que no me quería, que se casaba conmigo por dinero, y talves si, pero yo lo quería, y no me importó que no me quisiera.
Flash back…
-¿Hola? —Era una llamada de un número telefónico desconocido.
-Eres una tontita si crees que nuestro bro se va a casar contigo porque te quiere.
-¿Quien… quien habla? —Le pregunté con miedo, lo tenía, mucho.
-Hasta crees que te voy a decir mi nombre, pero sabes que Jos no te quiere, se va a casar contigo por el dinero de su abuelo.
-Si es una broma, no es gracioso.
-Quisieras que esto fuera una broma, mi parcero hasta te va a poner una bolsa en la cabeza cuando te haga "el favorsito" para no verte. —Sollosé. —Y no llores. Si no te gusta como te coge Jos, yo te puedo coger, también voy a ponerte una bolsa en la cabeza. —Rió junto con otra persona, colgué y lloré en la cocina, estaba en mi "despedida de soltera" con mi mamá, mis hermanas y conocidas.
Fin flash back…
—Sollosé y Jos se separó de mi abrazo.
-¡Hey! No quiero que llores, no quiero que vuelvan a salir lágrimas de esos ojos por tristezas, sólo por alegrías, por eso quiero pedirte algo. —Besó mi frente y nos separamos aún más, limpié mis lágrimas y él las suyas, rió un poco, yo hice lo mismo, el solo hecho de verlo feliz me hacía estar feliz a mi también.
-¿Que pasa? —Suspiró y miró a la ventana, me señaló con la cabeza que lo siguiera, fuimos a la gran ventana, era una puerta mejor dicho, era grande y había unas escaleras que daban para el patio trasero, ese daba para la playa. Bajamos las escaleras y fuimos a la playa, quité mis zapatos deportivos y mis calcetines, Jos hizo lo mismo, nos gustaba sentir la arena entre los dedos de nuestros pies. Me tomó de la mano y fuimos a un castillo de arena.
-Cuando me reencontré con mi papá, él me dijo que te diera lo que mereces, me dijo que te dijera lo mucho que te amo, me dijo que fuera sincero contigo. Y este, princesa, es el castillo que te dí hace tres años, este es un falso castillo, uno que el agua puede destruir con facilidad. Y este —Me señaló la casa que compró… nuestra casa. -Este es tu verdadero castillo, aquí quiero hacerte feliz como no lo hice en nuestro noviazgo. Y quiero… quiero pedirte si tu… si tu quieres… ir a un concierto conmigo. —Sacó los boletos de su bolsillo trasero, era para un festival de música electrónica, a mi me encanta, pero a él no mucho, él hubiera preferido ir a un "vive latino", lo conozco. Asentí y besé sus labios cortamente.
-Espera, no es toda la sorpresa… es en Amsterdam. —Me sorprendí, él ya había ido, pero yo no, aún no.
-Pero… la bebé, y el trabajo…
-Es en tres semanas, tus hermanos harán tu trabajo, y llevaremos al bebé y a su Nana oficial.
-Osea mi mamá. —A ella la llamamos "la nana oficial de Violeta" aunque Jos prefería llamarla María.
-Exacto, sólo debo cancelar mis terapias por unos días y todo listo. ¿Aceptas ir? —Me preguntó y asentí, volví a besarlo.
-Te amo, te amo.
-Yo también te amo mi niñita. —Me abrazó. Destruimos el castillo de arena, era como "cerrar un ciclo" significaba que todo lo malo estaba destruido. 23 días exactos y el concierto fue fenomenal, y la compañía aún más, en Amsterdam, consumir marihuana era legal, y lo hicimos, sólo para el concierto. Nos besabamos y reíamos mucho, me gustaba hacer este tipo de cosas, como si fueramos novios, y talves estaba bien, ser novios por siempre, así la chispa no terminaría nunca.
-Ahí venden comida, vamos. —Le pedí e hice que me siguiera ya que lo tomé del brazo. Moría del hambre.
-¿Crees que vendan cerveza? Quiero una. —Me dijo Jos y puse de puntillas para ver a través de tanta gente, él rió un poco.
-¿Que?
-Eres graciosa.
-Oh, bueno, gracias por decírmelo. —Le dije sonriente, seguía de puntillas, deje de hacerlo cuando encontré lo que buscaba. -Si. —Respondí su pregunta.
-¿Eh? —Preguntó y ahora yo reí.
-Ahora tu eres el gracioso. Hablo de la cerveza, si hay.
-¿Como sabes?
-Las ví hace unos segundos, están en el refrigerador azul.
-Oh, vaya, "Corona"
-Llega a todo el mundo. —Le dije y recibió un mensaje, miró su teléfono y lo guardó, fruncí el ceño.
-¿Quien era?
-Nadie. —Levanté una de mis cejas.
-Si no es nadie dime.
-Mi terapeuta, tengo que ir a verlo cuando llegue. —Abrí mis ojos, según recuerdo Ángel Camarena era su terapeuta.
-¿Y como se llama tu terapeuta?
-Ángel, Ángel Camarena, es primo de Alonso.
-Oh, vaya.
-¿Que pasa? Se te fue el color de la cara. —Soltó una risita.
-No, nada, debe ser el hambre. —Yo igual reí.
-Oh, vaya. Unos compatriotas. —Dijo una persona detrás de nosotros en español, volteamos.
-Hola, un gusto. José Miguel —Se presentó Jos, le dió la mano a ambos, a la mujer le dió un beso en la mejilla.
-Soy Cielo, él es un amigo, Juan Pablo.
-Soy _____. Son Mexicanos por lo que veo. —Llevaban la playera de la selección mexicana, y yo también, además de mi bandera de México.
-Asi es, somos de Jalisco.
-Eh ido ahí, es muy bonito, sobre todo la playa. —Lo miré sonriente, yo también había ido, pero con mi hermana mayor.
-Es precioso. —Agregué. Comimos juntos, bebimos un poco y paseamos, se hospedaban en el mismo hotel que nosotros. Mi mamá y la bebé en una habitación y Jos y yo en otra, quería que me dejara a la bebé, pero ella insistió. Quité mi maquillaje mientras Jos se daba una ducha. Cambiaría mi ropa por mi pijama, fuí a mi maleta, no estaba.
-¡Jos, mi pijama! —Le grité.
-No sé, ¿no está hasta abajo? —Busqué y busqué, pero en su lugar había una nota: "No necesitas una pijama mientras duermas con el amor de tu vida, besos, mamá" —Reí, junto a la nota había una pijama… ¿como llamarla? ¿Atrevida? Creo que si, esa es la palabra, había otra nota. "-Talves necesites esto, quiero otro primito para mi hijo, no te cuides, tu hermana favorita ;)" —Reí, era de Marián, estaba segura, es la única que tiene un bebé. Bien, voy a hacerlo. Quité mi ropa (toda mi ropa). Entré con cuidado al baño para no hacer ruido y sorprender a Jos, y lo hice, en cuanto entre lo abracé por detrás, asustado volteó a verme.
-¿Te asusté? —Le pregunté con una risita.
-¿Como va a asustarme verte mi amor? —Me besó salvajemente y yo lo hice con él, jugaba con su cabello mojado y abría de vez en cuando los ojos, me encantaba ver cómo los cerraba al besarme, significaba que disfrutaba besarme.  Me pegó más a él tomándome de la cintura con ambas manos, bajó sus besos a mi mandíbula y a mi cuello, enredé mis piernas en sus caderas y pude sentir su miembro en mi entrada. Jos entró desesperado, se sentía, cambió sus manos de mi cintura a mis muslos para tomarme mejor, entraba y salía, se sentía tan bien. Él jadeaba en mi oído y yo gemía con la cabeza un poco tirada para atrás.
-Te amo… Dios, que bien se siente. —Me dijo y me puso contra la pared, empujó más y por lo tanto gemí más fuerte.
-Quiero ir a París. —Le pedí, no podía decirme que no en esto.
-Te llevaré si haces algo por mi. —Dejo de moverse, asentí. -Quiero otro hijo. —Me sorprendí pero asentí y lo besé de nuevo apasionante.
-¿Si? —Me preguntó sorprendido
-Si mi amor.
-Bueno, entonces mañana mismo nos vamos a París, y a Italia, y a Disneylandia si quieres. —Asentí y lo besé, podía sentir que sonreía, estaba feliz, y yo también, toda la noche hasta las 3 de la mañana terminó nuestra fiesta.
-Yo… eres… fue, wow. —Dijo Jos y me pegó a él, nos quedamos así un rato. -¿Y tu pijama?
-Mi mamá me dijo que no necesito pijama cuando duermo con el amor de mi vida. —Rió un poco, yo también. Sentí por encima de la sabana su miembro. -Me encanta, en verdad. —Solté sin pensar y Jos rió más fuerte, besó mi cabeza.
-A mi me encantas tú, completa de pies a cabeza.
-Mi hermana me dijo que tenga otro hijo.
-Me lo prometiste, tendremos otro.
-Lo sé, pero, ¿no es muy pronto? Violeta tiene apenas medio año, esperemos un año o dos, ¿si?
-Te llevaré a París mañana si… firmas un contrato.
-¿Que va a decir el contrato?
-Que te comprometes a que tengamos otro hijo.
-¿En cuanto tiempo?
-Menos de cinco, no, tres años.
-¿Y si no cumplo?
-Tengo un hijo con otra. —Me levanté y lo miré, si las miradas mataran, él ya estaría muerto. Rió un poco. -Es broma cariño. Si no cumples vamos a casarnos. —Ya habíamos hablado del tema, y sinceramente yo no me quería volver a casar, pero él si.
-Está bien. —Me tendió la mano, la junté con la mía. Volví a acostarme, nos dormimos hasta las 10 de la mañana que alguien tocó la puerta, seguro era mi mamá. Ambos nos vestimos, José se hizo el dormido, yo abrí la puerta.
-Hola ma'.
-Buenos días…wow, fue una gran noche. —Dijo y Jos soltó una risa, según "dormido", pero después se fregó los ojos como despertando.
-Buenos días señora.
-Buenos días hijo. Voy a llevar a esta muñeca a la plaza, ¿quieren ir? —Nos preguntó, asentí y miré a Jos, tan guapo acostado en la cama.
-Este… nos bañamos y vamos.
-No, tranquilos, iré a comprar unas cosas para Marian y Sergio, tus hermanos me las pidieron. Tienen una hora para darle un hermanito a esta hermosura…digo, para bañarse. —Abrió la puerta y salió. Reí ante su comentario.
-Te amo. —Suspiró Jos después de decirlo.
-Yo te amo a ti mi Canela, pero debemos bañarnos.
-Vamos entonces. —Jos se levantó, quitó su ropa y dejó la puerta del baño abierta, entraría al baño, pero comenzó a dolerme el pecho, como unas punzadas. -¿Amor? —Preguntó Jos y salió desnudo, yo estaba en el piso por el dolor, en verdad no lo soportaba, intentaba tomar aire, pero no podía.
-Cariño, ¿que pasa? —Se arrodilló junto a mi y me tomó del brazo, intentó levantarme, pero no pudo. Lloré sin razón, sólo sucedió, igual que cuando mi padre murió. -¿Es una broma? Si es una broma no es gracioso Robledo de Castro. —Lo abracé como pude y lloré, él lo hizo conmigo. -Amor, ¿por qué lloras? ¿que pasa? No te entiendo. —Acarció mi pelo.
-Llama a mis hermanos, pregúntales si están bien. —Le pedí y me separé de él. Llamé a Alan, quería saber si estaba bien. Cinco llamadas y tres buzones de voz, tenía miedo. -¡Mierda! ¡¿por qué no contesta?! —Grité.
-Tus hermanos están bien. ¿que pasó?
-Alan no contesta, ¿porqué no contesta? —Llamé a Karen, seguro estaba con ella.
-¿Ya lo sabes? —Habló una voz masculina, revisé la pantalla para ver si era el contacto correcto.
-Eres… ¿Karen?
-Soy su novio. Eres _____, la amiga de Alan.
-¿Él está ahí?
-Alan está muerto…

¡Chan, Chan, Chan!
Alan bebé, ¿muerto? ¿Será verdad? ¿Será mentira? ¿Como murió? ¿por qué? ¿Alguien lo mató?

¡¡LES AMO CON ESTO QUE TODA LA GENTE LLAMA CORAZÓN!!

Mi Canela |J.C|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora