08|Una Carta Perdida

42 3 0
                                    

Leah–exclamó Sebastián entrando al cuarto de grabación.

Al notar que no contestó miró el pizarrón donde como supuso Leah le había escrito que salió a comprar unas cosas para las cámaras. La conocía tan bien que sabía donde dejaba sus notitas.

Se encogió de hombros y empezó a preparar todo para grabar su nuevo vídeo. Al mirar sobre él escritorio notó que él cofre de Leah estaba abierto sobre su escritorio. Era muy raro que Leah dejará ese cofre abierto por cualquier sitio, literalmente ella se comía a alguien si se acercaba a ese cofre.

Se acerco para cerrarlo, pero vio un sobre en el fondo del cofre que decía su nombre. Con mucha curiosidad lo cogió aunque muy en su mente él quería pensar que como decía su nombre tenía todo el derecho de leerla. Abrió el sobre y comenzó a leer.

Mi Sebastián:

Siento que de alguna manera que hay cosas que viven dentro de uno, muy dentro, tanto que solo están en nuestra memoria. Tenemos muchos recuerdos desde que nacemos hasta él lo que llamamos presente. Claro unos más vivos que otros, pero al final son memorias o recuerdos.

Uno nunca elige los recuerdos, los recuerdos lo eligen a uno.

Lo que recuerdo hoy, quizás no sea tan importante para recordarlo mañana o en otro momento, así que mi memoria guarda y desecha lo que ella quiere. El recordarte o extrañarte es cosa de mí memoria. Yo no decido como recordar simplemente lo hago.

Creo que eso es lo mas maravilloso de todo.

Todo me puede traer recuerdos: tu perfume, tu sonrisa, tu batido favorito o simplemente que digas algo estúpido cuando no sepas que decir. El tiempo no es ayuda para la memoria.

Ni siquiera puedo pensar en que el tiempo lo cura todo cuando mientras más pasa más recuerdo y mas duele mí herida abierta que aún no cicatriza.

Sí estoy enamorada y la hora de decir adiós duele como a nada en el mundo. Aunque extrañe todo no puedo dar atrás al tiempo. Lo hice, me fui y ya no puedo volver. No porque no pueda volver sino porque no creo que sea lo mejor volver.

Me siento bien conmigo porque sé que te hice bien a ti. Ódiame, despreciame haz lo que quieras, pero no soy capaz de volver. Se que muy dentro de todo te hago daño, pero a la vez te hago un favor, un enorme favor.

Jamás he dicho que no te amo. Es más decirlo sería una cobardía. Te Amo con cada centímetro de mí piel y alma. Te Amo como a nada en el mundo. Te Amo CON EL CORAZÓN como siempre lo haré. Siempre Te Amé.

Con Amor,
Tu ex-novia imbécil Leah.

Su boca casi cayó al suelo al leer todo lo que había escrito. Leah había escrito una carta para él. Para él. Se sentó en el escritorio de Leah. Miró bien la carta que se encontraba bastante estrujada. Miró la carta por minutos como si fuera a darle la respuesta de ¿Cuando la había escrito?

Muy dentro de su ser le dio por rebuscar más en el cofre de Leah. Entonces vio una fotos, unas fotos de él y ella que jamás había visto. Ni siquiera sabía que existían.

Por otro lado Leah lo estaba mirando desde la puerta. Se le habían olvidado los números de la pieza que necesitaba y había vuelto. Lo miró detenidamente sabiendo que tendría que decirle y contarle todo.

Fue la primera que escribí y que se supone que recibieras cuando me fui, pero vamos la chica de oro no podía desaparecer y dejarle a su amado semejante carta, aún me quedaba algo de orgullo–le dijo Leah.

Entonces Sebastián alzo las fotos esperando a que Leah le contestará algo.

Ryan sabía que me iba a escapar como desde un mes antes de irme así que tomó esas fotos y me las regaló cuando nos escapamos–se encogió de hombros.

Quiero saber más Leah. Quiero saber como fue que te diste de cuenta que estabas embarazada–pidió Sebastián.

¿Recuerdas el día que te dije que iría a casa de Ryan a ayudarlo?......

*flashback*

Le di golpes a la puerta desesperada hasta que Ryan saliera y sí, lo sé, soy demasiado salvaje.

Bien. ¿Dónde está el niño–le pregunté a Ryan.

Max–gritó– A llegado Leah.

En ese momento me empezó a dar vueltas la cabeza, me sentía tan mareada que agarré mi cabeza entre mis manos. Entonces me empezó a dar náuseas.

El baño ¿Dónde está?–pregunté.

Ryan señaló y yo corrí hacía donde señalaba. Voté tanto que me pareció ver la cena de como cuatro días atrás. Al salir del baño me encontré con un Ryan de ceño fruncido.

A ver Leah, ¿Usaste protección cuando estuviste con Sebastián?–preguntó.

No me acuerdo–respondí– Además no inventes cosas que no son debe ser que me va dar un virus o algo así.

Sí claro, un virus que te durará nueve meses–exclamó Ryan.

¡Que exagerado!

Leah, mejor vamos a ir a la farmacia ahora–dijo Ryan.

*fin flashback*

Entonces fuimos me hice la prueba y salió positiva–contó Leah.

Leah si pudieras darle atrás al tiempo ¿Lo volverías a hacer? ¿Huirías de nuevo?–preguntó Sebastián.

Sí–contestó segura.

–¿Cómo....

Leah vio que Sebastián no hablaba así que siguió explicándole.

Voy a ser sincera, lo he pensado muchas veces pero creo que lo hice bien. Aunque te hice daño y vuelvo a decirte que ¡Lo siento! ¿Crees que estuviéramos aquí donde estamos? Porque yo no lo creó. Yo estoy segura que me hubiera hartado de ti y no porqué no te amará tan solo no hubiera podido. Mi mamá me hubiera odiado y votado de la casa, ni siquiera sería fotógrafa. Tú no hubieras podido hacer la mitad de lo que hiciste porque el dinero solo te hubiera dado para el gasto de los niños. No me arrepiento Sebastián aunque se que hice muy mal....

No sigas Leah-le pidió Sebastián.

Lo siento, pero sabes que soy sincera y siempre lo seré-le dije.

No pidas perdón, todo bien-le dijo Sebastián.

Siempre Te ame [CEC #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora