Thomas se sentó en el escritorio, abrió el cajón buscando la carpeta con el registro de vacunas de los potrillos, y allí, en medio de los papeles vio la punta de la fotografía, la tomó y la miró una y otra vez, tantas veces se había torturado con esa imagen y no sabía si era por su propio orgullo herido o por amor. No podía ver el rostro de aquel hombre, pero sabía de alguna manera que lo conocía. Detrás sólo un mensaje: "Cuídese Gibson, no se deje engañar" Leyó y releyó aquellas palabras. Ya ni sabía que esperaba de la vida, de su relación con ella, todo parecía sin sentido. La felicidad en sí, era algo que siempre había anhelado y que se escurría entre sus dedos, nunca lograba sentirse pleno. Se sentía cansado y hastiado de cada día, sólo el viento en su cara al galopar le daba algo de sosiego y tranquilidad.
Ann entró sin golpear y algo sobresaltada. Él arrojó la fotografía en el cajón y lo cerró.
—¡Amor! ¡Vincent llega el fin de semana! —Thomas abrió los ojos y asintió con un leve sonrisa. —Tenemos que organizar la cena, podría ser el sábado... ¿Qué te parece?
—Está bien... Ponte de acuerdo con Martha para preparar todo y entregar las invitaciones.
—Hablando de invitaciones... —se acercó y lo abrazó por detrás hablándole suave al oído. —Ya estuve mirando un diseño que me ha encantado para las nuestras... —Thomas se detuvo pensando en aquella posibilidad, que en su cabeza veía tan lejana.
—Es mejor que esperemos...
—¿Qué hay que esperar? Llevamos seis años juntos Thom. Estoy cansada de ir y venir, quiero establecerme aquí.
—Sí, te entiendo... —en realidad lo hacía, pero no tenía claro qué era lo que deseaba de verdad. En los últimos meses, pasaban más tiempo discutiendo que disfrutando y luego de la fotografía, todo entre ellos se había vuelto pantanoso. Él ansiaba ser feliz, sólo eso, pero ¿cómo podía? Aquella posibilidad era algo utópico.
—¿Y entonces Thom? ¿Me estas escuchando o no?
—Sí... te escucho, es sólo que prefiero esperar un poco más, terminar de organizar el trabajo, la casa...
—Thomas...
—Esperemos un mes más y luego hablaremos. —ella lo miró frustrada, enojada y claramente en desacuerdo, tomó su bolso y salió en busca de Martha.
Ella estaba en el jardín con Julia, bebiendo jugo fresco en las reposeras, cada día hacía más calor y la humedad hacía denso el aire.
—¡Martha!
—Señorita... ¿Qué necesita?
—Vincent llega este fin de semana, debemos organizarlo todo.
—Qué buena noticia, ya lo extrañaba por aquí.
—Muy bien, entonces hay que hacer las invitaciones para la cena y entregarlas a los mismos de siempre, no lo olvides. —Martha asintió. —Luego hablamos del menú y la decoración. —se dio la vuelta y se fue, obviando por completo a Julia que no entendía nada de lo que hablaban.
Cuando Martha vio su cara de desconcierto le explicó. Vincent ha viajado para estar en la Triple Corona, son tres campeonatos muy importantes de polo en Argentina. Siempre que regresa, lo recibimos con una cena especial, nos reunimos con gente muy importante y se traen las últimas novedades del deporte y obviamente de los caballos.
—Lo que necesites sabes que puedes contar con mi ayuda.
—Gracias querida, lo sé.
Durante el resto de la semana luego del trabajo, Julia se disponía ayudar a Martha, habían ido al centro de la ciudad y cargaron el coche con los víveres para la comida y con materiales para decorar. Todo debía estar perfecto.
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Perseguir El Viento
RomanceCOMPLETA La carretera oscura, la música fuerte para ayudar a olvidar y un cuerpo en el medio del pavimento... Así comienza esta hermosa historia de amor.