CAPÍTULO 19

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Aquella semana ambos se evitaban y hasta ignoraban, o al menos eso intentaban, porque por más que quisieran evitarlo, la mirada furtiva y disimulada, el deseo de hablarse y de cruzarse en las noches siempre estaba presente. Apenas si se dirigían alguna palabra en las reuniones de la familia o del personal. Thomas se levantaba muy temprano en la mañana, desaparecía luego de los entrenamientos y apenas si estaba en la casa durante la comida o por la noche. Ann iba prácticamente todos los días, se quejaba de que él se ausentara tanto y hasta le reclamó la posibilidad de mudarse allí, cosa que él no deseaba, no se sentía en el mejor momento ni en su vida ni con ella, ni tampoco tenía claros sus sentimientos.

El sábado por la mañana se levantó y fue a los potreros de los caballos, controló su entrenamiento y cuando terminaron vio a lo lejos a Vincent que regresaba de montar, Julia venía a su lado, ambos sonreían y sintió que algo amargo se atravesaba. No dijo nada, sólo asintió con la cabeza para saludar. Ellos dejaron los caballos y se fueron dentro de la casa, los siguió con la mirada deseando que su realidad fuera diferente, porque ansiaba estar cerca de ella. Desvió la mirada hacia la entrada y vio un móvil policial que se acercaba por el camino hacia la casa, apuró el paso para ver de qué se trataba la visita, y cuando se acercó, los dos oficiales se bajaron del coche.

—Señor Gibson...

—Buenos días oficiales... ¿a qué se debe la visita? —supuso que era por Julia, alguna novedad del caso.

—La señorita Chase, necesitamos hablar con ella.

—Todavía está muy conmovida por lo sucedido y preferiría que me informen lo que sea necesario y yo transmitírselo de la mejor forma posible...

—Entendemos... —se miraron los oficiales y al fin continuaron. —Apareció una testigo del hecho y luego de sus declaraciones hemos dado con un par de sospechosos. Necesitamos que ella los vea para saber si es capaz de reconocerlos. Lamentablemente, el atacante no dejó muestras para hacer ADN y nos toca recurrir a lo tradicional.

—¿Pero estará cara a cara con ellos? —la sola idea le producía negación.

—No... por supuesto que los verá a través del vidrio de la habitación acondicionada para eso.

—Muy bien... ¿cuándo debe presentarse?

—El lunes de ser posible. —asintió.

—Si me entrega la nota con la citación se la entregaré. —ellos se la entregaron pero antes de irse volvieron hablar.

—Señor... lo conocemos y sabemos de su buena conducta y su disposición hacia nosotros y a cumplir la ley, por eso queríamos avisarle de su hermano... Anoche ha estado en el club de la avenida y ha estado metido en un lío. No lo detuvimos por consideración a usted, pero por favor hable con él. No querríamos vernos en la obligación de  actuar en consecuencia a sus actos.

Thomas asintió y perdió su mirada en un gesto fruncido que denotó el problema que volvía aparecer en la vida de su hermano y ya no lo soportaba. Estaba cansado de andar cuidando sus faldas y cubriendo sus contrariedades, sumando lo hastiado que estaba de verlo todo el día reposando y no haciendo nada más, que andar detrás de Julia y pavoneándose como señor de todo.

Entró a la casa con la citación en la mano y con el puño cerrado de las ganas de matar a Vincent.

Ann apareció por el pasillo.

— ¡Amor! Ven... —le tomó la mano y lo llevó hacia el cuarto... —quiero mostrarte algo que compré...

— ¿No puede ser en otro momento?

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