Entró al café y se sentó en una mesa muy elegante del lugar. Había poca gente y para él era mejor así, tendría más calma para hablar con ella y explicarle lo que le sucedía. Pasaron los minutos y miró su reloj, frunció el ceño por la demora mientras ella entraba muy sonriente. Al verlo se acercó y lo abrazó por la espalda y besó su boca incomodándolo.
—¡Amor qué lindo que me invites!... me haces feliz... salir de ese campo agobiante... —sonreía complacida mientras admiraba el café. —pero dime cual es el motivo de semejante ocasión— dijo con clara ironía— ¿ qué querías decirme...?
—Ann... —suspiró nervioso mientras ella lo miraba atentamente y sonreía. —Necesito hablarte de algo que me ha estado pasando en estos meses... —hizo una pausa para volver a respirar y miró a través del vidrio del local —Creo que no estamos bien juntos, que vivimos discutiendo, que no tenemos cosas en común que compartir y que me siento perdido... creo que no podemos pensar en casarnos estando así, ni mucho menos seguir avanzando en esta relación que nos hace daño. —ella perdió la sonrisa que se convirtió en una línea y sus ojos se llenaron de cólera.
—¡¿Qué?! ¿Cómo me dices eso Thom?.. ¿Cómo dices que no compartes nada conmigo cuando tenemos un bebe creciendo dentro de mí?
—El bebé está fuera de esto...
—No, claro que no está fuera... —Thomas bajó la mirada y volvió a suspirar.
—Ann, estoy hablando de nosotros como pareja, como posibles esposos.
—Hay otra ¿verdad? —Thomas no dijo nada. —Lo sabía... es la zorra esa que metiste en tu casa...
—No digas eso, no hables así. Esto es entre nosotros dos. —Ella lo miró con ira y disgusto, que rápidamente se obligó a suavizar.
—Amor no nos hagas esto... —se acarició el vientre. —Dame una oportunidad para mostrarte que te amo y que queremos estar contigo, no nos dejes.
—Ann nunca dejaré a mi hijo, pero tampoco puedo seguir adelante con esto que sé que terminará mal.
Ella hizo silencio. Miró por el ventanal y luego plantó sus ojos en los suyos, que en ese momento se veían fríos y con un brillo afilado.
—Puedes ir olvidándote de nosotros entonces, pero para siempre Thomas. Piénsalo bien.
Se levantó antes que él pudiera decir nada más y salió dejándolo sentado allí con las palabras atragantadas y con la posibilidad de que esa amenaza fuera real. Quiso convencerse de que lo había dicho por despecho y no porque fuera capaz de alejarlo de su hijo. De igual modo, sabía que podía recurrir a la justicia, aunque no quería que las cosas fueran así por las malas, sino que llegaran a un acuerdo y que ella entendiera que era por el bien de todos. No dijo nada sobre la fotografía ni sobre las sospechas sobre la paternidad de ese bebé, no quería herirla, y después de todo ya no importaba. Amaría a ese niño como si fuera suyo realmente.
Ese día lo pasó por completo fuera de la casa, y cuando al fin llego a Village, se fue directamente a las caballerizas, tomó su caballo y salió de allí a todo galope hacia el río. Vincent lo observaba desde la galería y supo que algo andaba mal, porque por mas huraño que fuera su hermano nunca dejaba el trabajo tirado todo el día, y mucho menos se desaparecía sin preguntar luego cómo había ido cada mínimo detalle, siempre controlaba y estaba disponiendo cada cosa para que fuera perfecto. Mientras estaba apoyado en la baranda con el ceño fruncido mirando ese caballo y jinete que cada vez se alejaban más de su vista, Julia apareció por detrás y lo saludó amablemente, él ensimismado en sus propias cavilaciones tardó en reaccionar y cuando finalmente lo hizo, la saludó con una leve sonrisa amable que no pasó desapercibida.
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Perseguir El Viento
RomanceCOMPLETA La carretera oscura, la música fuerte para ayudar a olvidar y un cuerpo en el medio del pavimento... Así comienza esta hermosa historia de amor.