Frank

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A penas regresar a la cabaña,  Shaila corrió a la habitación que comparte con Merle. No quería hablar con el aún, no sabía cómo decirle lo del bebé, así que ignorando mis consejos se escondió entre las sabanas.
Merle estaba confundido, solo me limite a encogerme de hombros y alejarme hacia la habitación de Daryl para poder descansar un poco antes de mi turno. Al entrar, Daryl se encontraba secando su cabello con una toalla, sonreí en cuanto levanto su cabeza y me vio allí parada.

— ¿Dónde estabas?  Merle parece un desquiciado. — dice divertido.

— Emm…  fuimos a comprar algunas cosas que necesitaba. — el nerviosismo en mi voz era notorio.

Me acerque hasta la cama y deje caer mi cuerpo sobre el colchón, cerré mis ojos y sentí el cuerpo de Daryl recostarse a mi lado.

— ¿Te llevo al trabajo? — murmura acomodando un mechón de cabello detrás de mi oreja.

— ¿Qué hora es? — levanté mi rostro sorprendida y lo miré por un momento.

— Las cinco menos veinte. — dice mirando la hora en el reloj de la mesita de luz.

— Aún puedo dormir una hora más. — susurro apoyando mi rostro sobre el colchón.

Daryl se levanto con delicadeza y dejó un suave beso sobre mi frente para luego salir de la habitación.

                        [… ]

Bajé de la motocicleta acomodando mi cabello, deje un pequeño beso sobre los labios de Daryl y me aleje hacia las puertas del Hospital, ni bien puse un pie dentro vi el caos en el que se transformaría mi noche.
Un accidente múltiple de autos dejó como consecuencia varios heridos que fueron trasladados aquí, corrí con rapidez hasta los casilleros para dejar mis cosas y colocarme mi guardapolvo para así comenzar con mi jornada laboral.

La noche avanzaba lenta y complicada, la llegada de un niño de siete años con varios traumas y laceraciones por todo el cuerpo ocupó gran parte de mi tiempo, lo encontraron horas después del accidente escondido entre los arbustos a un lado de la carretera. Luego de hacer las curaciones pertinentes y admitirlo en una habitación las enfermeras estaban intentando buscar a sus padres entre los heridos, comunicamos la situación a la policía y solo restaba esperar. 

La salud del niño era delicada y la falta de familiares lo hacía aún peor, debía esperar que alguien viniera a hacerse cargo de él, la asistente social tardaba demasiado y yo debía seguir con mis obligaciones. La puerta se abrió con lentitud y la cabellera rubia del doctor Hawking fue lo primero que se dejó ver.

— ¿Aún no llega nadie? — susurra como si alguien pudiera oírnos.

— No, estoy esperando que Clara se desocupe para poder ir por un café. Aunque me da pena dejarlo solo. — miro al niño y luego a él. — ¿Terminó tu turno? — frunzo mi ceño al verlo cambiado de ropa.

— Si, solo pase a ver como estaba. — sonríe a penas. — ¿Quieres que me quedé con él mientras vas por café? — se ofrece con amabilidad.

Asiento con una leve sonrisa y salgo de la habitación caminando con lentitud, siento mis ojos pesados y un bostezo involuntario se escapa de mis labios. Llegue al pequeño bufete y pedí dos cafés para llevar, sería una forma amable de agradecer su gesto.

El caos del Hospital había menguado y todo volvía a la normalidad de un miércoles por la madrugada, mire mi reloj pulsera y constate que eran las cuatro y treinta de la mañana, al llegar a la habitación una mujer de cabello rojo lleno de ondas anotaba cosas en una libreta mientras hablaba con el doctor Hawking. Ambos me miraron al entrar, sonreí de lado y tras cruzar algunas palabras con aquella mujer deje a su cargo al niño hasta que sus padres o algún familiar apareciera.
Al salir de la habitación me percaté de que aún tenía ambos vasos de café en mis manos.

— Doctor Hawking, le había traído un café y olvide dárselo. — sonreí extendiendo el vaso plástico hacia él.

Antes De Ti  (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora