El problema es de los dos

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Daryl llegó tiempo después de mi llamada, estuvo esperando en la recepción hasta que termine mi turno unas horas depues, en cuanto me refugie entre sus brazos me sentí tranquila. La visita inesperada de Frank me había dejado nerviosa durante todo el día, necesitaba tranquilizarme o podría sufrir algún tipo de ataque de pánico.

Al salir del Hospital la mañana estaba algo fría, la brisa matutina me causó escalofríos y Daryl al darse cuenta de esto me abrazo por los hombros atrayéndome a él.

— ¿Estas bien? — murmuro Daryl mientras acomodaba su cuerpo en el asiento de la camioneta y abrochaba su cinturón.

— Si, eso creo.

Los nervios aún recorrían mi cuerpo, el presentimiento de que me perseguían continuaba a mi alrededor, Daryl me observó con cuidado y encendió el motor. Me sobresalte por el estrepitoso ruido y sentí la mano áspera del hombre junto a mi acariciar mi mejilla.

— Tranquila, ya revise los alrededores, no hay nadie. — acaricio mi cabello y se acomodó para así poder irnos de este estacionamiento.

Asentí poco convencida, no por que no creyera en sus palabras, más bien era ese maldito presentimiento que me acosaba por completo. No podía alejar la imagen de Frank de mi cabeza, cada vez estaba más cerca y se que en cualquier momento llegará a mí o lo que es peor, a Daryl.

El camino a casa es silencioso, mis ojos se cerraron por completo y sentí como los ruidos del exterior se iban apagando hasta quedar completamente inconsciente.

La luz de la puerta se ilumina, la figura recortada de un hombre se hace presente en la habitación, Maia observa su cuerpo de puberta en una simple camisola de pijama.

— Mira lo que causas en mi, bella. — la voz ronca de Vittorio resuena en eco por todo el lugar.

La piel de su cuerpo se estremeció del miedo y observo cada paso que aquel hombre daba hacia ella.

— Nena, no me tengas miedo. — la voz de Frank se hizo escuchar ahora alumbrando por fin el rostro de este bajo la tenues luz de la habitación.

Maia cerro los ojos con miedo y comenzó a intentar llenar sus pulmones de aire.

— Tu no está aquí, tu no estas aquí. — susurro una y otra vez.

Abrió los ojos y se encontró con el rostro de Vittorio frente a ella. Con lentitud metió su mano por debajo de las sabanas y comenzó a acariciar la suave piel de su pierna, Maia cerro sus ojos con fuerza otra vez y sintió las lágrimas caer por sus mejillas.

— Déjame, por favor. — suplico en un susurro ahogado.

Al abrir los ojos vio a Frank con una sonrisa siniestra acariciar su rostro.

— Los voy a matar…

Abrí mis ojos y solté un grito aterrada, Daryl había estacionado a un lado de la carretera y me observaba preocupado, lo abrace con fuerza sollozando en su hombro. El Ballestero acariciaba mi espalda con paciencia y susurraba palabras tranquilizadoras en mi oído, cuando estuve más tranquila volvimos a emprender el viaje a la casa. El cansancio y el mal momento de más temprano me habían jugado una mala pasada, pero el miedo a que algo malo sucederá pronto no se iba.

Cuando entramos a la casa los gritos de Shaila podían oírse con claridad, mire a Daryl quien  rodo sus ojos con fastidio y luego la figura de Merle asomarse por la abertura del pasillo que da a las habitaciones.

— Muñeca, dime que sabes como calmar a tu amiga. No quiere decirme que le pasa y grita como marrana por todo. — niega exasperado y me mira implorando una respuesta.

Antes De Ti  (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora