Parto

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— Feliz cumpleaños atrasado. — exclamó Conrad con los brazos abiertos, al verme entrar por las puertas del hospital.

— Gracias, podrías haberme mandado un mensaje, no se. — dije mientras me envolvía entre sus brazos en un corto abrazo.

— Si claro, e interrumpir tu noche con…  ¿Cómo era su nombre? — fingió pensar y sonrió. — Ah si, Daryl. — me guiño un ojo con diversión y volteo hacia los boxes, caminó hacia ellos para seguir atendiendo a sus pacientes.

— ¡Vete al diablo! — exclame con una sonrisa viendo como se alejaba.

La verdad que había pasado una noche muy buena junto a Daryl, hicimos el amor varias veces y nos dormimos abrazados, entrelazando nuestras piernas, sin despegarnos el uno del otro. Estaba completamente enamorada de ese hombre, detrás de esa fachada de tipo rudo sin sentimientos se esconde el más dulce y tierno  hombre que he conocido hasta ahora, no puedo negar que fue algo difícil el irme de su casa y pasar tantos días sin estar a su lado, sin sus besos, pero ahora lo tenía de nuevo conmigo.

En cuanto estuve vestida, salí directo a la guardia, había tanta gente para atender que me perdí por un momento. Una mujer de unos veinte años aproximadamente se tambaleaba hacia las camillas sin poder mantenerse en pie, me acerque hasta ella y, con cuidado, la ayude a sentarse. Estaba completamente ebria, le indique a la enfermera que le aplique suero y la deje descansar un poco, al voltear para continuar mis labores escuche las arcadas provenientes de la muchacha, para luego sentir el vómito sobre mi bata. Me quité la prenda y ayude a la mujer a reacomodarse en la camilla, en cuanto ella se encontró cómoda, me aleje hacia los vestidores para poder cambiar mi uniforme.

— Maia, nos necesitan en traumatología, una mujer con un extraño sarpullido. — dice Conrad entrando al vestidor.

Miro la bata en mi mano y, tras quitar mis cosas de los bolsillos, salgo junto a Conrad hasta los asesores, caminamos con rapidez antes que las puertas se cerraran.

— Así que…  disfrutaste tu cumpleaños. — afirma con una media sonrisa.

— Por supuesto. — asiento sin decir nada más.

Lo miro con una sonrisa burlona y el empuja mi brazo con el suyo mientras ríe, un quejido detrás nuestro nos hace voltear de inmediato, una muchacha de no mas de dieciséis años se envuelve su abultado vientre mientras hace una mueca de dolor. Me acerco hasta ella con preocupación y ella se toma de la pared metálica respirando con dificultad.

— ¿Estas bien? — exclama Conrad acercándose a ella.

La muchacha se pone tensa y temerosa al ver como mi compañero se acerca, Conrad se detiene al notarlo y me mira con su ceño fruncido, un fuerte ruido seguido por un apagón detienen al ascensor. Las luces de emergencia se encienden y me dejan ver el rostro de terror de la joven frente a mi, suelta un gemido de dolor y se deja caer al suelo arrastrando el cuerpo por el frío metal.

— ¿Cuánto tiempo de gestación tienes? — miro a la muchacha quien sostiene su vientre con fuerza, como si fuera a caerse en cualquier momento.

— Cuarenta semanas. — susurra con su voz quebrada. — Estaba subiendo a obstetricia, rompí bolsa en mi casa hace menos de una hora. — dice con dificultad y tras eso soltó un fuerte quejido.

Mire a Conrad con sorpresa y sostuve la mano de la muchacha para hacerla sentir algo de apoyo.

— ¿Cómo te llamas? — sonreí intentando transmitirle tranquilidad.

— Celina. — exclama con dolor.

— Bien, Celina, debo revisarte. — digo revisando mis bolsillos en busca del par de guantes que siempre llevo conmigo.

Antes De Ti  (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora