Hogar, dulce hogar.

377 49 20
                                        

Apenas amanecía cuando llegue a casa, Shaila decidió que se quedaría un poco más en la cabaña y puedo sospechar que estaba drogada. No es algo que haga muy seguido pero cuando lo hace es mejor no estar cerca  de ella, el elevador se detuvo en mi piso y con rapidez tome mi llave caminando hacia la puerta.

—¿Mala noche?— me sobresalto al ver a mi vecino en el suelo apoyado en la pared entre su puerta y la mía.

—Algo así.— le respondo girando la llave. Entro empujando la puerta con pesadez y en cuanto di un paso la voz de aquel hombre me detiene.

—¿Aceptas una cerveza?

Vuelvo dando pasos hacia atrás y estiró mi cabeza por el marco de la puerta mirandolo con asombro.

—Es algo temprano para una cerveza.— le sonrío de lado.

—Depende como lo veas. Puede ser muy tarde o muy temprano, son sólo las cinco y cuarto de la mañana.— se levanta con lentitud. —¿Vamos por un café entonces?

Lo pienso por un momento, se que este hombre es extraño y que no nos hablamos nunca pero con toda la locura de este día y todo lo que me paso ya no hay nada que me pueda asombrar ni asustar y a la mierda mi cabeza retorcida.

—Ven, yo te invito un café.— le hago una señal con la cabeza para que entre a mi departamento.

El hombre dio pasos vergonzosos hasta el sillón le hice una seña para que se siente y caminé hacia la cocina para poner la cafetera a calentar, salí de allí y caminé hacia mi cuarto bajo la atenta mirada de mi vecino quien ya estaba sentado observando sus manos sobre su regazo.

—Enseguida regreso.— le informé con una sonrisa amable.

Una vez en mi habitación me quite la ropa sucia y con pereza me coloqué unos pequeños pantaloncillos de pijama y una camiseta de mangas cortas holgada color blanca con el logo de la banda Nirvana en ella en color amarillo, salí de allí atando mi cabello en un moño alto con alguno mechones cayendo sueltos. Fui directo a la cocina y preparé dos tazas con café, las coloqué sobre una pequeña bandeja que Shaila me había regalado y la azucarera a un lado.

—No suelo invitar a extraños a mi casa.— le digo extendiendo una de las tazas hacia él y apoyando con cuidado la bandeja sobre la pequeña mesita frente a nosotros.

—Hola, me llamo Frank Montana, soy tu vecino.— extiende su mano hacia mi con una pequeña sonrisa de lado.

—Hola, soy Maia Walt, tu vecina.— tomó su mano estrechandola. —Tienes nombre de mafioso.— río.

—Ya no somos desconocidos.— dijo sin dejar de sonreír.

Era una situación extraña, nunca habíamos compartido más que un saludo y que ahora este aquí tomando café en mi departamento era extraño, pero con todas las cosas extrañas que me habían pasado hoy esto casi no lo era para nada, tomé mi celular conectando el parlante y poniendo algo de música. Busque algo entre mi lista de temas y me decidí por algo de Nirvana, los primero acordes de "Polly" suenan por lo bajo para segundos después inundar la habitación con la suave y rasposa voz de Kurt Cobain cantando las primeras letras de aquella triste y peculiar canción.

—¿Conoces la historia de esta canción?— murmura Frank luego de tomar un sorbo de café.

—Por supuesto. ¿Por quien me tomas?— hago una mueca graciosa señalando mi pecho. —Es la historia de una niña secuestrada y violada que se gana la confianza de aquel depravado para escapar. Cobain es un puto genio, escribió esta canción poniéndose en la piel de aquel hijo de puta.— niego con la cabeza.

—No me gusta mucho Nirvana. Sus letras son muy sombrías, creo que si hubieran prestado más atención a ellas sabrían el final trágico de aquel tipo.— se encoge de hombros tomando otro sorbo de café.

—¿Que esperabas? Era el final de los ochenta y principio de los noventa, la gente quería una revolución musical y este hombre se las dio. Se volvió loco por la fama, las drogas, la presión de ser la voz de toda una generación. Debe ser difícil tener a todo el mundo encima de ti, viendo y escuchando cada cosa que haces o dices. Tal vez sólo necesitaba un respiro, no todas sus canciones son sombrias, hay mucho mas, promovió la igualdad hacia la mujer y arrastró por el suelo al machismo como con "Territorial pissings" o "Beeswax".— bebo un trago de café viendo como clava sus ojos en mi.

—Me sorprendes.— sonríe de lado. —Cuando te veo llegar con esas batas de hospital no pienso en que eres una fanática del grunge enamorada de Cobain.— ríe dejando la taza sobre la pequeña mesa.

—No estoy enamorada de Cobain. Sólo me gusta su música, aparte nada tiene que ver como me vista ni en que trabaje, es solo música y ya.— revoleo los ojos. —A ver, dime que música te gusta a ti.

—Yo soy más del heavy, del rock clásico. Aerosmith, Guns and Roses, Metallica, Pantera. Tal vez algo de punk o metal sinfónico. Tengo un gusto bastante variado para la música. Mi hermana está en sus veinte años, ella escucha toda esa mierda de bandas adolecentes del dosmil y muchachos vestidos de negro con sus ojos pintados. Eso no es lo mío, aunque debo reconocer que algunas bandas si me agradan.— se encoge de hombros sonriendo.

—Hay buena música por todos lados. No puedo cerrarme a un solo género, deberías escuchar algunas bandas, abrir tu mente.— sugiero con una sonrisa tomando mi taza con ambas manos.

Hablar con este hombre me trae tranquilidad, nunca había podido mantener una charla tan cómoda con una persona sin caer en clichés de ¿Cuántos años tienes? O ¿De que trabajas? Las típicas cosas que te preguntan cuando no te conocen, obviamente me muero de ganas de preguntarle esas cosas y conocerlo un poco más pero no lo veo necesario en este momento.

—¿Y tu amiga? ¿No volvieron juntas?

—No, decidió quedarse con alguien.— me encojo de hombros esquivando su mirada.

—Te vi en El Llano.— suelta de repente sorprendiendome.

—Si, también te vi. Fuiste por tu chica.— le señaló con vergüenza.

—No es mi chica, es mi hermana. Ella...  No está bien e ir a esos lugares tampoco le hace bien.— niega con tristeza.

—¿Le paso algo?— murmure insegura.

—Tiene problemas con las drogas y el alcohol. Desde que nuestra madre falleció ella no ha vuelto a ser la misma.— suspiro con tristeza.

—Lo siento mucho.— murmuro mirando el interior de mi taza.

—Está bien, no hay problemas. ¿Tu que hacías allí?— sonrió de lado.

— Me gusta ir allí. De todas formas perdí mi moto anoche, así que no creo que vuelva a ir, por lo menos a competir.— Suspire.

Una especie de quejido se escuchó en la entrada de mi departamento, Frank se levantó con rapidez y camino hasta la puerta abriendola de par en par, el hombre suspiro tomando la muchacha del brazo mientras intercambian algunas palabras que no logró escuchar bien.

—Maia, debo irme. Gracias por el café.— me guiño un ojo y se alejó cerrado la puerta tras él.

Me quedé en mi lugar algo sorprendida por todo, me pase las manos por mi rostro suspirando con cansancio y levanté las tazas, con lentitud lleve todo a la cocina, ya limpiaria todo mañana. Arrastre mis pies por todo el departamento hasta mi cama y me deje caer en ella envolviendo mi cuerpo con las sábanas y cayendo en un profundo sueño con tanta rapidez que aún me sorprende.

Capítulo nuevo! Espero les guste ❤

Gracias por sus votos y comentarios. 😊

No olviden recomendarme con sus amiguitos. 😅

*TeamDixon*

Antes De Ti  (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora