Un intruso en casa.

293 42 76
                                    

—Hay algo que no me estas diciendo Maia. ¡Te conozco como si te hubiera parido!— Dice Shaila dejándose caer junto a mi en la cama.

—Shai, estoy cansada, necesito dormir. Juro que mañana responderé a tu cuestionario. ¿Si?— le sonrío de lado tapando mi cuerpo con el acolchado.

—Señorita Walt, más le vale que me cuente ahora mismo que es lo que me esta ocultando por qué juro que no voy a dejarte dormir. Irás al trabajo con unas ojeras más grandes que las de Lindsay Lohan sin maquillaje y con varias líneas de coca encima.— se sienta sobre el colchón mirándome con seriedad.

—Me acosté con Daryl.— le suelto tapando mi rostro con la almohada al escuchar sus chillidos histéricos.

—¡No me jodas Maia! ¿Enserio? No juegues con mi corazón.— lleva sus dos manos al pecho y hace una mueca de sorpresa exagerada.

—Anoche en su casa. No me preguntes como paso por qué no lo tengo bien en claro. Sólo pasó.— me encojo de hombros.

—¿Te drogo o algo? Por que si lo hizo voy a...

—No, claro que no. Fue algo... intenso.— recuerdo su manera de tocarme y un escalofrío me recorre la espalda. —Nunca lo había pasado tan bien. Y si hoy no hubieras aparecido allí se habría repetido.— entrecierro mis ojos fingiendo molestia.

—¡Oh por Dios Maia! Lo siento tanto.— tapa su boca con una mano mientras con la otra aprieta mi brazo suavemente.

—Ya, eso es todo. ¿Ahora me dejas dormir?— la miro con cansancio.

—No, no y no. No vas a dejarme así. Tienes que contarme lo todo. ¿Cómo viene de ahí abajo? ¿Dotado o como? Lo tiene grande. ¿Verdad? Es Dixon, tiene que tenerla grande.— ruedo mis ojos y me acomodo mirando hacia un lado tapando mi cabeza con el acolchado para evitar mirarla. —¡Vamos Maia! Dímelo.

—Si, la tiene grande. ¡Ya déjame dormir que tengo guardia!— le digo casi en un grito.

Shaila se ríe en su lugar murmurando algo que sólo ella escucha y yo niego con mi cabeza recostandome sobre la almohada conciliando el suelo con rapidez.

[...]

Recuesto la cabeza sobre mis brazos suspirando de cansancio, lo poco que pude dormir me la pase soñando con Daryl y su intensa forma de tocarme, la manera en la que me acariciaba y sus gemidos en mi oído me torturaron durante todo mi descanso, hace muchísimo tiempo no sentía algo así con alguien. Recuerdo sus manos sobre mi piel y la forma en la que sus labios me devoraban creando un placer infinito sobre mi cuerpo desnudo, del solo imaginarlo la humedad de mi sexo se hace más palpable.

Me remuevo incomoda en mi lugar mirando hacia todos lados, estoy sola en recepción. Clarisa, la recepcionista, salió por dos cafés y me dejo aquí por las dudas. La noche está aburrida a decir verdad, sólo algunos casos leves pero nada muy importante.

—Toma.— dice Clarisa extendiendo un vaso descartable hacia mi.

Lo tomo y le sonrío de lado para agradecerle el gesto, ella se sienta junto a mi y revisa su teléfono soltando un suspiro, la miro por un momento y luego miro al frente. La puerta de entrada se abre de par en par y entra un hombre con capucha mirando al suelo y tomándose el estómago, se dirige hacia el mostrador levantando su rostro hacia nosotras con una extraña mueca de dolor en él. Lo miro sorprendida al notar esos ojos marrones mirándome con tanta  profundidad que me puso la piel de gallina.

—Señor ¿Puedo ayudarlo?— habla Clarisa junto a mi.

El no la mira, sólo me mira a mi y eso me pone aún más nerviosa, frunzo mi ceño y miro a Clarisa quien gira su rostro hacia mi y se encoge de hombros

Antes De Ti  (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora