Miedo.

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—¿Qué mierda hacías allí dentro?— grita Dixon fuera de si.

Frank sostenía el repasador con hielo que le di hace unos momentos sobre su pómulo derecho mientras me mira con pena.

—Frank, debes decirme que hacías aquí dentro.— me cruzo de brazos y lo observo con molestia.

—Cuando llegue vi tu puerta abierta y llame algunas veces pero como no contestabas entre y vi todo este desastre, te busque por todos lados. Te llame al celular y comenzó a sonar aquí dentro, pensé que te había pasado algo.— murmura mirándome seriamente.

—Te dije que tenía guardia hoy, pero de todas formas ya está, disculpa por el golpe.— hago una mueca y sonrío de lado.

—No importa, no fue tu culpa.— me mira y luego mira a Dixon con rabia.

Un silencio incómodo se formó en el ambiente, mire a ambos hombres frente a mi y luego al desastre que dejó aquel intruso dentro de mi casa, Dixon carraspeo llamando mi atención y tras mirar mal a Frank se acercó a mi.

—Creo que mejor me voy. Debo ir a la cabaña por las cosas de Merle.— murmura comenzando a caminar a la puerta.

—¿Seguro?— lo miro con algo de decepción y hago una mueca algo triste. ¿Qué diablos me pasa?

—Si, nos vemos en estos días.— dice al llegar a la puerta.

Se encorba con lentitud y deja un casto beso en la comisura de mis labios para luego separarse unos centímetros y sonreír de lado. Lo miro atontada alejarse hacia el elevador y tras subirse me saluda con su mano mientras las puertas se cierran.

—¿Así que están saliendo?— pregunta Frank con cierto tono de enojo y apretando su mandíbula.

Me acerco a él y tomo su mano quitando el hielo de su pómulo, lo miro sin expresión y luego reviso su golpe, paso mi pulgar con suavidad por sobre la piel algo hinchada y por fin miro sus profundos ojos verdes.

—No estoy saliendo ni con él ni con nadie. Sólo somos amigos.— le digo apartando mis ojos de los suyos.

No es que le este mintiendo pero tampoco le estoy diciendo la verdad, no creo que sea algo que deba decirle a él, no tiene por qué interesarle mi vida sexual ni mucho menos que me acosté con Daryl. Lo siento suspirar y luego toma mis rostro entre sus manos con lentitud, acerca sus labios a los míos y me besa con ternura, despacio y pausado.

Me separo con algo de vergüenza y miro el suelo apartando sus manos de mi rostro con suavidad, no siento que sea el momento, no quiero sentirme presionada para estar con él.

—Creo que deberías cambiar la cerradura.— Dice cambiando el tema notando mi nerviosismo.

—Si, llamaré al cerrajero.— me encojo de hombros levantando algunos papeles del suelo.

—Ningún cerrajero, vamos a comprarla y yo la cambio.— sonríe de lado.

[...]

Comencé a acomodar todas mis cosas que estaban regadas por el suelo, ropa, zapatos, papeles. Mi casa era un total desastre, Frank fue hasta su departamento por una caja de herramientas y luego de unos minutos comenzo con el trabajo de cambiar la estúpida cerradura.

Me siento mal, siento que en cualquier momento puede entrar cualquiera a mi casa y hacerme cualquier cosa que se le pase por la mente, estoy totalmente insegura y se que no debería de sentirme así pero lo hago. Sólo faltaba algo de dinero y unas fotos, nada con demasiada importancia, lo único que me dolió fue que se llevaron fotos de mi madre o eso creo. Siento un rencor por haberme dejado bajo el poder de aquel hombre que se hace llamar padre pero por otro lado se que es mi madre y aunque mi mente diga que la odie no puedo hacerlo. Se que si me abandonó fue por algo o eso me inventé para no odiarla.

Antes De Ti  (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora