Máscaras

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Tragó saliva y se obligó a sí misma a no hacer o decir cualquiera estupidez. Sentía que el corazón le martilleaba en las sienes y que sólamente necesitaba un pequeño empujón para dejar salir la rabia que bullía dentro de ella y que estaba cubierta por una máscara de estoísismo.

-Señorita Kohler, - dijo el hombre de manera cortés. Algo que se veía estúpido frente a los ojos de Ariadne. - Me han informado que deseaba hablar conmigo. Dígame, ¿Para qué soy bueno?

-He hablado con mi paciente, - le dijo sin a treverse a dar un paso más.

-¿Y...? - preguntó el hombre con la misma máscara de estoísismo.

-Me ha dicho que su antiguo psiquiatra lo golpeaba, - le dijo Ariadne sin detenerse a pensar ni por un sólo momento lo que estaba diciendo.

-La política de éste hospital va en contra del maltrato hacia el paciente, - le dijo con voz neutral. La misma voz que había estado usando Ariadne cada vez que abría su boca. - Pero, joven Kohler, tiene que tomar en cuenta que el caso Gallagher es difícil y que el chico es demasiado manipulador. Además, él no sabe discernir entre la fantasía y la realidad.

-No le he dicho casi nada y ya ha tomado la defensiva, - contradijo Ariadne con el rostro neutral. No podía dejar que nada la afectara, necesitaba saber si lo que Zareck le había dicho era completamente cierto. - Y me ha dicho que existen fotografías que demuestran la veracidad de sus palabras.

-Joven, usted sabe que no se puede usar la violencia como forma de tratamiento psiquiátrico para los pacientes... - el hombre se movió hacia adelante y clavó su mirada en los ojos de Ariadne.

-Entonces, no es cierto... - dijo con el mismo tono de voz, pero vio algo diferente en los ojos del director.

Sin embargo, no pudo reconocer exactamente lo que era. Ójala, hubiera podido descifrar lo que escondían sus ojos antes de que el sentimiento despareciera.

-Claro que no, - respondió el hombre, tajantemente. - Si algo así hubiese sucedido, yo me hubiera enterado, - hizo varios gestos con las manos que daban a entender que el hecho era muy real. Las personas al mentir no movían las manos con tanta elocuencia. - Sé que no le gusta cooperar con sus psiquiatras, pero de allí a hacer una acusación tan grave...

-Sería grave para usted, claro está, - dijo Ariadne intentando hubicar la verdad entre los dos relatos. Pero, en esos momentos era simplemente imposible encontrar la verdad cuando las partes eran tan contradictorias.

Quería pensar que había hecho un avance significativo con Zareck, pero al parecer sólamente había caído en la trampa del castaño.

-¿Disculpe? - al director le había llevado su tiempo entender lo que Ariadne había insinuado

-A usted no le convendría que mi padre se enterara que se ha violado el código médico y el juramento que hace un psiquiatra cada vez que comienza a ejercer su profesión, - la voz de Ariadne estaba tan helada como un témpano. - Si es cierto que esto ocurrió, usted sería el responsable.

-¿Me está acusando? - le preguntó el hombre de manera incrédula.

El semblante de Ariadne se endureció un poco más.

-Mi paciente me dijo que usted tenía completo conocimiento de lo que pasó hace dos meses, - y por desgracia se había acordado en ese preciso momento de lo que Zareck le había dicho esa mañana mientras pedía su manta. - Y me aclaró que fue usted quien tomó las fotos.

-¡Y usted cree esos disparates! - gritó. - Si algo así hubiese sucedido estaría en el expediente del paciente, - se defendió.

-Y mi padre se hubiera enterado fácilmente de lo sucedido. No creo que ha usted le convenga colocar información extraoficial en el expediente de Zareck, en especial cuando su último diagnóstico fue: Incurable.

Sonatilla De Muerte(Libro N°1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora