Reto

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—No se ha detenido, — fueron esas las palabras del guardia, cuando llegó a verificar el estado de Zareck. — Al menos, tiene una voz muy buena. Es realmente increible. Cuando canta pareciera que los demás locos se callaran para esucharle, — a aquellas palabras le siguieron un estiramiento completo de cuerpo. — Eso me quita mucho peso de encima.

—¿No ha causado problemas? — preguntó la oji miel, centrando su atención en el pasillo.

—Sólamente ayer, cuando protagonizó un pequeño altercado, — le regaló una pequeña sonrisa a Ariadne. — Pero, nada grave. Ha estado tranquilo desde entonces.

Ella asintió, esas eran buenas noticias. Necesitaba que Zareck estuviera calmado la mayor parte del tiempo posible, para poder preguntar lo que deseaba. Quería aclarar si su hipótesis era correcta. Sentía que, si lo que suponía era verdad, podría seguir avanzando en el caso. 

Y quién sabe, quizás algún día Zareck lograra salir de allí. 

A través de la tristeza nos has enseñado a ser uno con la multitud, — la voz de Zareck se escuchaba con más claridad con cada paso que daba. — Nos has dicho grandes historias de amor y coronas sangrantes...

Su paciente tenía bastanta talento. Lo hubiera conseguido, estaba segura de ello. El oji azul hubiera alcanzado sus sueños si las cosas hubieran sucedido de manera diferente, quizás ahora su paciente sería una estrella de rock.

Pero al enfermo y al ambriento no les puedes encontrar.

¿Una historia triste? Tal vez, esas eran las palabras que describían lo que estaba viendo en sos momentos.

Somos jóvenes y fuertes, algo más en lo que ellos no se pueden convertir. Así que...

Mientras abría la puerta de la habitación de su paciente, notó que el guardia se había retirado. No le dio importancia al asunto y en cambio posó su mirada en la nueva imagen que se presentaba ante ella.

Allí estaba Zareck, sentado con la espalda recostada contra la pared acolchada. Abrazaba sus piernas y mantenía la mirada fija en la pared. Sin embargo, el chico estaba asusente y no parecía notar la presencia de Ariadne en el lugar.

Levanto mi corazón y canto que no voy creer en esta mentira, — la voz del chico se escuchaba clara y tersa.

Era bastante triste que una bella voz se utilizara para entonar cantos tan... Sangrientos y desolados.

Sé que hay algo más en el interior.

Con sutiles ojos miel, examinó a Zareck. Fue entonces cuando notó lo que bailaba entre los dedos del chico. Era una flor completamente marchita. Le sorprendió darse cuenta que era la misma flor que ella le había dado.

Cuando obscuridad es todo lo que ves.

Fue entonces, que Zareck pareció notar la presencia de la pelinegra en la habitación. Sus ojos azules se enfocaron en los ámbar de su psiquiatra.

Esa es nuestra dulce mentira.

Hubo silencio durante varios segundos. Aquellos ojos azules parecieron cambiar de tono y volverse más brillantes y llamativos. Había una chispa innata de vida invadiéndolos con fuerza, algo que no veía muy a menudo en el chico.

Observó como los ojos del chico la reparaban de pie a cabeza, hasta que se detuvo a la altura de la cadera. La sorpresa que dejó mostrar sus facciones era algo digno de ver.

Reconocia la portátil que Ariadne traía bajo el brazo.

—Tío, — dijo la palabra a penas en un susurro.

Sonatilla De Muerte(Libro N°1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora