Demasiadas preguntas. Preguntas a las que tendría que hallar una respuesta en algún momento. Y según su carácter, necesitaba ser pronto. Sin embargo, sabía que podía buscar al psiquiatra que había escritos dichas palabras en pergamino.
Pero, la vida jamás había ganado su reputación por ser piadosa o buena. Y en esos momentos, el destino le estaba dando una bofetada en la mejilla. No era imposible localizarlo. En otros casos...
Lastimosamente, y para agravar las cosas, no había forma de hablar con ese hombre. La razón era simple. Sabía de antemano quien era el psiquiatra que atendió a Zareck durante ese año. Fue un profesional muy reconocido, quien había muerto hacia casi tres años atrás. Ella misma había asistido, en compañía de su padre, a ese funeral.
Así que la única información valiosa que podía conseguir era el expediente que sostenía con ambas manos en esos momentos. Pero, aún no había leído esa parte. Estaba a punto de hacerlo cuando el dolor de cabeza se presentó en su más pura expresión y no encontró otra solución más que levantarse a buscar un par de pastillas.
Ethan Gil.
El nombre le rosonó en la cabeza y miró hacia el techo de su habitación. Tenía curiosidad por saber qué le había hecho pensar, a tan prestigiado hombre, que Zareck era, en algún sentido, completamente inocente de lo que había sucedido ese día.
Ethan Gil fue reconocido como uno de los mejores psiquiatras de Inglaterra y de Europa Anglosajona. Quizá, ese diagnóstico debía considerarse como el más valioso en todo el expediente del oji azul. Pero, era muy extraño, que el más valioso argumento fuera, también, el más ilógico.
¿Qué era digno de descartarse en el expediente de Zareck?
¿Y si el problema y la situación real fuera ese? ¿Y si Zareck realmente tuviera síntomas de una víctima que presenció un horroroso accidente, o en este caso, una despiadada masacre a sangre fría? No podía hacer a un lado los pensamientos que le abrumaban con respecto al chico de ojos azules. De hecho, debía tomarlos en cuenta para plantearlos de manera indirecta en la próxima ocasión que visitara a su paciente.
—¿Cómo reaccionaría Zareck si decido cambiar de estrategia? — se preguntó en voz baja, mientras miraba el espejo de la peinadora.
¿Cómo reaccionaría él frente a eso? Si en lugar de tratarlo como si fuera un asesino desquiciado, lo tratara como una víctima inocente... ¿Reaccionaría de manera distinta? Tal vez, las actitudes violentas de Zareck se debían a los constantes juicios de las personas que lo rodeaban.
He llorado, gritando, engañando y sangrando por ti...
Eso era lo que Zareck había cantado el segundo día que ella le visitó para comprobar su estado. El día que le había propuesto nuevas reglas de cooperación. Él día que Zareck le había dicho que un "Demonio" lo visitaba a la hora de dormir.
Eso le recalcó que el chico hablaba con frases sin sentido y un lenguaje poco claro, la mayoría de las veces. Lo que la llevó a una nueva divagación, ¿Hablaba Zareck sin sentido o sus palabras eran más bien acertijos complejos y extravagantes?
A pesar del brillo insano que podía verse en los ojos del menor, había ciertos momentos de seriedad en sus palabras y, si se fijaba bien, encontraría pinceladas de desbordante sinceridad en su semblante. Franqueza pura.
Pero, aquellas preguntas la llevaba a un sin fin más. ¿Qué significaba ese demonio con el que Zareck insistía tanto? Lo que ese demonio hacía al chico siempre era considerado como un secreto. ¿Por qué? ¿Era acaso el demonio una pesadilla, una alusinación o un simple recuerdo que lo atormentaba?
—Solo hay una manera de saberlo — se dijo a sí misma.
El guardia de la noche no había recalcado nada anormal sobre Zareck. La mañana siguiente, a que ella se fuera, el hombre simplemente había dicho mucho sobre el trabajo, pero poco sobre Zareck y si el pequeño realmente estaba disgustado, ¿Por qué no lo expresaría?
Aunque, si Zareck gritaba, pataleaba y susurraba, no sería algo nuevo para el hombre. Imaginó que este ya estaba acostumbrado a los ataques esporádicos de los lunáticos. Estaba vigilando personas locas después de todo. Los gritos, solamente venían incluídos en el contrato de trabajo.
Ella, en cambio, había estudiado una de las profesiones más difciles que pudo ocurrírsele a su padre. Había estudiado para analizar cada acción de una persona perturbada mentalmente. Podía, fácilmente, interpretar si el chico de aguamarinas gritaba para llamar la atención, o si lo hacía por verdadero temor. Sería fácil descifrar cualquiera acción del chico durante la noche.
Sin embargo, el enojo de Zareck no tenía ficción alguna. Al menos no cuando el chico se le abalanzo para intentar estrangularla con sus propias manos. Eso, había sido demasiado cierto y sincero. Al igual que el beso que le dio cuando la lastimó de forma inconsciente.
Y en esa media hora de meditación llegó a una conclusión. Si iba a tratar al chico como la víctima en un escenario sangriento, debía darle total importancia a cada palabra que Zareck le dijera. Y no solamente eso, sino que debía tomar cada una de ellas como cierta.
Eso quería decir, que el demonio sería algo verdadero. Pero, ¿Verdadero en qué sentido? Tal vez, no en el sentido físico, pero sí algo que perturbara a Zareck la mayoría de las noches.
Cuando llegué aquí no estaba loco. — las palabras de Zareck se pasearon breves instantes por su mente.
Tendría que creerle esa parate al chico en su nueva estrategia. Pero, hacía falta tantas partes del rompecabeza... Habían tantos cabos que atar y tantas preguntas que responder. Sin embargo, recordó lo que había afirmado cuando Zareck cooperó voluntariamente.
Resolvería ese caso a como diera lugar. Las cosas imposibles no exintían, solamente habían casos más difciles que otras. Y Zareck no iba a morir bajo el diagnóstico de: "Incurable."
Cerró sus ojos y se concentró lo más que pudo en sentir sus dedos moverse libremente. Debía admitir que poder acostarse, finalmente, no era algo malo. La noche anterior, no había dormido más de cinco horas.
El sueño comenzó a invadir su mente y la empujó fuera de la realidad. Fuera del control que amaba tener sobre todo. Una sensación que prometía descanso y unas cuantas horas de felicidad innata.
Podría pensar en su trabajo luego. Ahora, solamente quería domir.
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Sonatilla De Muerte(Libro N°1)
Mystery / ThrillerCuatro cadáveres, uno de ellos era femenino. Sin embargo, aún no se explicaba como Zareck Gallagher había asesinado a su propio hermano a sangre fría. No obstante, a sangre fría se que quedaba realmente corto para lo que sus ojos habían visto en aq...