El director había cumplido. Ese mismo día, a las 5:45 de la tarde le había entregado los CD's que había prometido conseguirle. Todo el juicio de su paciente se encontraba en esos dos CD's. Sí, eran varios, pues el juicio del oji azul se había extendido por varias semanas. Hasta donde ella tenía conocimientos, cada CD's podía durar hasta seis horas.
Claro, ella no se iba a sentar durante doce horas a ver lo que había sucedido. Simplemente, vería lo que más le interesaba y eso era cuando Zareck tuvo que declarar, el momento en el cual fue llamado al estrado. Lo importante era buscar indicios de locura en su rostro, o quizás, inocencia. Cuando surgieran nuevas incógnitas se concentraría en los detalles menos relevantes.
Siguiendo la lógica contra todo pronóstico, Ariadne decidió ver primero el último CD. Imaginaba que el chico, al ser el acusado, había sido el último en declarar.
Una vez terminadas dichas acciones, tomó asiento en uno de los sillones de la sala de su departamento. Cuando el televisor cobró vida, mostró la imagen de una mujer, quizás, de cuarenta años. Usaba lentes grandes y el cabello rubio, recogido en un moño frances.
Aquella mujer estaba sentada frente al estrado y, frente a ella, se encontraba una persona. Alguno de los abogados del caso. Imaginaba.
Sin embargo, la imagen que llamó su atención, era la del joven demacrado que estaba sentado en el banquillo del acusado. Vestía el conocido uniforma naranja, detalle que resaltaba la decisión previa de los policías.
Lo habían puesto en prisión preventiva.
Logró reconocerlo por el color tan característico de ojos del chico. Pero, a parte, nada de ese muchacho podía asimilarse con Zareck. Apenas, podía verle las facciones, pero era claro lo que veía. El menor prácticamente no tenía mejillas, producto de la delgdez que padecia.
Además, en sus ojos se podía ver la depresión. Su semblante se mostraba ausente. Zareck no estaba prestando atención al juicio.
—¿Puede una persona esquizofrénica matar? — preguntó un hombre en saco negro.
La mujer asintió suavemente.
—Es verdad que la esquizofrenia puede ser controlada con un buen tratamiento... Pero, cuando esto no sucede, la gravedad de la enfermedad puede llegar a hacer que una persona cometa un delito, cómo el asesinato, — afirmó.
—¿Considera usted, como profesional calificado en este área, que una persona que padezca dicha enfermedad deba ser juzgada por homicidio calificado?
Fue bastante obvio para la pelinegra, que el hombre que había hecho la pregunta era el abogado defensor. Éste parecía uno de esos casos en el cual la defensa argumenta la enfermedad mental como causa para evitar una pena mortal. Aunque claro, al haber sido Zareck menor de edad en el momento de cometer dichos delitos, la silla eléctrica no era una opción.
Sin embargo, sabía que no lo librarían de cadena perpetua, con posibilidad de libertad condicional en quizás, cincuenta años. Una sentencia, que podía burlarse, con unos cuantos años de ser tratado en un hospital psiquiátrico.
—En lo absoluto, su señoría. Estas personas no tienen control total de sus acciones, — dijo el médico especializado. — Pueden perderse en un mundo de alucinaciones e incluso pueden creer que lo que hacen es lo correcto.
No habían pasado ni cinco minutos, pero ella ya estaba estableciendo sus propias conclusiones. No podía creerlo, pero estaba meditando seriamente una nueva opción. Que hubieran obligado a Zareck a hacerse pasar por un enfermo mental.
—Tiene sentido, — se dijo a sí misma, mientras daba pausa al vídeo. — Zareck es bastante manipulativo. No me sorprende si puede convencer a este jurado y al estrado entero.
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Sonatilla De Muerte(Libro N°1)
Gizem / GerilimCuatro cadáveres, uno de ellos era femenino. Sin embargo, aún no se explicaba como Zareck Gallagher había asesinado a su propio hermano a sangre fría. No obstante, a sangre fría se que quedaba realmente corto para lo que sus ojos habían visto en aq...