Capítulo 20

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-¡Auch!-gimo, y me sobo la nariz-.

-Lo siento-él se ríe, con un brazo, me aleja un poco-hola, Tiffany-saluda, sonriente, y visiblemente divertido-.

-Hola, Zayn-le sonrío levemente, sigo frotando mi nariz-.

-¿Estás aquí por lo del trabajo?-quiere saber-.

-Ajá-digo, sus ojos brillantes están claros y son hermosos. Ahora mismo, sé que fallé, estoy mirándolo a los ojos y ya estoy inundada por su perfume-.

-Bien-esboza una sonrisa, lo que faltaba. ¿Por qué sonríe así? Puedo ver su deliciosa lengua y sus labios y sus perfectos dientes-voy a dejar esto-levanta un maletín-y... ¿Tomarás notas, grabarás?

-Uh, tomaré notas-abro mi bolso y saco una agenda marrón-.

-No puedes tomar notas mientras caminas-dice, me hace señas para que entre a su oficina-.

Deja su maletín de cuero marrón en su escritorio. Qué recuerdos, su oficina… Sacudo la cabeza.

-Deja tus cosas donde quieras-se quita el abrigo color arena que trae puesto, Dios-.

Tiene puesto, otro traje negro, la camisa y la corbata también son de ese color. Y Oh-Por-Dios. Está afeitado deliciosamente. Su piel es de un cremoso chocolate, tiene una apariencia fresca hoy. Estoy de acuerdo con mi subconsciente, no tendría esta apariencia si hubiera ido de putas. ¡Jesucristo, Tiffany! ¡Deja de pensar así! Me digo.

-Bien, vamos-dice, frotándose las manos-¿Quieres un café o algo?-inquiere-.

-No, no-niego con la cabeza, sonrío-acabo de desayunar-él asiente, y abre la puerta, para mí-.

Nos pasamos todo lo que resta de la mañana recorriendo el museo, me cuenta sobre las técnicas de escultura y pintura de los artistas en el siglo XVIII, como se prepara la pintura casera, menciona también nombres de algunos compositores, las óperas de la época. Habla de la sociedad en ese entonces, la literatura.

Me invita almorzar a la cafetería del museo.

-Y, sobre la cuenta-dice, mientras nos sentamos, en la misma mesa en la que nos habíamos sentado ese día que lo volví a ver-no te resistas, yo pago-volteo los ojos, la verdad no volveré a discutir la cuenta con él. Es imposible. Suelto un bufido-.

-No lo haré-me cruzo de brazos, él ríe-.

Tomo mi bolso, y saco mi iPhone para ver la hora 1:34 de la tarde, estoy muerta de hambre. Tengo dos mensajes, de Tara y Alexis.

“Qué tal te va con el experto? ;)” Es Alexis, sonrío y le contesto, que todo va bien, y que ahora almuerzo con él.

“Todavía tienes tu ropa puesta… O ya voló por los rincones del museo? Lol x” Volteo los ojos al leer el mensaje de Tara. Le respondo palabras no muy agradables, seguidas de Lots of Love para ti también.

Una camarera, se acerca a nosotros para tomar nuestros pedidos, saluda con la cabeza a Zayn, y me da una amable sonrisa a mí. De seguro piensa que soy su linda hermana menor. Sacudo la cabeza, y para mi suerte, Lindsay, el nombre que reza su plaquita, no dice ni insinúa nada. Ordenamos dos porciones de roast beef y zumo de naranja. Zayn compara la sociedad del siglo XIII y la de ahora.

-Anteriormente-dice-, todo era más, ya sabes… un musulmán, jamás podría haber trabajado en este museo-sonríe, es una sonrisa extraña-aunque de todos modos me gustaría haber vivido en esa época, ya sabes, ser contemporáneo de Mozart-se encoge de hombros, y lo entiendo perfectamente. A mí también me gustaría-.

-A mi también-murmuro-.

Y antes de preguntarle qué piensa de las relaciones entre hombres viudos y jovencitas de mi edad en esa época, me dispenso para ir a lavarme las manos. Él asiente con la cabeza y me sonríe.

De camino al tocador, pienso que no estaba equivocada respecto a que de él puedo aprender demasiado. Es un hombre inteligente, con el que es fácil entablar una conversación sobre cualquier cosa, cualquier banalidad. Es divertido. En ocasiones hasta travieso. Y su acento me mata.

Termino con mis manos y las seco con un tisú. Camino a un ritmo normal y diviso a Zayn y a nuestros platos de comida. Tiene un demasiado colorido artefacto entre las manos. Fijo la mirada en esa cosa muy colorida, y distingo a mi celular en sus manos. Abro los ojos.

¡Los mensajes de Tara!

Apresurando el paso, voy a la mesa, está concentrado en mi celular. ¿Qué mierda hace con mi celular? Digo, no me molesta, pero si revisa mis mensajes con Tara estoy muerta. Qué vergüenza.

-Uh, ¿Qué hacías con mi teléfono?-inquiero, frunciendo el ceño, parada detrás de la silla que ocupaba yo, hace cinco minutos-.

Él sonríe, travieso, y deja mi celular en donde estaba. Se encoje de hombros.

-Nada-dice, suelto un suspiro exasperado-.

El resto de la tarde, él teclea en su computadora, mientras yo tomo notas con las piernas cruzadas en su sofá Chesterfield. Desaparece cinco minutos y regresa con dos tazas de té y panecillos. A este paso, voy a salir rodando de aquí. Me cuenta que es pakistaní y que tiene una hermana mayor, yo también le cuento algunas cosas de mí, mis padres divorciados, sobre Florence, y mis deseos de ir a Assas, el próximo septiembre.

-¿Por qué Assas? ¿Quieres ser abogada?-pregunta, interesado, desde el otro lado de su escritorio-.

-No, bueno… puede ser, quiero trabajar en las Naciones Unidas. Te sonará quimérico, pero me gustaría hacer algo relevante para ayudar al mundo-confieso, un poco ruborizada. Nunca se lo había dicho tan directamente a nadie. Ni a las chicas-.

-Interesante-suena sincero-confío en que lo lograrás-me sonríe, y se lleva su taza de té a los labios. Mierda-.

En todo el día no pensé en lo agradable que sería tener sus labios de nuevo sobre los míos, todo lo que me bastó fue su compañía. Pienso que no es sencillo ignorar la sensualidad que exuda todo el tiempo. Bueno, este sujeto es un seductor, así que me siento orgullosa de haber tenido mi cabeza ocupada la mayor parte del día. Pero estaba tan bien, solo hablando, sin intentar ver mensajes ocultos en sus palabras y gestos.

¿Por qué tuve que mirar sus labios? Imprudente. Sacudo la cabeza, y sigo tomando notas, de todo lo que recuerdo de nuestra extensa conversación mientras recorríamos el museo. Normalmente, no tengo tan buena memoria. Sospecho que se debe a que es él.

Soy tan predecible que sé que seré capaz de inventar ítems en el trabajo con el fin de verlo seguidamente.

Art of Seduction · Zayn Malik AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora