Hace casi cuarenta y cinco minutos que estoy dando vueltas como idiota. No sé dónde podría estar. Me duelen las pantorrillas un poco, y creo que me perdí. El museo es inmenso, y yo estoy vagando sin saber a dónde dirigirme. Estoy ansiosa, quiero verlo, aunque todavía no sé qué decirle, si llegara a encontrármelo.
En mi cabeza se crea una película.
Él apareciendo de cualquier lado, lanzándose a mí, besándome apasionadamente—con abrazo hollywoodense incluido—hasta que nuestros labios sangren, pasando sus masculinas manos por mis caderas, presionándome contra él, yo con los dedos enredados en su cabello negro como el ébano…
Suspiro.
Eso nunca pasará, es muy hermoso, y jamás perdería el tiempo conmigo. Aunque si dependiera de mí, sí pasaría… Un momento ¿Qué me pasa? Yo no me comporto así, yo no busco a los chicos, ellos tampoco me buscan a mí. Yo no ando por la vida con las hormonas alteradas. Ay, mierda, yo no soy así…
Me paro en seco. ¿Qué estoy haciendo? Niego con la cabeza. Tengo que dejar de comportarme como una jovencita con las hormonas alteradas. Soy una jovencita, pero hasta la fecha bastante contenida. Decido ir a buscar a mis compañeros, Alexis y Tara deben de estar suponiendo que… ¿Qué? Que quiero encontrarme con él. Y es cierto.
Es lo que más deseo, porque Zayn me parece demasiado atractivo. Es sensual, atrayente y hermoso. No dudo de que sea inteligente, es algo que en sus facciones se nota, a simple vista parece todo un caballero. Hay algo en él, en sus ojos y en su boca que incita a la locura, una locura que yo nunca he experimentado.
Que quiero probar. Pero de él.
Sacudo la cabeza. No, es demasiado mayor… pero me gusta, el color de sus ojos es tan cálido. Y todo él hace que mi sangre vuele por mis venas, que el corazón lata furiosamente contra mi pecho… Eso es cuando pienso en él.
Y hace un momento, cuando me miró con esos ojos felinos suyos, bueno, fue un arresto cardiaco. Mi estómago se contrae nervioso, es el hombre más hermoso que he visto y, eso está claro. ¿Por qué no es unos años menor…?
No, tengo la sensación de que si fuera de mi edad no me agradaría, me parecería atractivo físicamente, pero él es mucho más que eso, más que físico, es seductor, y racional. Y me parece irresistible esa extraña y poco común mezcla. Aunque apenas hayamos cruzamos palabras, algo me impulsa a sentarme a hablar con él, y a aprender de él. Ese impulso está estrechamente ligado al deseo de que me toque.
Me muerdo el labio, una serie de imágenes pasa por mi mente: una biblioteca de una casa solariega, con el fuego crepitando en el hogar, yo sentada en el piso a los pies de ese hombre hermoso, él sentado en uno de esos sillones orejeros, abrazada a sus piernas, escuchando historias de personas que ya no están, pero que dejaron su huella en el mundo, tal vez Nietzsche, o Da Vinci, o Wiston Churchill.
Me encantan las historias de guerra… pero él no es tan viejo.
Río de mí misma, las posibilidades de que eso se lleve a cabo son de una en un billón. Soñar no cuesta nada, me digo.
Camino hacia unas escaleras, francamente estoy harta. Estoy bien con el museo, pero, ¿Por qué mierda hay tantas escaleras? En serio, esto cuenta como ejercicio de toda la semana, puede que falte a las prácticas de volley por esto.
Una figura alta, oscura y de puro músculo, cubierta de azul, sube por las escaleras al mismo tiempo en que estoy bajando. Cruza una mirada conmigo, y su sonrisa aparece. Su media sonrisa. Otro arresto cardiaco.
Éste hombre va a terminar matándome. Se para y yo lo imito, él está un escalón por debajo de mí. Estoy a su altura, creo que ahora enrojezco y sonrío como una total estúpida. Se ve tan delicioso con su traje azul oscuro, su camisa de un blanco impoluto y la corbata de un azul más oscuro. Quiero o arrojarme a sus brazos, o empujarlo por las escaleras. No es justo que se vea como un modelo, trabaja en un museo.
-Hola, Tiffany-dice, y entorna la mirada. Habla como si saboreara mi nombre-.
Me derrito ante el sonido de su voz, es más aterciopelada de lo que recordaba. Me quedo unos segundos perdida en sus sobrecogedores ojos.
-Hola-sonrío y saludo con la mano, él tiene un aire burlesco-.
-¿Y tu grupo?-pregunta, yo me encojo de hombros, intentando parecer casual y no nerviosa-.
-Uh, supongo que me perdí-musito, él asiente con la cabeza lentamente-.
-Debo decir que es un placer volver a verte-dice al fin, luego de unos segundos de mirarnos sin decir nada. Demasiado intensamente para mi gusto, me mira como si pudiera leerme-.
No sé qué responder, así que balbuceo la primera oración coherente que se me viene a la cabeza.
-Lo… lo mismo digo-le doy una leve sonrisa. En cambio la que él me da, es completa, me enseña los dientes-.
Su manera de sonreír es única. Sus dientes son blancos, están perfectamente alineados y por Dios, enseña un poco de esa lengua… Suspiro sonoramente sin darme cuenta.
-¿Estás cansada?-inquiere, interesado-.
-Mmm, sí-vacilo-se podría decir que llevo cuarenta minutos caminando y no los encuentro-me encojo de hombros nuevamente-.
-¿Por qué no llamaste a alguno de tus compañeros para…?-se interrumpe-cierto, odias a todos-recuerda, y luego me sonríe-¿A qué hora deben encontrarse a la salida?-le miro extrañada-.
-A las tres y media, en la entrada de Great Russel Street-digo, él aprieta los labios y asiente. Parece estar contrariado o preocupado por algo-.
-Acompáñame a tomar un café-me mira, y él sabe que yo lo estoy considerando-.
Entonces, me regala una media sonrisa, entorna los ojos y las abundantes pestañas, le dan un efecto hipnotizador a su mirada. Y ya caí. Asiento, le sonrío levemente de lado. Me deja pasar primero al bajar la escalera, y me guía a la cafetería.
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Art of Seduction · Zayn Malik AU
Fiksi PenggemarTiffany y Zayn se conocen cuando ella visita el Museo de Londres, donde él trabaja; la atracción que sienten ambos se manifiesta al instante. Él es un hombre exitoso, y ella es joven... demasiado joven. Entre ellos se interponen trece años, pero alg...