Capítulo 10

13.7K 638 20
                                    

-Yo…yo tengo treinta-dice Niall, señalando su pecho con el índice izquierdo, las otras personas desvían sus curiosas cabezas, y se ponen a lo que estaban haciendo antes-.

Yo siento los ojos de mi primo fijos en mi cara, pero no puedo mirarlo. Él carraspea, y luego de un momento, finalmente me atrevo a mirarlo por debajo de las pestañas.

-Así que, tiene mi edad-doy un suspiro-.

-Tú todavía no tienes treinta-susurro, él me mira y niega con la cabeza-.

-Estoy tratando de hacerte sentir mejor, y tú no ayudas-refunfuña, me encojo de hombros-lo único que tengo para decirte es que te cuides, cariño, eres muy importante para mí, y si alguien te dañara yo…-se queda callado y baja la cabeza-.

-Niall, nadie me dañará-le paro-además, como ya te dije, es imposible-nos miramos un rato, él suelta el aire contenido-.

-¿No puede gustarte alguien, ya sabes… de tu edad?-yo río-.

-No es importante-miento-.

Y me siento asquerosa, porque muy en el fondo de mi ser, quiero que me pasen cosas malas con Zayn, que me haga cosas malas. O tal vez no muy en el fondo.

Me estremezco y sacudo la cabeza levemente.

-¿Tienes frío?-pregunta-.

-No… bueno, un poco-le sonrío-.

-Vayamos a tu mesa. ¿Trajiste abrigo?-asiento, me suelta y me ofrece su brazo-.

¿Cómo puede estar tan tranquilo? Si le digo algo por el estilo a mi madre, ella me manda a un convento en Rusia...

¡Mi madre!

-¿No le dirás nada a Nina, verdad?-pregunto en voz baja-.

Niall me mira horrorizado.

-¿Cuándo lo he hecho? Nunca hablo con ella, con la única persona con quién hablo de los Lynch, eres tú, prácticamente-responde él, medio ofendido-.

-No te enojes, es que si lo que te conté llega a sus oídos, moriré lapidada frente a la fuente de Lynchville-bromeo-.

Más tarde, ya estoy en mi habitación, encerrada, y poniéndome el pijama. Estoy feliz por Niall, nunca lo había visto tan feliz. Pasé un día genial con mis amigas, y les agradezco de corazón por haber ido conmigo a un evento familiar para evitar que me aburra. Esas sí que son amigas, porque aguantar las bromas de mi abuela, las irritantes indirectas de mis tías y las órdenes de mi madre, no es fácil.

Mi cama me cobija, estoy muy cansada y en seguida logro conciliar el sueño. Mi noche está llena de ojos color topacio, labios rosados e incitantes, colores cálidos y suaves cabellos negros. ¿Qué no daría yo por sentir eso de verdad?

Desafortunadamente, despierto demasiado pronto. Me desperezo y me da una flojera tremenda levantarme. Y sé que no iré al colegio hoy. Quiero decir, es lunes, y no tengo nervios para soportar a mi profesor de historia, a la de matemática y todas las demás materias. Quiero leer. Miro al techo y medito.

Si me escapo, querré ir al museo, con el único objetivo de ver a Zayn. Ese deseo es demasiado fuerte después de soñar con él. Pero tampoco quiero ir al colegio hoy.

-¡Agh!-gruño, y me levanto-.

Elijo la más ropa abrigada y de mal gusto que encuentro en mi armario. Así es como evitaré ir a Zayn, como abejas a la miel. Mmm… miel. Sus ojos son de color de la miel… ¡Basta! Una camiseta de cuello redondo blanca de algodón, un chaleco de lana con rayas verdes y azules, una bufanda a cuadros gris, un jersey rosa y una parca azul, jeans negros, botas felpudas de color beige, y mis gafas rojas de carolina herrera. Mejor vestida para evitar tentaciones, imposible.

Sonrío triunfante y bajo a desayunar con mi mochila semi vacía, para no forzar a mi hombro mientras camino por Londres. Al sentarme en el comedor, mi madre me mira con los ojos saliéndosele de las órbitas.

-Buenos días-digo, alegremente-.

-¿Te escupió tu armario?-pregunta mi madre, dejando su ejemplar del London Daily, al lado de su café-.

-Tengo frío-me encojo de hombros-y por cierto, se responde “Buenos días”-y eso es lo último que le digo en veinte minutos-.

Tomo café, unas rodajas de pan tostado con jalea de fresas y me levanto.

-Adiós-le digo, inexpresiva-.

-Adiós-musita, sin levantar la vista del periódico-.

Le digo a Ernest que iré caminando. Y es otra persona que me mira con cautela debido a mi vestimenta. Parezco un oso. Un oso de arco iris, y son consciente de ello. Camino lentamente con Michael Jackson hasta la estación del metro y pienso en qué libro elegiré hoy.

Art of Seduction · Zayn Malik AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora