Capítulo 49

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Veo a una joven, con el rostro ovalado, la piel brillante, saludable, aparentemente suave, tiene una nariz intermedia entre carnosa y aguileña, totalmente irlandesa. La boca es gruesa, carnosa, los ojos marrones, separados y grandes. Tiene el cabello de color caramelo, no más castaño oscuro.

No parece una niña, parece una mujer joven, con toda una vida por delante.

Vaya… cambié.

Me fui descubriendo a mí misma, mis deseos, mis pasiones, mis miedos, mis prioridades. Descubrí que tengo la capacidad de amar, y que alguien puede amarme, en toda la extensión de la palabra. Comienzo a aplicarme el maquillaje, y distraída rememoro las dos semanas pasadas, los cambios que se produjeron…

El gran cambio definitivamente, se dio en casa. Mi mamá y yo nos estamos llevando cada vez mejor. Descubrí que soy capaz de hacerla reír, y de que ella solo es una adicta al trabajo, no es tan mala. Esto me hace sentir mejor, pero rara. Mejor, porque estaba hasta de pelear con ella. Aprendimos ambas a ceder. Hasta fuimos de compras las dos solas, ayer. Y rara en el sentido bueno, ya que se siente extraño conversar sin discutir.

-Me alegro de que hayas tenido buenas calificaciones-dice, bebiendo su té de frambuesa, yo tomo un panecillo de la bandeja que mandé preparar para la merienda-.

-Bueno, siempre las he tenido-le contesto, encogiéndome de hombros, ella asiente. Doy un mordisco, y, oh, sabe a cielo-.

-¿Qué quieres para tu cumpleaños?-pregunta, de repente, y yo me quedo estática, atónita, casi en shock-es mañana y nunca sé que regalarte-admite avergonzada-.

-Ah… pues, no lo sé-Zayn, déjame estar con Zayn-lo que quieras-hablo luego de una pausa, ella piensa un poco-.

-¡Ya sé!-se sienta erguida y deja su té sobre la mesita del living-vamos de compras, déjame comprarte un vestido-pide, y yo la miro con el ceño fruncido-.

-¿Para qué?

-Mañana es tu cumpleaños, podemos ir a cenar, la familia, tus amigas, aquí o en un…

-¿Papá también?-interrumpo-vamos, por favor, no fue a mi graduación porque tenía trabajo, y me gustaría que esté mañana conmigo-ella frunce su ceño también, durante toda la merienda no lo hizo-como tú lo estarás-agrego, antes de que responda, y su gesto se dulcifica-.

-Está bien, pero debe llevar a tu abuelo, él siempre me cayó bien-dice, y mis ojos se abren como platos-.

-¿Qué?-estupefacta escupo-.

-Sí, no me mires así-se ríe. Wow-no soy tan mala como quieres creer, vayamos a comprarte un vestido-se incorpora-y te contaré como conocí a los Gruffudd.

Wow.

Pasamos recorriendo tiendas, desnudándome y enfundándome vestidos toda la tarde, o lo que resta de ella.

Mis padres no se conocieron en la universidad como siempre supuse. En realidad, Nina fue a uno de los bares de mi abuelo, en Manchester, y Tom trabajaba ahí, de barman. Parece ser que a medida que revive en su memoria los recuerdos de su juventud, se le va alegrando el rostro, la voz, los ojos. Y pienso, toda la soledad, la tristeza y el sufrimiento que habrá pasado mi mamá, porque por más de que no parezca humana, lo es, y siente. Y merece ser feliz.

Sacudo la cabeza, despertando. Soy consciente de que por primera vez en meses me estoy maquillando, y esto merece toda la concentración posible. Espolvoreo sobre ambos párpados móviles, sombra gris.

Gris, como el vestido de graduación que usó Alexis. El día de nuestra graduación estuvo cargado de sorpresas…

Ese día llegó alguien muy especial a mi casa. Estoy preparándome—el vestido lavanda de la ópera, con los zapatos que usé ese día y la famosa indumentaria (toga y demás) —, cuando Meredith entra a mi habitación, cargando un paquete, más bien es una extraña caja, con agujeros circulares.

-¿Qué es?-le pregunto, ella se encoje de hombros mientras lo deja sobre mi sofá púrpura-.

-No lo sé, pero acaba de llegar. Te dejo, tengo que ir a encargarme de Florence-besa mi mejilla y sale, murmurando: Dios, todavía recuerdo su primer día de clases.

Sonrío, al observar la característica caligrafía de Zayn en un sobre blanco, rezando “Tiffany”.  Lo abro y adentro hay un papel doblado, en el cual está escrito:

Feliz graduación, cariño. Ya sé que no puedo estar contigo las veinticuatro horas del día, como ambos quisiéramos, pero aquí dentro hay una cosa, por así decirlo, que puede ayudar. Espero que te guste, disfrútalo, y no le pongas mi nombre, sería vergonzoso. TQ. Z :) x.

Con la sonrisa a punto de partirme la cara en dos, guardo la nota en el sobre, y volteo para colocar sobre mi mesa de luz el mismo, y en ese momento, se escucha un sonido. Más bien: un ladrido. Un ladrido seguido del característico chillido perruno. Proviene de la caja.

Con un grado de excitación indecible, la abro, lentamente…

¡Y dentro está el más maravilloso can del mundo!

De aproximadamente un mes de edad, el perrito, tiene esa mirada, ese ruego en los ojos que dice sácame de aquí. Pero luego adquiere esa expresión de al diablo contigo niña, yo salgo de aquí, porque salgo, y se para sobre sus patas traseras y apoya las patitas salpicadas con manchas marrones sobre el borde de la caja. Es precioso.

-Ven aquí, bebé-le digo, con voz de retrasada mental y lo tomo en brazos. Su larga colita se mueve frenéticamente-¿Quién es el más manchado de la casa, quién es? ¿Quién?-lo sacudo, y él me responde con un ladrido. Qué precioso es-.

Suena mi celular, cuando lo dejo sobre mi cama.

Es Zayn.

-Hola-contesto, alegremente-antes de que digas algo, me encanta, lo amo, ha estado dos minutos dentro de mi casa y ya lo amo-escucho su risa, del otro lado-.

-Esperaba que te guste, ¿Ya tiene nombre?-inquiere-.

-No-camino hasta mi nuevo perro y acaricio sus orejitas llenas de manchas-¿De dónde conseguiste un dálmata de manchas marrones?

-Tengo mis contactos-dice, misterioso, y yo río-.

-Gracias,  cariño, me hará compañía…-digo, tragando saliva y omitiendo la última parte, “cuando me vaya”-.

-Sí, ese es el plan-hace una pausa-te amo, Tiffany-su voz suena un poco triste-.

-También yo te amo, Zayn-murmuro-.

Suelto la brocha, ya terminé con el rubor. Parpadeo repetidas veces para que las lágrimas no salgan y me arruinen el sencillo maquillaje. No me  quiero ir, pero por otro lado, sé que Zayn no dejaría que me quede, primero se sacrificaría él, antes que permitir  que yo renuncie a mis sueños.

Por lo menos me llevaré a Manchas—así le puse al final, a mi bebé, lo sé, qué creativo—, me digo.

Art of Seduction · Zayn Malik AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora