Los galanes de Alex y Tara llegan tarde, así que a la entrada solo estamos nosotras tres, pero en el almuerzo, sí, todos juntos como hermanos, sentaditos, almorzando y conversando sobre París y nuestras futuras vidas ahí. Entonces aparece en mi interior el miedo de no volver a ver a Zayn, porque no está en mis planes, ni para vacaciones, volver a Inglaterra.
No quiero dejarlo, pero encarémoslo, voy a tener una vida dentro de poco, voy a irme lejos y no puedo pretender que me siga a todas partes. El tiempo pasa, la gente se va, así es la vida. Su vida va a seguir igual sin mí.
No me dijo que me quiere, y yo tampoco lo he hecho, aunque sí he tenido ganas de hacerlo. Supongo que es porque solo soy un pasatiempo para él, una aventura y no siente nada más por mí que pasión y deseo. Por más de que pensar así me entristece de verdad, tengo que afrontarlo. Aunque yo tampoco sé que representa en mi vida, sí tengo claro que no me quiero apartar de él.
-Ay, Dios mío-Alexis casi grita, fijo la vista en ella-.
-¿Qué pasa?-pregunto-.
-Estás muy distraída-me dice, con las cejas levantadas-te estaba diciendo que hoy vamos a ir al cine, los cuatro-yo asiento con la cabeza-.
-Técnicamente voy a quedarme a dormir en la casa de alguna de ustedes-digo sonriendo, ella frunce el ceño-.
-¿Qué quieres decir?-frunce el ceño-.
-Es obvio-dice Tara, quien se encuentra a mi lado-saldrá con ese señor cuyo nombre comienza con zeta y termina con ayn Malik-se ríe, le doy una palmada en el hombro y ella me quita la lengua-.
-¿Estarás con él?-asiento, ella lleva las manos al cielo, negando con la cabeza-.
-Déjala, Alex-vuelve a reír-.
-Sí, déjala, Alex-digo-solo voy a salir con mi novio-le sonrío-.
-Sí, vaya novio.
Recuesto mi espalda en la silla del Grimaldi Gourmet Royal House, el restaurant de comida francesa a donde me lleva Zayn. Dice que es para que me acostumbre. Tengo puesto un hermoso vestido negro de satén con encaje en la pechera, que me llega por debajo de las rodillas, el blazer negro y los zapatos que olvidé en casa de Zayn.
El muy despilfarrador llevó el vestido lavanda para comprar uno del mismo talle, casi me dio un ataque, pero me obligo a ponérmelo con todas esas caras que puso. No es justo. Una parte de mi sigue enojada, mientras que la otra—la mayor parte—está feliz con este vestido, que se siente tan bien contra mi piel, es suave.
Me sonríe cuando se sienta frente a mí.
-¿Te gusta el lugar?-pregunta, yo le devuelvo la sonrisa y asiento con la cabeza-.
Es un enorme salón con aproximadamente sesenta mesas redondas, tiene un estilo clásico, es elegante y huele a rosas, por los adornos de diferentes colores de la misma flor, en las mesas. Los manteles son de color crema, como las servilletas, y los sobremanteles azul siena, la vajilla es de porcelana blanca, los cubiertos de plata y en el medio del salón una araña de cristal. Hay música de piano que ambienta—el pianista está ahí de verdad—el local.
Me encanta todo. Pero no me siento cómoda, es como si no perteneciera aquí, como si todo este lujo se burlara de mí.
-Sí-le digo, y no miento, porque no me preguntó si me siento cómoda. Su sonrisa se ensancha-.
-Genial-contesta, el mozo viene a dejarnos la carta-.
-¿Desean algo para beber mientras tanto, señor?-Zayn me mira-.
-Oh, yo quiero una Coca-Cola, por favor-el mozo enarca una ceja-.
-Señorita-me dice en su falso acento francés-solo hay vino, whisky, vodka…
Bueno, no me gusta el alcohol—aparte de que soy menor—y mientras va citando, hago muecas, y miro a Zayn, él se ríe y esperamos a que el mozo termine de citarme los tragos.
-¿Tienen jugo?-él asiente, le sonrío-.
-¿No tienen Coca-Cola?-interrumpe, Zayn, cuando el mozo comienza a hablar-.
-No, señor… pero tenemos…
-¿Cómo es que no tienen Coca-Cola?-vuelve a interrumpir al mozo, que está perdiendo la paciencia-¿Qué pasa si una familia viene a cenar y los niños quieren Coca-Cola? ¿O si una persona, como mi acompañante, no consume alcohol quiere Coca-Cola?-el mozo le frunce el ceño a Zayn-.
-Zayn, puedo...-lo miro, luego al mozo, que me observa con cautela-¿De qué frutas tienen?
-De fresas, naranja…-comienza a citar de vuelta-.
-No, de ninguna manera-interrumpe, se levanta-vámonos, no es posible que no haya Coca-Cola.
Me da un ataque de risa y me pongo de pie.
-Lo siento-le digo al mozo-.
-No le pidas disculpas, no tienen Coca-Cola-dice con desdén y yo río más fuerte, no lo puedo evitar-.
-Está bien-digo entre risas, casi llorando-lo siento, no lo siento-le digo al mozo y nos encaminamos a la puerta, mientras todo el restaurant nos mira-.
Después de pasear por el London Bridge—tomados de la mano, abrazados en ocasiones—vamos a Mc Donald’s, donde si hay Coca-Cola, ordenamos hamburguesas, papas y bebidas extra-grandes para llevar y salimos rumbo a rentar películas.
Y ahora estoy sentada en su sofá, descalza, con una camiseta suya puesta para no ensuciar mi vestido caro, comiendo mi hamburguesa y viendo American Pie, la primera de todas, mientras él me abraza.
-Esto es de cuando yo era un adolescente-comenta, y yo me río-.
-Cuando yo tenía tres-le digo, y él también se ríe-gracias por lo del restaurant.
-¿A qué te refieres?
-A que sabías que no me sentía cómoda. ¿Tan transparente soy?-inquiero, Zayn se encoje de hombros y nos miramos-.
-No quiero forzarte a estar donde no te agrada, quiero que te sientas cómoda mientras estás conmigo, me gustas así como eres, y no quiero que cambies-besa mi frente, sus palabras me hacen sentir un vuelco en el estómago. Por algún motivo quiero que me abrace más fuerte y yo abrazarlo a él-.
-Me dejaste grasa-me quejo, y paso el dorso de mi mano por la frente-.
-Y tú ensucias mi camiseta con mostaza-contraataca y nos reímos-.
-Tú no tienes ese problema-digo, haciendo un gesto con la cabeza, señalando a Jim-.
-No, y espero no tenerlo en tu presencia, bebé-acaricia mi hombro-.
-Eso es lo que me sorprende… ya eres viejo-me mofo-.
-Te voy a demostrar que no estoy viejo-con un ágil movimiento, me sienta en sus piernas-.
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Art of Seduction · Zayn Malik AU
FanfictionTiffany y Zayn se conocen cuando ella visita el Museo de Londres, donde él trabaja; la atracción que sienten ambos se manifiesta al instante. Él es un hombre exitoso, y ella es joven... demasiado joven. Entre ellos se interponen trece años, pero alg...