Capítulo 40

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Me mastico el labio a media tarde, luego de comer escuchando a mi abuelo contar anécdotas de cuando era joven y las líneas de Florence en Blanca Nieves y Los Siete Enanitos, la obra en la que es un árbol. Se las sabe de memoria, y en muy graciosa. Es tan hermosa y pura.

Estoy apoyada en el barandal de la proa, cuando mi abuelo se acerca a mí y me pone una mano en el hombro.

-¿Qué te pasa, Apple?-me interroga, yo paso saliva-.

Por más que lo intenté durante todo el día, y lo intento, no puedo dejar de pensar en Zayn y en lo fatídico que fue el final de un hermoso día, un día en el que ambos abrimos nuestros corazones. Asquerosas preguntas rondan mi mente, ¿De verdad me quiere? Y una más horrible: ¿Es el final?

-Nada-contesto, en un suspiro-.

-¿Nada? Vamos, puedes inventar algo mejor que eso. Estoy viejo, Tiffany, mas no senil-dice, y yo, indecisa, suelto un suspiro cansado-.

-Si te cuento algo, ¿Prometes que no se lo dirás a nadie?-él se ríe-.

-Promesa de veterano de la Segunda-le paso mi dedo meñique y él se queda mirándolo-¿Qué es eso? ¿Para qué quiero tu dedo?-volteo los ojos-.

-Para sellar la promesa-contesto, obvia, él frunce su blanco entrecejo-.

-Yo iba a traer mi navaja y hacer un pacto de sangre-abro grande los ojos y se ríe de vuelta-es broma-carraspea-cuéntame lo que te atormenta, manzanita-insta-.

Yo vacilo un momento, pero creo que vale la pena arriesgarme a contarle a mi abuelo sobre Zayn. Además, menudo hipócrita que sería, mi abuela se casó apenas terminó el bachillerato con él, y Daniel ya era un hombre hecho y derecho, a los treinta y tres cuando celebraron el sacramento del matrimonio.  Y nadie se negó.

Antes de comenzar a hablar, me aseguro de que mi padre no ande cerca.

Inspiro profundamente, y comienzo.

-Ayer tuve una pelea con mi novio-sonrío, irónicamente al pensar en Zayn, como tal-.

-¿Qué hizo el muchacho para disgustarte?-trago saliva, Zayn no es exactamente un muchacho…-.

-Nada, discutimos porque mi madre decidió ponerme guardaespaldas. Y se podría decir que nos vemos en secreto-le cuento, despacio-.

-¡Qué romántico! Pero, ¿Por qué tu madre te tiene vigilada?-me encojo de hombros-.

-Supongo, que a tres semanas de mis dieciocho primaveras, decidió recordarme-mi abuelo suelta una risita, y yo me le uno-.

-¿Cómo se llama?-inquiere interesado, su tono de voz es cómplice, y me parece tan gracioso-.

-Su nombre es Zayn-contesto, él asiente, con el ceño fruncido-sí, es árabe. Su padre es pakistaní-le digo-.

-Siempre pensé que no te gustarían los rubios, estás rodeada de ellos-bromea-lo que no entiendo, es el por qué de la discusión-me acomodo el cabello con una mano-simplemente podría presentarse ante tu madre-dice, yo trato de aguantar la irónica risa que se aloja en mi interior-.

-Si lo hiciera, estaría preso a los quince minutos-el abuelo se pone pálido-.

-¿Qué te hace creerlo? ¿Es… es alguna especie de criminal?-esta vez sí río, negando con la cabeza-.

-Es mayor que yo-anuncio, con voz queda, observando las profundidades del río-.

-¿Mayor? ¿Cuánto?-inquiere, con una mezcla de curiosidad, recelo y diversión-.

-Lo suficiente para ser directivo del Museo de Londres-lo miro por debajo de las pestañas y su rostro está tenso-.

-Ay, manzanita-niega con la cabeza-estás metida en un lío, ¿Está casado?-suelto una risa-.

-No.

-¿Estás segura?-asiento enérgicamente-esto de enamorarse de hombres mayores ha de ser genético-se burla, pero sigue tenso-.

-Tal vez-suspiro y me miro las manos-.

-Tiffany, quiero conocerlo-levanto de golpe la mirada a su rostro preocupado-.

-¿Qué?-casi grito, Daniel posa el dedo índice frente a sus labios-¿Por qué?-susurro, él se encoje de hombros levemente-.

-Quiero saber si es digno de ti, si te quiere realmente, y en vista de que tu padre lo mataría, me veo en la obligación de hablar con él, para advertirle sobre con quién se está metiendo-sonríe-sería injusto de mi parte, puesto que sé lo que se siente querer tanto a alguien que debería estar prohibido-su rostro se transforma, mi abuelo está pensando en mi abuela-créeme, nena, solo quiero conocerlo. Quiero saber si te quiere, como yo quería a Rachel cuando éramos jóvenes-su labio inferior tiembla, y temo que vaya a ponerse a llorar ahora-.

Lo abrazo con todas mis fuerzas, sin decir ni una sola palabra durante unos minutos. Ambos mirando las profundidades del río. Me separa y toma mi rostro en sus manos arrugadas.

-Tiffany, prométeme que lo llevarás a mi casa, que ambos irán a verme-se me revuelve el estómago-.

-Abuelo, te olvidas del inconveniente de mis guardaespaldas-él suspira-.

-Usa esa cabeza para algo más que peinarte, Apple. Escápate-guiña un ojo-.

Suelto aire de repente. Definitivamente, estoy en medio de dos familias anormales; la de mi madre, todos orgullosos, materialistas, estrictos, egoístas—si sigo nunca terminaré—y la de mi padre, extremadamente comprensivos. Mi abuelo está apoyando mis fechorías cuando se supone que debería actuar como un adulto responsable y prohibirme ver a Zayn de vuelta. Sin embargo, actúa comprensivo y lo quiere conocer.

A mi hermoso novio de treinta años.

Que no sé si sigue siendo mi novio.

-Ay, abuelo. ¿Qué haría yo sin ti?-él se ríe, y vuelve a abrazarme-.

-Probablemente te volverías loca.

Estoy completamente de acuerdo.

Art of Seduction · Zayn Malik AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora