Capítulo 3

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Jueves. Mi despertador suena a las siete en punto, me desperezo en la cama y todos mis huesos truenan. Suspiro, ayer no fui al colegio. Tengo que ser fuerte, me digo divertida. Hace frío y no quiero salir de la cama, pero si falto dos días seguidos, llamarán a mi madre.

Realizo mi rutina: levantarme, bañarme, bajar a desayunar y avisarle a Ernest, que estoy lista.

En el camino, miro por la ventana, sin observar. Mis pensamientos están fijos en un hombre hermoso, con ojos de color topacio, profundos, tan cálidos y abrazadores. Recuerdo cuando besó mi mano, sus labios suaves y rosados se posaron en el dorso de mi mano, con dulzura. Suelto un melancólico suspiro, tan impropio de mí. Es que, simplemente Zayn Malik es muy hermoso, creo que lo imaginé todo. Tal vez ese café tenía algún alucinógeno.

De pronto, un rinconcito de mi mente quiere conocerlo más. Ese pensamiento, se extiende rápidamente y se convierte en un deseo…

-Tiffany-exclama Ernest, doy un leve respingo y desvío la mirada de la ventana-.

-¿Qué pasa?-pregunto, él me mira por el retrovisor-.

-Ya estás frente al colegio-dice, en un tono condescendiente, yo asiento-.

-Lo lamento, estoy un poco…-dejo la frase inconclusa y abro la puerta-nos vemos a las dos, ¿Sí?-lo veo asentir y me alejo del automóvil-.

Me paro frente a la entrada del Saint Patrick High School.

Las instalaciones de uno de los colegios más prestigiosos, de donde salieron políticos y empresarios exitosos, donde la crema y nata de la sociedad londinense deja a sus hijos en manos de dedicados profesores. No sé por qué escucho la voz de mi madre en mis pensamientos.

Al entrar diviso a los grupos: Las princesas y príncipes—que son la mayoría—, los deportistas, los estudiosos y dedicados y a Alex y Tara. Nosotras tres somos las excluidas marginadas, no tenemos cabida en ninguno de esos tres grupos de alumnos de último año. Yo supongo que es porque no nos dejamos llevar por las masas. En total, la clase del 2013 somos treinta.

Somos estudiosas, practicamos deportes y nuestras familias son ricas, pero no nos desvivimos por tener el último modelo de Porsche, ni nuestro guardarropa es renovado todas las estaciones del año. Y como olvidar, no somos las mejores de la clase ni tenemos medallas de oro o trofeos por ganar un campeonato de atletismo, tenis o natación.

Cada grupo, tiene su líder, en el caso de la realeza, están Luke y Deanna, como la rubia pareja principal, los reyes, o algo así, sus mandatos se acatan sin vacilación. Si quieren pueden cagarte la vida solo porque no les gusta tu cara o tu cabello.

En el caso de los deportistas, está Zachary, el insoportable grandulón, rubio y musculoso, juega rugby y todos le respetan. Hay un noventa y nueve por ciento de probabilidades de que su cerebro tenga el tamaño de un maní, y ciertas partes de su cuerpo también.

Luego la peor, Gina, su largo cabello lacio y negro azabache, siempre en una prolija coleta, es una perra. Una vez, en octavo grado, Tara—y su bocaza—corrigió su manera de hablar, ella tenía razón, pero Gina la acorraló en el baño y la golpeó. Nunca en mi vida olvidaré la sensación de impotencia a ver el machucado rostro de mi amiga. Para su suerte, nunca me hizo nada, porque en entonces estaría en coma.

Camino hasta Rider y Lee, ellas están con jeans, botas felpudas y enormes abrigos, al igual que yo. Comen golosinas y conversan animadamente, seguramente sobre el amor platónico de Tara.

-Hola-alarga Alexis, y me sonríe, saludo con la mano-.

-¡Tiff!-grita Tara, y se echa a mis brazos, efusiva como siempre-Finn invitó a salir a Alex-susurra, abro los ojos como platos-.

-¿Qué?-no puedo evitar la sorpresa que denota mi voz-.

Miro a Alexis, quien se sonroja instantáneamente. Esboza una ligera sonrisa y me mira por debajo de sus marrones pestañas.

-Sí…cuando entré me topé con él, y me dijo-hace una pausa y nos guía a las bancas, al fondo del pasillo de los casilleros-que había estado buscándome, y yo le dije que estaba ocupada, entonces puso una cara de pena-suspira-ay, su hermosa cara de ángel-sacude la cabeza, Tara y yo reímos-bueno, y me dijo que me buscaba para... ir a la casa del lago, que tienen sus padres en Escocia-pego un grito, emocionada-.

Finn Weber, es el amor platónico de Alexis desde…siempre, y siempre fueron amigos. Pero al parecer eso está por cambiar. Su rostro risueño, ahora está coloreado con un rubor adorable. Finn es del grupo de los deportistas, pero él no nos trata mal ni nos ignora, de vez en cuando hasta se sienta con nosotras en el almuerzo.

De verdad me alegro por mi amiga.

El sonido ese, horroroso, de la campanilla, nos distrae de nuestro debate sobre el monstruo del lago Ness. Hombros caídos y arrastrando los pies nos dirigimos al aula de Historia.

Nuestro lugar lo dice todo. Atrás, lejos de todos esos príncipes y princesas. Tara saca sus gafas de su estuche y las limpia, mientras observa a Douglas, el mejor amigo de Luke. Un patán total. Aunque ella anhela reformarlo, quiere hacer del idiota de Pittsburg una persona de bien. Una buena intensión, pero imposible.

-Tar, deja de mirar así a Douglas-susurro, ella da un respingo, y se pone las gafas-.

-Nadie se fija en nosotras, o en mí, así que puedo mirar lo que quiera, durante el tiempo que sea, y nadie se dará cuenta-dice en voz baja, me da un dulce sonrisa, y los ojos se le achican-.

-Mira, creo que debes olvidar que él existe, es una persona sin sentimientos, es la copia exacta de Luke…

-Basta, tú no lo conoces-interrumpe con el ceño fruncido en mi dirección-.

-Claro que sí, que no se te olvide los trece años que convivimos juntos, falta poco para junio. No lo volverás a ver después de eso, iremos a Assas* y conocerás a un lindo francés con el que probablemente termines casándote y te olvidarás de él y todo lo que representa-me mira como si estuviese loca-.

-Cállense ya-dice Alex, entre dientes-.

Ambas bajamos la cabeza y quitamos nuestros materiales, libros, carpetas y marcadores de colores. Nos gustan mucho los colores.

Pasan dos semanas.

Y lo único que tengo son ganas de ir al museo y ver a Carlomagno mirarme, con su túnica dorada… dorado. Dorados son sus ojos. Por más de que intento no logro quitarme de la cabeza a Zayn Malik, el hombre hermoso con rosados labios.

Él de seguro olvidó nuestro breve encuentro, pero yo no, aunque lo desee no puedo. Y mi cuerpo da réplicas poderosas de ese delicioso estremecimiento que recorrió mi espalda cuando besó mis nudillos. La piel de mi cadera arde cuando recuerdo que su mano estuvo ahí. Esa masculina y preciosa mano.

Creo que me enorgullece decir que no me he escapado de nuevo, ni a la biblioteca. Mi vida sigue siendo aburrida, rutinaria. En una semana Alexis va con Finn de vacaciones por Semana Santa, y yo y Tara nos quedaremos en Inglaterra, sintiéndonos desnudas a falta de nuestra mejor amiga.

Me digo que nunca volveré a ver a Zayn, nunca volveré a perderme en sus hermosos ojos o sentir sus labios sobre mi piel. Hago un pacto conmigo misma: No volver a pensar en él.

Art of Seduction · Zayn Malik AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora