Casi cuarenta minutos después, me encuentra con las piernas cruzadas, descalza y sentada en su sofá, a punto de dormirme. Pero al verlo, me yergo, tiene la camisa abierta hasta los pectorales de color caramelo, fuera del pantalón y dos platos de pasta en las manos. Me levanto para ayudar.
-¡No! Quédate ahí-ordena, y me quedo parada ahí-.
-¿Tiendes a desnudarte mientras cocinas?-inquiero, él se ríe-.
-Puede ser-contesta, y yo me ruborizo-cuando hago pasta, espero que te guste-suena un poco nervioso-.
Deja los platos en la mesita de vidrio, que dudo que use para cenar, de su bolsillo trasero saca cubiertos, echa unos cojines al piso, y se sienta, con las piernas cruzadas. Sonrío al verlo así.
-Ven a cenar-acaricia un cojín a su lado-.
Me siento sobre mis rodillas, tomo el tenedor y la cuchara, él está mirándome, atento, expectante, se muerde el labio. Enrollo, despacio, los espaguetis con salsa de color rosa suave, huele de maravilla, a pimienta, queso y panceta. Lleva algo más, pero no lo identifico solo oliendo. Lo miro a los ojos.
-¡Pruébalo ya!-se queja-.
-Está bien-me río con ganas, lentamente, mirándolo a los ojos, introduzco el tenedor con pasta a mi boca, mastico-.
Es delicioso. La pasta y la salsa. Tiene mozzarella, roquefort, pimienta, un poco de ají en polvo, panceta, jamón de pollo, tomate y champiñones.
-¿Y?-pregunta, le hago señas para que me deje tragar primero-.
-Bueno, no lo sé…-me encojo de hombros-¿Estás seguro de que lo hiciste tú?-inquiero, él se ríe, y me uno-.
-Claro que sí, son años de práctica, vivo solo. A la fuerza tuve que aprender a cocinar-confiesa-.
-Pobrecito, Zayn. Comiendo arroz quemado, o enlatados que no son para nada nutritivos, o yendo a Mc Donald’s.
-No te burles, fueron tiempos duros-dice, con un poco de melancolía en la voz-.
-No te afectaron, estás sano.
-Sí-suspira-no te veo comer, come. O me harás creer que odias lo que preparé-hace un puchero-.
¡Hizo un puchero! Qué hermoso, rejuveneció diez años. Pero me quedo con sus rasgos fuertes. No cambio su sexy e imponente figura por una más joven de él. Nunca, es perfecto, me gusta y lo deseo así, inteligente, sexy, maduro… Estoy loca, concluyo.
Me fijo en su pecho, de color caramelo. Sobresalen unas inscripciones negras y antes de que cualquier pensamiento pudoroso pase por mi cabeza aparto su camisa de mi campo de visión. Siento como se estremece, su calor. Paso los dedos por la inscripción en su clavícula izquierda.
-¿Qué dice?-pregunto-.
-Sé honesto con quién eres-le tiembla la voz, ¿Por qué?-.
-Ah-apoyo toda la palma en su pectoral, y acaricio con el pulgar-.
Siento el fuerte latido de su corazón. Cierra los ojos y posa su mano sobre la mía. Me acerco a él, más concretamente a su boca. Nuestros labios se unen, luego eso ya no es suficiente para él, ladea la cabeza y abro la boca, para dar paso a esa tentadora lengua, que cada vez que sonríe me llama. El beso es exigente, duro y tiene sabor a pasta. Comienzo a reír y me separo.
-¿Qué?-pregunta-.
-Nada-digo aún riendo, pero no sé de qué-.
Vuelvo a acercarme a él, y acuno su rostro en mis manos. Sus ojos son tan bonitos, él es tan hermoso y su boca es tan adictiva. Sus caricias son devastadoras y sus manos me queman cada vez que me toca. Entreabre los labios, y veo su lengua pasando por sus dientes. Necesito estar ahí, en su boca.
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Art of Seduction · Zayn Malik AU
Fiksi PenggemarTiffany y Zayn se conocen cuando ella visita el Museo de Londres, donde él trabaja; la atracción que sienten ambos se manifiesta al instante. Él es un hombre exitoso, y ella es joven... demasiado joven. Entre ellos se interponen trece años, pero alg...