Natalia
Hoy hace un día espectacular. Creo que los días como este son mis favoritos. Hace frío, pero el sol calienta lo justo como para no helarse. El suelo está lleno de hojas, de las que crujen al pisarlas paseando por la calle. En estos días he provechado la inspiración que me causa el otoño para escribir la canción de Alba. Estoy bastante contenta con lo que tengo hasta ahora y quiero ver lo que tiene ella. Me encuentro en una terraza de Madrid, fumándome un cigarro mientras me tomo un café y la espero. Me muero de ganas de verla. Llevamos una semana sin parar de hablar por WhatsApp y me parece como si nos conociéramos de siempre. No puedo sentirme mejor con ella.
Siento dos manos que se posan lentamente sobre mis hombros, giro levemente la cabeza y Alba se agacha, dejando un beso en mi mejilla.
- Hola – dice mientras toma asiento en la silla que tengo a lado.
- Hola enana – respondo sonriente - ¿Qué te apetece tomar?
- Un café calentito - En seguida llamo a la camarera y le pido el café.
- ¿Qué tal va tu semana? – me pregunta.
- Bueno... estoy un poco agobiada con la uni. Desde que trabajo en la tienda tengo mucho menos tiempo para todo.
- Y yo robándotelo para que me compongas una canción...
- Eso lo hago por gusto tonta – respondo con sinceridad – ¿Y tú qué?, espero que hayas cumplido lo que me prometiste.
- Tengo algo...
- No te veo muy convencida.
- No lo estoy.
- Enséñame.
- No. Tú primero.
- Alba...
- Vaaale.
Posa en la mesa su maletín y lo abre, sacando de él una libreta. Me causa mucha ternura que vaya a todos lados con ese maletín acuestas, parece una niña pequeña con sus deberes del cole. Mis pensamientos me hacen reír.
- ¿Qué pasa? – pregunta extrañada.
- Nada, me preguntaba que tesoros esconderá Alba Reche en el maletín del que no se separa ni para cagar.
- Eso nunca lo sabrás – responde haciéndose la interesante.
- Nunca digas nunca enana – parece que ignora mi comentario, ya que abre la libreta y me la enseña. Yo la cojo y leo.
Simplemente la miro a los ojos sin decir nada y levanto las cejas.
- ¿Quieres decir algo? – pide nerviosa.
- Me flipa.
- ¿De verdad?
- De verdad de la buena.
- Es muy corto... pero no se me ocurría nada más.
- No te preocupes. ¿Encaja con la melodía que teníamos?
- Si.
- Vale. Pues es perfecto. Enserio, además pega mucho con lo que tengo yo. - vuelvo a leerlo un par de veces más - Fua, que ganas tengo de hacerlo con la guitarra.
- Vamos a tu casa - rsponde emocionada.
- Pero tengo que enseñarte mi letra.
- Tócamela arriba, aquí me siento más expuesta.
- Pero bueno, ¿qué confianzas son estas de auto invitarte a mi casa enana? - bromeo para picarla, y parece que lo consigo.
- ¿Quieres dejar de llamarme enana? Ya van tres veces. – dice fulminándome con la mirada.
- No sabía que te molestaba – finjo seriedad y levanto ambos brazos en son de paz – prometo que no vuelvo a llamártelo. Venga, vamos a casa.
Ambas nos levantamos para dirigirnos a mi casa y cuando apenas hemos dado tres pasos acerco mi boca a su oído desde su espalda.
- Enana – le susurro. Ella se da la vuelta y me empieza a pegar suaves tortazos en el pecho. Al verme acorralada salgo corriendo.
- Si tú corre... cobarde.
El camino a casa lo hacemos entero así. Jugamos, nos reímos y no paramos de picarnos. Llegamos a casa y como de costumbre no hay nadie. Vamos a la habitación donde siempre compongo. Allí le enseño lo que tengo de la canción y parece encantarle. Cuando termino de cantar se queda mirándome fijamente, sin decir nada. Yo hago lo mismo y ella me coge de la mano. No sé cuánto tiempo llevamos así, pero me doy cuenta de que pasaría horas mirándola a los ojos. Sin embargo el momento se corta cuando suena mi móvil, que se encuentra en la mesa que tenemos delante. La pantalla se iluminada con una llamada entrante, el nombre de Mikel y su foto. Me pongo nerviosa. No sé muy bien que hacer.
- ¿No coges? – pregunta Alba separando su mano de la mía. Entonces cojo el móvil y lo cuelgo.
- No, luego le llamo. No creo que sea importante.
- A mí no me importa e - insiste.
- No, enserio. Prefiero llamarle luego.
- ¿Quién es? He visto que tienes algunas fotos con él en Instagram. – mierda, nos seguimos la primera noche y no había caído en que, al igual que yo estuve horas mirando sus fotos, seguro que ella también me ha stalkeado.
- Es mi... mejor amigo.
- ¿A si? Seguro que es supermajo, ya me lo presentarás– dice con una sonrisa en la boca.
- Bueno... ahora está de erasmus.
Cambio de tema con rapidez antes de que haga más preguntas. Seguimos con la canción un par de horas más y Alba se marcha a su casa. Cuando me quedo sola cojo una cerveza de la nevera, me enciendo un cigarro y me siento en el sofá pensativa.
¿Por qué he hecho eso? La he mentido en la cara. ¿Mejor amigo? No entiendo en qué coño estaba pensando, sólo sé que me ha salido así. Supongo que no quiero que piense que entre nosotras no puede haber nada. Suena mal, suena egoísta y yo no suelo ser así. Creo que me estoy volviendo loca. Llevo meses pensando en que mi relación con Mikel no va a ningún lado. Además últimamente no hacemos más que discutir y reconciliarnos para volver a discutir al de nada. No tiene ningún sentido. Alguna vez lo hemos hablado y hemos estado cerca de dejarlo, pero finalmente nunca pasa. No pasa porque joder... nos queremos. De verdad que le quiero muchísimo. A lo mejor no de esa forma. O a lo mejor sí y es solo una mala época en nuestra relación. Quiero pensar que cuando vuelva todo volverá a ser como antes. Lo que está claro es que si ya estaba confundida, la aparición de Alba Reche en mi vida ha hecho que no sepa por dónde me da el aire.
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Nuestra canción.
RomanceAlba y Natalia viven y estudian en Madrid. La música hace que se conozcan y tras descubrir el talento de la otra, deciden componer una canción juntas. Esto hará que se unan, construyendo una bonita relación de amistad y puede que algo más. Lo que e...