Alba
Sábado por la mañana. Me acabo de levantar y decido darme una ducha para despejarme un poco. También para intentar poner mi cabeza un poco en orden. La ducha es mi rinconcito de pensar, y hoy no puedo pensar en otra cosa que no sea Natalia. Anoche fui una imbécil. De verdad me pensaba que estaba celosa, de verdad me hice ilusiones. Pero no, que sea bisexual no quiere decir que se sienta atraída por mí. Somos amigas y ya está. Cuando me dijo aquello me sentó como una patada en el culo. Pero pensándolo bien, creo que me hizo un favor. Estoy segura que si entre Natalia y yo pasa algo, voy a acabar piyadísima por ella y no estoy dispuesta a pasar por eso otra vez. No quiero darle a nadie el poder de hacerme daño. Hasta ahora no había podido evitar dejarme llevar con ella, pero anoche lo vi claro. Se acabó.
Salgo de la ducha y me preparo. He quedado con Marta y con Marilia en ir a comer a un italiano que está cerca de casa. Se ha convertido en tradición ir allí cada mes. Me encanta tener tradiciones con ellas. Tengo mucha suerte de haberlas conocido. Nos sentamos a comer y comentamos la actuación de anoche. Ellas siempre están ahí para verme, nunca fallan. Marta expresa enérgicamente lo mucho que le gustó el concierto y Marilia le da la razón. Yo solo sonrío y agradezco los cumplidos. Mientras cenamos vibra mi móvil.
- Estoy viendo por enésima vez el video de nuestra actuación de anoche, estuviste espectacular.
Es Joan. Joan es mi amigo y yo no siento nada más allá. Pero es cierto que el me confesó hace un tiempo que sentía algo más. Yo le dije que lo sentía, que no podíamos estar juntos. Y de verdad que lo siento, porque pienso que ojalá fuera capaz de sentir algo por él. Confío 100% en Joan y estoy convencida de que con él todo sería fácil. Pero, como dice Marwan, no nos enamoramos de quien se lo merece, sino de quien nos arranca de nosotros, de quien nos saca a empujones la normalidad, de quien nos quita la voluntad al mínimo gesto, de quien nos altera sin tocarnos.
Paso el día fuera con mis amigas, lo que me viene superbién para despejar la mente. No recibo noticias de Natalia y yo tampoco se las doy. Supongo que ambas necesitamos un respiro, solo eso. Una cosa es saber que somos solo amigas, pero no me gustaría dejar de hablar con ella. Sin embargo, la semana avanza y seguimos sin hablar. Echo de menos sus WhatsApp, me alegraban el día. Pienso en hablarla pero no quiero que piense que voy detrás de ella. Creo que mi silencio cuando me dijo aquello, pudo haberla hecho pensar que yo sí quiero algo más. Soy consciente de lo infantil que suena todo esto. Estamos actuando como crías, las dos. Pero no seré yo quien dé el primer paso.
jueves
Acabo de salir de la uni y me paso por la gran vía para mirar algo de ropa antes de ir a casa. Entro en una tienda y cuando estoy mirando oigo una voz conocida, levanto la mirada y me la encuentro ahí, hablando con una clienta. Joder, no sabía que esta era la tienda en la que trabajaba Natalia. No sé qué hacer. Va a ser tenso hablar con ella después de haber estado evitándonos toda la semana. Pienso en salir haciendo la croqueta pero es demasiado tarde. Ya me ha visto. Levanta las cejas y se acerca.
- ¿Le puedo ayudar en algo señorita? – no me esperaba que la conversación empezara así.
- Sí me vendría bien algo de ayuda. – es inevitable seguirle el rollo – Le explico. Yo soy cantante y bueno, suelo actuar en un bar. El caso es que estoy componiendo una canción preciosa con una amiga y quería comprarme algo que esté a la altura cuando me suba al escenario para cantarla.
- Entiendo. Estoy encantada de ayudarla con eso, pero necesito saber un poco... ¿Cómo es la canción?
- Pues es... elegante y a la vez sexy. Es triste pero preciosa. Vulnerable pero con mucha fuerza. – explico mirándola intensamente a los ojos y ella sonríe.
- Voy a ver qué puedo hacer.
Pasea por la tienda cogiendo algunas prendas. Cuando acaba se dirige a mí con la ropa en la mano.
- Creo que debería probarse estos conjuntos. – y me acompaña al probador. Menos mal que no hay mucha gente a estas horas, porque no creo tenga permitido hacer esto. Me ha dado dos conjuntos. El primero es un traje algo masculino pero que se adapta perfectamente a mi cuerpo resaltando mis curvas. El segundo es un vestido negro ajustado. Cuando me pruebo cada uno de los dos, salgo para que vea cómo me quedan y disfruto apreciando como se nota en su cara que le gusta lo que ve.
- No sé qué decir señorita...
- Reche.
- Señorita Reche, ambos conjuntos le sientan de maravilla. La verdad es que tiene usted un cuerpo impresionante.
No le gustas Alba. No le gustas. Está bromeando, solo eso. Te ha echado un piropo ¿y qué? Yo también les digo a mis amigas que están buenas.
Finalmente opto por el vestido. Vuelvo a ponerme la ropa que traía y me dirijo a la caja a pagar.
- Espero que pueda acabar esa canción lo antes posible. – me dice mientras me cobra.
- Me muero de ganas, lo que pasa es que mi amiga últimamente parece que no quiere hablar conmigo. – deja un momento lo que está haciendo y me mira.
- Estoy segura de que si quiere. Igual solo está esperando a que tú se lo pidas.
- ¿Quién le ha dado permiso para dejar de tratarme de usted? – no puedo creer el morbo que me da esta situación.
- Perdone señorita, aquí tiene. – dice mientras me da la bolsa – Tenga buena tarde.
- Igualmente.
En cuando me doy la vuelta y quedo de espaldas a ella, suelto la sonrisa que me he estado aguantando durante todo el rato. ¿Qué ha sido esto Alba? ¿No decías que se había acabado? Joder. No puedo evitar hablar de esa forma con ella, no puedo evitar mirarla así. No puedo evitar tontear con ella. Aunque para ella no sé si es tonteo. Lo que me dijo el otro día me lo dejo claro. Pero ahora... ¿A qué juegas Natalia?
ESTÁS LEYENDO
Nuestra canción.
RomanceAlba y Natalia viven y estudian en Madrid. La música hace que se conozcan y tras descubrir el talento de la otra, deciden componer una canción juntas. Esto hará que se unan, construyendo una bonita relación de amistad y puede que algo más. Lo que e...