Capítulo 26

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ALBA

Nos encontramos en la próxima parada de la gira: Perú. El sol aquí no da tregua ni un segundo y me da la sensación de que en cualquier momento voy a derretirme, sobretodo porque estoy sentada encima de Natalia, quien me agarra por la cintura mientras ambas reímos y escuchamos las divertidas anécdotas de Noelia. Acabamos de comer en un restaurante de comida local, en una terraza a lado de la playa y estamos de sobremesa. Disfruto tanto de los momentos en los que estamos todos juntos... definitivamente tengo un equipazo.

Natalia y yo hemos estado muy bien durante estos días. Tan bien que según mi hermana no hay quien nos separe. Me llamó loca bipolar cuando se enteró de que Nat y yo estábamos dándonos una oportunidad. Y no le faltaba razón, esa misma mañana había discutido con ella porque la defendía, pero creo que en realidad Marina está encantada. La conozco muy bien y noto enseguida cuando alguien es de su agrado, y Natalia definitivamente lo es. Parece que mi hermana y yo tenemos algún tipo de conexión mental, ya que al igual que yo estoy pensando en ella, parece que ella estuviera pensando en mí. No me quita la vista de encima sin parar de sonreír y me está poniendo nerviosa.

-¿Qué te pasa loca?

- Nada, que me gusta ver a mi hermana feliz

De pronto siento todas las miradas de la mesa sobre mí y oigo un "oooooooh" a coro. La temperatura de mi cara sube a marchas forzadas. Estoy segura de que mis mejillas se han enrojecido. Natalia ríe y deja un beso en una de ellas. Yo ruedo los ojos y niego con la cabeza mientras sonrío. Todos parecen estar encantados con nuestra reconciliación. Todos menos Vanesa, que intentó por todos los medios convencerme de que Natalia no me conviene, insistiendo en que iba a demostrármelo. He de reconocer que me hizo dudar, pero los buenos momentos que paso con Nat hacen que me olvide de todas las dudas y miedos que puedan aparecer. Finalmente Vanesa se resignó y ahora parece más tranquila.

Esa misma noche, después del concierto nos dirigimos a una fiesta en la playa organizada por los dueños del local en el que hemos actuado. Se trata de una fiesta ibicenca. Natalia lleva una camisa blanca que tapa casi por completo sus pantalones cortos y hace que su piel morena resalte. Está especialmente guapa.

- ¿Te traigo un clínex? Se te está cayendo la baba – me pregunta despertándome de mi hipnosis. Sonrío y levanto una ceja.

- Pues no me vendría nada mal, estás preciosa.

- ¿Me lo dices tú? – me mira de arriba abajo y se acerca hasta posando su mano en mi cintura – me pone mucho ese vestido – susurra en mi oído.

- Eres una pervertida

Entre risas deja un pequeño beso en mis labios. Yo pongo mis brazos alrededor de su cuello y se lo devuelvo con algo más de profundidad. El beso se acaba pero nos quedamos en la misma posición.

- ¿Ya has pensado que quieres para tu cumple?

El cumpleaños de Natalia es dentro de una semana y tengo claro que voy a aliarme con María para organizar una fiesta sorpresa. El regalo también lo tengo pensado, sin embargo me gusta hacerle pensar que no. Quizás así pueda sacarle algo que quiera para ayudar a María con el suyo.

- A ti – ruedo los ojos.

- ¿Algo que no tengas ya?

- Tenerte me ha costado lo mío e

- No soy fácil – digo encogiéndome de hombros.

- Ni que lo digas

- No me cambies de tema - suspira

- Ya te he dicho que no quiero nada

- Es tu cumpleaños y sabes que voy a regalarte algo, asique será mejor que colabores

- A ver... - pone una mueca para indicarme que está pensando que me parece muy graciosa y adorable, no puedo evitar dejar otro suave beso en sus labios – así no puedo pensar.

- Perdón, eres demasiado mona – sonríe ampliamente y me besa – venga, piensa.

- ¿No debería ser una sorpresa? Si te lo digo no tiene gracia, eres artista, se supone que tienes imaginación

- ¿Insinúas que no la tengo?

- Puede que ser una diva famosa haya hecho que olvides lo más básico - abro la boca y quito mis brazos de alrededor de su cuello alejándome de ella y haciéndola reír - que es broma – intenta volver a tocarme pero me aparto y niego con la cabeza.

- Estoy muy enfadada – aseguro cruzándome de brazos.

- ¿A sí? – pone cara de traviesa y se acerca lentamente. Sé que tiene intenciones de hacerme cosquillas.

- Ni se te ocurra – advierto dejando escapar una leve sonrisa y dando un paso atrás.

Entonces se abalanza sobre mí y salgo corriendo después de emitir un grito. Iniciamos así una carrera en la que tengo que ir esquivando cosas y personas para escapar de ella. Por el camino veo a Vanesa mirándonos con cara de pocos amigos. Cuando llego a Dave me escondo detrás de su espalda, cogiendo sus brazos para utilizarle de escudo. Asomo la cabeza para ver sus movimientos y cuando ella gira yo también lo hago, moviendo a Dave conmigo.

- ¡Sal de ahí cobarde!

- ¡No! – hace un movimiento con el que queda peligrosamente cerca de mí – aaaah - vuelvo a gritar sin parar de reírme y usando a Dave como protección.

- Cariño me encanta ayudarte pero me vas a ceder la camiseta – se queja él

- Ay, perdón – le suelto por un momento y Natalia se abalanza sobre mí, haciendo que caigamos sobre la arena. Empieza a torturarme con cosquillas y me suele la barriga de reir.

- ¡Para, paraaaa por favor!

- ¿Sigues estando enfadada?

- No, no estoy enfadada. Para que me va a dar algo – no puedo parar de reír.

Decide darme da una tregua y me mira mientras me recupero sin dejar de reírse.

- Eres mala – doy una palmada en su hombro. Ella guarda silencio y no para de mirarme sonriente - ¿qué pasa? – me mira fijamente a los ojos y su sonrisa se torna más leve.

- Te amo

Vuelco al corazón.

La miro durante un rato, sin hacer ni decir nada más. Después mi mano se mueve hasta su cara y la acaricio. La intensidad de mis sentimientos nunca había sido tan fuerte, estoy perdida.

- Yo también te amo Nat.

Cuelo mis dedos entre el pelo de su nuca para acercarla y comenzar un beso profundo que corresponde perfectamente con un baile de lenguas. Parece que todo lo de alrededor haya desaparecido, hasta que siento arena caer sobre nosotras.

- ¡Idos a un hotel! – grita María echándonos arena a patadas mientras ríe.

- No hagas caso – susurra Nat a milímetros de mi boca antes de volver a besarme.

Nuestra canción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora