Capítulo 27

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ALBA

Suena la alarma de mi móvil, que se encuentra en mi lado de almohada. Lo coloqué ahí y puse el volumen bajito para no despertar a Natalia. Son las 9.00 y afortunadamente ella duerme como un angelito, sonrío al verla con la boca medio abierta, es adorable. Me levanto con cuidado y me pongo algo para no estar completamente desnuda. Voy al baño a asearme para estar lista a las 9.45, hora a la que he quedado con el servicio de habitaciones. Espero que no llamen a la puerta como les indiqué. Llega la hora y abro cuidadosamente la puerta de la habitación.

- Gracias – susurro cuando con la ayuda del chico consigo meter el carrito de desayuno, con los globos y los regalos.

Al empujar el carro hasta el pie de la cama la rueda golpea con el armario y me asusto. Compruebo el estado de Natalia y sigue roque, se ve que anoche conseguí mi propósito de cansarla mucho para que durmiera como un lirón. Cuando el carro queda en el sitio apropiado trepo por la cama hasta llegar a la altura de la morena y dejo un suave beso en su mejilla. No reacciona, está completamente dormida y la imagen que me da es tan adorable que me dan ganas de comérmela a besos, sin embargo me contengo y los besos que doy son suaves. Sin dejar de besar su carita, oigo como ronronea y siento su sonrisa. Entonces empieza a mover su cara, acariciándola con la mía como si de un gatito se tratase. Yo rio y correspondo sus caricias.

- Feliz cumpleaños gatita

Ella no deja de sonreír y no abre los ojos.

- Gracias – contesta con voz ronca – huele a café y tostadas.

Abre lentamente los ojos y me mira. Los rayos de sol se cuelan por la ventana de nuestra habitación alumbrando su cara. Dios, es preciosa.

- Eres preciosa

Sonríe con más amplitud y me atrae hasta juntar nuestras bocas. Nuestros labios comienzan un baile lento al que con timidez y suavidad, se unen las lenguas. Al terminar dejo un pequeño beso en su nariz.

- Se va a enfriar.

Se incorpora sobre sus codos y por fin mira hacia la sorpresa que le he preparado. Alza las cejas y por un momento da miedo que sea demasiado cursi. El carro es enorme y lleva atados dos globos con los número 2 y 3 y otro con su nombre. En él hay una rosa, dos bandejas de desayuno, un gran regalo envuelto y un sobre.

- Albi...

- ¿Qué? ¿Es una ñoñada no? Dios, soy una cursi, que vergüenza.

- ¿Eres tonta? Me encanta.

- ¿Sí? – pregunto con una mueca.

- Claro que si

Vuelve a besarme y después de un ratito recibiendo mimos nos levantamos. Natalia se pone una camiseta y acercamos el carro a la cama para poder desayunar sentadas en ella. Natalia eleva el brazo para alcanzar el regalo, pero le doy una palmada en la mano, a la que responde quejándose como una niña pequeña.

- Primero desayunamos, después abres los regalos.

- Jo, venga déjame abrirlo primero – se queja haciendo un puchero. Yo niego con la cabeza.

- No va a funcionar tu chantaje emocional – advierto elevando el dedo índice cerca de su cara.

- ¿Seguro? – incrementa el puchero y se acerca.

- Seguro – dejo un beso en sus labio – no seas impaciente, solo hay que esperar un poco.

- Bueno...

Nuestra canción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora