Capítulo 5

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Natalia

Por fin viernes. Voy de camino al Graffit. Los viernes me gustan aún más ahora que sé que son garantía de oír a Alba cantar. Llego algo pronto, María me ha dicho que iban a estar desde las 8 haciendo pruebas de sonido y preparándolo todo para la noche. Me apetece sorprender a Alba apareciendo antes de tiempo. Entro en el bar.

- ¡Que pasa hermana! – maría se acerca a mí en cuanto me ve y nos abrazamos.

- ¿Qué tal? ¿Llego muy pronto?

- Que va. Siempre viene bien alguien más para ayudar con el sonido. Aunque los músicos creo que están ocupados. – Me lo dice con una cara que no me gusta nada.

- ¿Cómo que ocupados?

- No se tía, están en el camerino y llevan un rato ahí. Yo creo que esos dos tienen algo.

- ¿Qué Alba está liada con Joan? – mi cara debe ser un poema.

- No sé si están liados. Pero algo raro hay ahí.

No me lo puedo creer. Me dirijo sin pensar a la puerta del camerino y la abro de golpe. No me gusta lo que veo. Alba agarra la guitarra de Joan y parece que él la está enseñando a tocarla. No creo que haga falta estar tan cerca para enseñar a alguien a tocar un instrumento, y este tío está demasiado cerca de mi enana. Los dos miran a la puerta.

- ¡Nat! – Alba se levanta ilusionada dejando la guitarra en el suelo y me abraza -¿Qué hace aquí? No sabía que venias pronto.

- Quería darte una sorpresa. – respondo sonriente, y ella vuelve a abrazarme.

- Hola Natalia – este tío se está atreviendo a saludarme. Me separo de Alba y levanto ligeramente la cabeza para saludarle.

- Hola – Creo que sueno demasiado seca y le hago sentir incómodo.

- Bueno... voy a salir a ayudar.

- Si, ahora voy yo también. – responde Alba. Joan nos deja solas en el camerino.

- Eres toda una estrella – digo mientras me dejo caer en un sofá.

- ¿Por?

- ¿Cómo que por? Tienes hasta un camerino para traerte a los ligues que te eches en el concierto. ¿Dónde guardas los sujetadores que te tiran, aquí? – digo abriendo un cajón que hay en un armario a mi lado.

- Que idiota eres – dice riendo. Se acerca y se sienta encima de mí. Me pongo nerviosa. Creo que nunca la había tenido tan cerca.

- Me ha hecho mucha ilusión que vengas – y pone sus brazos alrededor de mi cuello abrazándome. Correspondo apretándola suavemente entre mis brazos y ella esconde su cabeza en mi cuello. Me estoy derritiendo. Deja su cabeza apoyada en mi hombro, tumbada ligeramente sobre mí - Llevo todo el día escuchando lo que hicimos ayer.

- Me alegro de que te guste.

- Me encanta, enserio. Creo que haces magia Natalia.

- Es fácil hacerla contigo – al oírme decir eso levanta su cabeza de mi hombro y me mira a la cara. Nos quedamos así unos segundos, en los que no puedo evitar mirar sus labios. Está tan cerca que se me va a salir el corazón del pecho. Nerviosa, me incorporo alejando mi cara de la suya y ella se baja de mis piernas, sentándose a mi lado en el sofá.

- Bueno... he venido a ayudar. – me levanto y salgo del camerino.

Montamos todo lo necesario para la actuación y mientras tanto van llegando todos. Me encanta que los viernes sean motivo de reunión en el bar de María, ya que entre semana estamos todos muy ocupados y apenas nos vemos. Ya tenemos todo preparado y el bar empieza a llenarse. Noto que Alba se pone nerviosa y me dan ganas de acercarme para tranquilizarla, pero decido mantener distancias, supongo que me siento culpable por Mikel. Empieza el concierto. Alba lo hace, como siempre, espectacular. El día que la vea encima de ese escenario cantando la canción que estamos componiendo me voy a desmayar. Cuando acaba el concierto empieza a sonar música en el bar y se encienden las luces de discoteca. Me dirijo a Alba con intención de felicitarla por la maravilla que acaba de hacer, pero me paro en seco cuando veo que Joan la abraza, dejando numerosos besos en su cara. María se acerca a mí y me propone salir a fumar, yo acepto. Cuando estamos ya fuera hablamos de cosas banales a las que no presto demasiada atención, hasta que noto que me mira de una forma extraña.

- Oye, lo que te he dicho antes de que creo que Alba y Joan tienen algo... que igual no eh. Son solo suposiciones, vaya que igual son películas mías.

- Fijo que es verdad. Ese tío se ha pasado lo que llevamos de noche encima de ella. Es como una puta mosca. – María se ríe ante mi comentario y en mi cara reflejo que a mí no me hace ninguna gracia.

- ¿Natalia que te pasa? ¿y si estuvieran liados qué?

- Nada, si a mí me da igual.

- Ya veo ya...

- De verdad.

- A mí no me la cuelas amiga. He visto como os miráis. Además con el poco tiempo que tienes, no lo invertirías en componer para cualquiera.

- No es cualquiera. Hemos congeniado muy bien. Nos hemos hecho amigas en muy poco tiempo y la he cogido cariño, nada más. Yo tengo novio.

- Engáñate a ti misma si quieres Nataliuka. Yo me voy para adentro, ¿Vienes?

- No, me voy a fumar otro.

- Mira, ahí viene tu amorcito – me guiña un ojo mientras se marcha y yo no puedo mirarla peor. Veo que Alba se acerca a mí y cuando llega se apoya a mi lado en la pared.

- Deberías dejar eso – dice señalando mi cigarro – si yo tuviera tu voz no me arriesgaría a joderla.

- Claro, es que la tuya es horrible – digo irónicamente, y ella se ríe. Tras un corto silencio suelto algo de lo que me arrepiento al instante – No sabía que te gustaba Joan – lo suelto sin pensarlo, mirando al frente y seguido doy una calada.

              Noto que ella me mira extrañada - ¿Qué?

- Que no sabía que te gustaba Joan. – esta vez lo digo mirándola y ella se echa a reír.

- ¿Cuántas copas llevas Nat?

- Unas cuantas, pero ese no es el tema – vuelvo a mirar al frente y continúo así la conversación.

- No me gusta Joan.

- Para no gustarte estáis siempre muy cerquita.

Alba se pone delante de mí haciendo inevitable que la mire. Su cara me causa entre rabia, diversión y morbo. Se muerde el labio y me mira de forma chulesca. – Estás celosa – afirma con una sonrisa de medio lado.

- No estoy celosa. Solo que hemos hablado mucho estos días y me gustaría que me lo hubieras contado.

- ¿Pero qué quieres que te cuente? Entre Joan y yo no hay nada. Somos amigos, punto. No sabía que fueras tan celosa. – dice repitiendo la cara de antes.

- ¿Por qué iba a estar celosa?

- No lo sé, dímelo tú. – En que situación me he puesto yo solita... no sé cómo salir de aquí. Diga lo que diga la conclusión de Alba va a ser que efectivamente estoy celosa, y que por lo tanto, me gusta. No puedo hacerla pensar eso, solo se complicarían más las cosas.

- Ni que me gustaras – río irónica - ¿Te imaginas? Fua sería súper raro. En serio, pensar en esas cosas con mis amigas se me hace súper extraño.

Veo que su sonrisa se va borrando según me escucha decir la burrada que acabo de soltar. Se crea un silencio incómodo durante unos milisegundos, pero ella lo rompe con una leve carcajada – me estabas asustando.

Nuestra canción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora