Capítulo 15

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Natalia

Cuando llegamos bajo del coche y me dirijo a la puerta de la casa. Ella me sigue entusiasmada y abro, enciendo la luz y dejo que Alba entre primero. Entro detrás y cierro la puerta. Está flipando y me encanta. Recorre cada parte de la casa con la mirada sin cerrar la boca ni un segundo y empieza a avanzar por ella. Se trata de una casa algo antigua pero con muchísimo encanto. Por dentro todo es de madera y una de mis partes favoritas es la chimenea. Parece que la suya también ya que cuando la ve suelta un pequeño grito al que respondo con una sonrisa. Se queda parada unos segundos en los que no puedo parar de mirarla expectante. Entonces se da la vuelta y me mira a los ojos.

- ¿Te gusta?

- ¿Estás de broma? Es increíble.

- Todavía no has visto lo mejor – agarro su mano y la dirijo por las escaleras hasta el piso de arriba, donde hay una buhardilla con una enorme cama de matrimonio y un jacuzzi con un ventanal a lado.

- Dios Nat. Dime que no estoy puto soñando.

Me rio ante su comentario – no, es de verdad.

- Pero ¿por qué?

¿Por qué? En cuanto oigo esa pregunta de su boca la alegría se me escapa. No puedo olvidarme que he venido a contárselo todo. Me pongo nerviosa, noto cómo un sudor frio empieza a atacar mi frente. Voy a abrir la boca para decir que tengo algo importante que decirle. Miro sus ojos. Están llenos de ilusión, están llenos de querer pasar el fin de semana juntas en esta habitación como si no existiese el mundo ahí fuera. Y yo, tan cobarde como siempre, no me atrevo a robársela.

- Porque me muero de ganas por pasar tiempo contigo – respondo encogiéndome de hombros.

Se acerca lentamente sin parar de mirarme a los ojos y coge mi cara entre sus manos acariciando suavemente mis mejillas. El corazón me va a mil por hora. Acerca poco a poco su boca a la mía hasta que la atrapa suavemente con sus labios. Yo correspondo al beso cerrando los ojos y abriendo ligeramente la boca. Agarro su cintura y pego su cuerpo al mío. Ella recorre mis labios con su lengua y la introduce en mi boca con delicadeza. Cuando se separa acerca su boca a mi oído y el aire que suelta hace que mi piel se erice.

- No me habías avisado del jacuzzi y no he traído bañador.

- Es una pena – respondo con ironía.

- Que mala eres – vuelve a susurrar para después dejar suaves y húmedos besos en el lóbulo de mi oreja. Mis ojos se cierran y disfruto de cada pequeña sensación que me provoca – tengo muchas ganas de bañarme – dice despacio.

- Pues vas a tener que desnudarte.

- Vas a tener que hacerlo tú.

Sonrío y cojo suavemente su pelo empujando su cabeza hacia atrás para poder alcanzar su boca. La beso apasionadamente y ella corresponde poniendo sus brazos alrededor de mi cuello. La cojo en brazos y cruza sus piernas alrededor de mi cintura. La empujo contra la pared sin parar de besarla y suelta un gemido mientras revuelve mi pelo con su mano. Cojo su precioso culo con ganas y lo aprieto, a lo que responde moviendo su cuerpo, queriendo rozarse desesperadamente conmigo. Sin soltarla me dirijo a la cama y la suelto ahí, tumbándome encima de ella. Nos da la vuelta dejándome debajo de su cuerpo y poniendo su pierna entre las mías. Se mueve haciendo que mi sexo tengo un placer instantáneo y me provoca varios gemidos. Meto mis manos por debajo de su ropa y ella se incorpora. Con la emoción ni siquiera con habíamos quitado los abrigos. Este hecho hace que nos riamos con complicidad mientras nos los quitamos y sin percatarnos de dónde los tiramos, volvemos a donde lo habíamos dejado. Poco a poco nos quitamos la ropa, la una con la ayuda de la otra, hasta que nos quedamos en ropa interior.

Nuestra canción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora