The Warmest Colour (Is Albalia Real?)

Capítulo 4 - El Farol

NATALIA

-¿Quién cojones eres tú? - respondió Chema.

-La que os va a reventar los cojones como no la soltéis -la chica era delgada y tenía el pelo rubio. Sus pintas y su forma de hablar impresionaban más de lo que cualquiera esperaría.

Una ola de carcajadas sonó tras el comentario de la chica.

-¿Qué dices flacucha? -le vaciló el líder.

Ella se limitó a levantar el móvil.
-¡He llamado a los maderos, así que ya os podéis ir cagando leches!

Chema se llevó las manos al cinturón, con pose provocativa.
-Vaya farol de mierda acabas de marcarte, rubita.

Sus colegas cuchicheaban, preguntándose si era verdad o no.

-Hey, Chema. Nosotros nos piramos que el Tuti acaba de salir de chirona y se lleva el coche.

-¡A tomar por culo!- hizo un gesto para que desaparecieran.

Miré a la chavala, que se había quedado a metros de distancia con el ceño fruncido y la frente arrugada. No sabía si había llamado a la policía, pero la verdad es que... un par de ovarios si que tenía. Justo en ese instante se empezaron a escuchar unas sirenas.

-¡Me cago en la puta!-gritó Chema llevándose el puño a la boca y mordiéndose los nudillos-¡Lolo, Buni! ¡Nos piramos! - Sus amigos corpulentos me soltaron, empujándome contra el suelo.

El resto del grupo se disipó en cuestión de segundos y cuando desaparecieron por los callejones María se acercó a mí corriendo.

-¿Estás bien? ¿Te han hecho algo? -preguntó agachándose para intentar levantarme del suelo.

-De puuta madre- respondí balbuceando, con el alcohol todavía en sangre.

-¿Segura? Mierda, estás sangrando.

Al mirarme las rodillas pude ver cómo empezaron a enrojecerse. Por una de las rozaduras empezó a brotar sangre.

-Mejor que nunca- respondí, haciendo un gesto de "ok" con los dedos.

Justo en ese momento la policía pasó de largo por la calle paralela. La chavala se giró, con los brazos todavía extendidos esperando a que me sujetara a ella para levantarme.

-¡Puta ama, vaya farol te has marcado! - le golpeé el brazo y ella sonrío.

-¡Maríaaa! ¡Mariii!
Una voz masculina y otra femenina sonaron a lo lejos.

Reconocí la voz de la chica nada más hablar.

-Mari... -tenía la respiración entrecortada por la carrera - ¿Qué ha pasado?

-Unos hijos de puta han ido a por ella - levanté el rostro para saludarlos.

-Buenas noches -levanté la mano y enseñé la palma.

-¿Natalia? - preguntó con cara de asombro.

-¿Ésta es Natalia? -preguntó la rubia girándose de nuevo hacia mí.

-¡Señorita Vagina! - grité extendiendo los brazos -¿Soy famosa ahora o qué?

-Mierda, mierda, mierda. ¿Estás bien? ¿Qué te ha pasado? - se puso de cuclillas a mi lado, colocando las manos sobre mis piernas, observando lo rasgadas que estaban mis medias y las heridas en ambas rodillas.

-Heterotrogloditas

-Hijos de la grandísima puta. ¿Dónde están? -Alba se levantó apretando los puños con rabia. Aquella actitud, acompañada por su baja estatura, me sacó una sonrisa.