Capítulo 10 - Cita Improvisada

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NATALIA

Me despierto más temprano de lo normal para ser un domingo, ya que mi cuerpo se ha acostumbrado a despertarse a las diez de la mañana como muy tarde. Reviso el móvil, aunque en realidad sólo estoy ansiosa por si cierta persona me ha hablado. Tengo un mensaje de Javi:

"Buenos días Natalia, tenemos que adelantar la sesión de fotos para hoy, me han invitado a una convención el día que teníamos fijado, dime si te viene bien y si no lo dejamos para el siguiente domingo, un saludo"

Es un chico majo, para quien trabajo esporádicamente. Tiene contacto con líneas de ropa que sacan nuevo contenido cada mes. Tenemos bastante confianza ya que los dos nos criamos en Pamplona y teníamos amigos en común. Le respondo rápidamente:

"Hola Javi! Gracias por avisarme, me había olvidado por completo. Me ducho y le tiro, ¿al mismo sitio de siempre?"

Pasa menos de un minuto y empieza a escribir. Mientras tanto reviso el resto de mensajes, pero el chat de Alba sigue sin ningún marcador de nuevos mensajes, me decido a hablarle.

"Buenos días, al final trabajo hoy, así que nada. A la mierda mi día de descanso"

Alba tarda menos en responder que Javi, ya que su notificación no me ha saltado aún.

"¿En serio? No me jodas. Y yo que iba a pedirte que te pasaras por aquí un rato :("

¿Qué? ¿De verdad iba a invitarme a su casa? Me cagué en mi suerte varias veces antes de responderle.

"Seguramente termine pronto así que puedo pasarme" (añadí un corazón amarillo)

Abro el chat de Javi de nuevo.
"Genial, te mando la ubicación. Nos vemos allí a las 11 y media"

Eso me daba... una hora para ducharme y prepararme y media hora para llegar al sitio. Me levanté de la cama de un salto, tecleando rápidamente.

"Avísame cuando termines, por cierto ¿dónde tienes la sesión?"

El interés de Alba me sacó una sonrisa tonta. Miré la ubicación que Javi me había mandado y respondí:

"En la tabacalera de Lavapiés, buah me meto ya en la ducha o no llego"

Dejo el móvil cargando y salgo de mi habitación como un rayo, preparo la cafetera y la dejo puesta a fuego bajo. Marta había traido una cafetera automática de su casa, pero a mi me gustaba el sabor de las de toda la vida. Además, desde que había llegado a Madrid el olor del café recién hecho era lo único que conseguía llevarme de vuelta a casa. Me metí en la ducha y los recuerdos se esparcieron como el vaho en el espejo.

La figura de mi padre preparando el desayuno y mi madre despertándonos, a mis hermanos y a mi, para ir al colegio. Podría decirse que éramos la típica familia feliz a la que cualquier empresa de publicidad le habría dado todo su dinero. Me sentía afortunada por haberme criado entre tanto cariño.

Tardé unos diez minutos y me coloqué el albornoz y una toalla para el pelo. Me dispuse a apartar la cafetera del fuego cuando Marta apareció con el pelo enmarañado rascándose el ojo.

-Mmm... Has hecho café - dijo con voz ronca.

-Buenos días Martuca - la saludé con un beso.

-¿Te vas? - preguntó, sentándose en la mesita de la cocina.

-Sí, Javi acaba de avisarme, me ha adelantado la sesión.

-Uf... - bufó ella todavía dormida.

-¿Qué vas a hacer hoy? ¿Has quedado con Paco?

-Supongo que sí, veremos una peli o algo... - su voz era lánguida, por cada palabra gastó un segundo - ¿y tú?

The Warmest Colour (Is Albalia Real?) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora