Capítulo 12 - El Juglar

1.5K 70 8
                                    

ALBA

De camino a nuestro próximo destino nos topamos con una banda en mitad de la calle. Natalia va frenando el paso poco a poco hasta encontrarnos delante de tres músicos que están tocando versiones.

"Muchas gracias, es todo un placer encontrarnos con un público tan agradecido"

El vocalista hace una pausa y mueve la cejilla de su guitarra acústica. Comienza a puntear y sus compañeros esperan la entrada. Natalia tira varias veces de mi brazo, creo que ha reconocido la canción. Cuando el vocalista empieza a cantar siento un escalofrío.

-¡Madre mía! ¿Qué hacemos con esto?- exclamo al reconocer que se trata de la flaca. Natalia me contagia su sonrisa y comienza a canturrerar en voz baja. Sigo el movimiento de sus labios. No me puedo creer esta puta coincidencia.
Cuando terminan aplaudimos con fuerza y nos acercamos para dejarles una propina. Nos ponenos en marcha y hablamos de las casualides. Le cuento cómo nos conocimos Julia y yo y le explico que, aquel día, casualidad fue sinónimo de suerte. Recuerdo lo que ha pasado con Julia, pero no me apetece compartir ningún drama, prefiero seguir charlando con Natalia sobre cualquier otra cosa, consigue abstraerme de todo lo malo.
Todavía no son ni las cinco de la tarde pero el cielo empieza a desteñirse.
Natalia se para en seco, yo paro un segundo después, sus piernas son tan largas que he tenido que aligerar el paso durante todo el camino para no tener que soltarle el brazo. "El juglar".
No estoy muy convencida pero confío en Natalia. Nada más entrar me quedo absorta en las paredes con ladrillos vistos. En uno de los laterales hay un escenario, por la cantidad de pósters y panfletos que hay en la entrada me imagino que es un sitio bastante concurrido, pero hoy parece bastante tranquilo.
Natalia se acerca a la barra y saluda al camarero, él hace una seña con la mano y ella hace una curva con la suya. No entiendo nada. Hay un par de grupos de universitarios y una pareja de chicas en la barra. Me quedo observando sus gestos. Son bastante cercanas, hasta el punto de acariciarse y besarse. Parpadeo un par de veces y me encuentro a Natalia caminando hacia mi.

-Ven, tengo un sitio vip para nosotras - la miro con los ojos muy abiertos. Estoy descolocada.

-¿Qué?

-Yo también tengo mis contactos - respone con una sonrisa burlona meciendo la cabeza con superioridad.

-¿Y de qué conoces tu este sitio? - pregunto con una sonrisa desafiante.

-He cantado un par de veces y suelo venir aquí los fines de semana.

-¡Anda, mira por donde! A ti te conocen por tu talento y a mi por comer como una gorda- suelto sarcásticamente.

-Gorda... - responde con rechazo guiándome hacia el fondo del bar - Sí bueno, entonces tienes un metabolismo digno de admiración.

-Qué tonta eres - le suelto una palmada en el brazo sin poder aguantar la risa. Natalia me hace una mueca sacando la lengua y suelta una sonrisa burlona. Llegamos al final del pasillo y giramos a la derecha, pasando por una cortina gruesa que no parece estar accesible al público.

-Ésta es la sala preconciertos, más o menos - acompaña la expresión balanceando su mano derecha.
La sala tiene una iluminación suave, lo suficiente como para identificar un par de sofás y una mesa redonda en el centro. Los sofás son de cuero rojo, lo que hace que la sala parezca más privada. Natalia se para al lado de uno.

-¿Cerveza? - afirmo con la cabeza.

-Espérame aquí - deja su abrigo en el reposabrazos del sofá y sale en busca de la bebida. Dejo mi abrigo sobre el suyo sin apartar la vista de las paredes. Doy una vueltecita a la sala, observando la decoración con cuidado de no perderme nada. Hay fotos de grupos firmadas y alguna que otra portada de revista. Cuanto más observo más me gusta el sitio. Me quedo observado un póster que anuncia una sesión de funk y soul para el próximo fin de semana. Escucho unas pisadas, Natalia me entrega un botellín de cerveza y sonríe.

The Warmest Colour (Is Albalia Real?) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora