Capítulo 16 - El Pacto

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Miércoles 5 de Diciembre, 16:53

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ALBA

Recogí mis cosas rápidamente justo antes de que terminara la clase de Arte Contemporáneo. El timbre sonó a las menos diez. Normalmente suelo quedarme por si el profesor necesita terminar la explicación o anunciar algo importante, pero no podía esperar más.
Había estado dándole vueltas al tema desde el lunes, ya que el domingo todavía no era consciente de todo lo que había pasado. Después de la conversación con María en la cafetería, una idea me golpeó tan fuerte que tuve que decirle a Natalia de vernos.

Me recoloco la felpa de tela y salgo de clase a paso ligero, sin pararme a abrocharme el abrigo. El tintineo de los botones es lo único que soy capaz de distinguir entre un pensamiento y otro. No tengo ni idea de cómo va a reaccionar, pero necesito decírselo. Necesito hablar con ella. Ralmente me preocupa muchísimo que todo haya ido tan rápido.

Confusa por el vaivén de palabras me topo con el escalón de la entrada y doy un traspiés, marcando un fuerte pisotón hacia delante. Se me acelera el corazón por la posibilidad de caerme. Y entonces la veo. Está a cuatro coches de distancia, con las piernas cruzadas, una sonrisa ladeada y un cigarrillo entre los dedos. Lleva un abrigo negro acolchado, pantalones negros con apertura en las rodillas y su gorro negro de siempre. Siento la vergüenza recorrer mi cara, rezando porque no lo haya visto.
Eleva la otra mano y me saluda abanicando los dedos. Hasta que la alcanzo, le da tiempo a darle una última calada al cigarro, echando el humo hacia el lado de la corriente de aire.

-¡Qué puntual! - la saludo con la lengua fuera, un gesto que le saca una sonrisa.

-¿Yo? Siempre - descruza las piernas y se acerca para abrazarme.

Tengo miedo de montar un numerito incómodo al despegarnos, así que me separo con prisas.

-No tengo mucho tiempo pero podemos ir... no sé, bueno realmente podríamos dar un paseo hasta mi trabajo, si no te importa. Así me quedo más tranquila.

Natalia me clava los ojos, esa mirada que siempre me hace temblar. Asiente con la cabeza y sonríe haciendo un leve ruidito.

-¿No quieres arriesgarte a quedar conmigo a solas, eh?

-¿Qué? No, no, no - los nervios se apoderan de mí, ¿es que puede leerme la mente o qué?- es porque no quiero llegar tarde, hoy llevo un día muy estresante.

-Es broma Albi, me hace mucha gracia cuando te pones nerviosa.

Maldigo que lo haga por diversión, pero sigo asombrada porque haya adivinado cómo me siento, aún siendo pura casualidad. Comenzamos a andar, pero hoy su paso es más calmado que el del otro día. No me hace falta dar tres pasos por cada uno que da ella.

-¿Qué tal las clases? - pregunta Natalia trayéndome de nuevo a la realidad.

-Bien, bien. Hoy he entregado un par de proyectos así que ya tengo menos cosas que hacer este finde. ¿Y tú? ¿Pudiste escoger buenas fotos?

-Sí, bueno, realmente es que aunque me dieron la libertad de elegir se pasaron toda la mañana intentando hacerme cambiar de opinión. Vamos que lo que hicieron fue hacerme creer que podía elegir, cuando...

- ¿Te han obligado a elegir otras? - la interrumpo frunciendo el ceño.

-Indirectamente, pero sí.

-Qué hijos de puta.

-Albita... Esa boquita - me riñe con picardía.

-¡Uf, es que no puedo con esas mierdas! Me entran ganas de ir y prenderles fuego.

The Warmest Colour (Is Albalia Real?) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora