●Capítulo 47●

407 32 1
                                    




Ethan




Mis manos pican por tocarla y no pierdo el tiempo en hacerlo. Voy directo a su culo cargándola y provocando que enreda sus piernas en mi cadera. Camino hasta la mesada y una vez apoyó su trasero en ella, ataco su cuello haciendo que se retuerza y se arquee para mí. Mis besos descienden hasta donde me deja la camisa de hombre que lleva puesta, me aparto solo unos centímetros y sonrió con diversión.

— ¿Estás usando mi camisa?

Abre sus ojos con lentitud, parece molesta y confundida, tira de mi cabello haciéndome reír otra vez.

— Quiero tu boca sobre mí – susurra y relamo mis labios apartándome completamente.

— No.

— ¿No?

Ella parece realmente molesta y se cruza de brazos, me acerco otra vez, pero estira su pie haciéndome detener.

— No te acerques.

— Ava, era solo una bromita... — rio y me intento acercar de nuevo a ella sin embargo, vuelve a poner su pie. Lo tomo y la abro de piernas lentamente terminándome de avanzar y metiéndome entre ellas.

Deja sus manos en mis hombros, sabiendo que no voy a alejarme, y le doy una sonrisa ladeada, me inclino hacia ella rozando mis labios con los suyos. Atrapó su carnoso labio inferior con mis dientes y lo succiono, haciéndola jadear. Sonrió aún más y llevó mis dedos a sus caderas acercándola más a mí, mis labios se funden con los de ella en un beso lento y lleno de cariño. Una de mis manos va a su mejilla para acariciarla con lentitud y mordisqueo su labio inferior logrando que abra su boca ligeramente, permitiéndome adentrar mi lengua a su boca y me hace gemir la sensación húmeda y tan placentera de hacer esto.

Y ahí es donde empieza el verdadero beso.

Profundizamos el beso de forma intensa y este va subiendo de tono a medida que las manos de ambos pican por tocar otras partes de nuestros cuerpos. Llevo una de mis manos por debajo de su camiseta hasta uno de sus pechos acunándolo y masajeandolo a mi gusto, mi pulgar acariciaba su pezón y estoy muy seguro de que sus gemidos me llevaran a la locura. Empuja su cadera hacia mí y mi erección crece aún más.

— Ethan... — deslizo mis manos hasta el borde de su camisa y la quitó con rapidez, ella pasa sus manos hacia mi bóxer y los baja tan rápido que me sorprende, una de sus palmas va directo a mi miembro haciéndome jadear y lo acaricia lentamente.

— Mierda, Ava.

Tomo su mano quitándola de mi pene y ella gruñe, le doy una sonrisa divertida apartándome un poco.

— ¿Qué haces?

— No tengo condón – murmuró y se muerde el labio con frustración. Me distraigo unos segundos viendo como mordisquea su ahora hinchado y rojizo labio, para luego volver a la realidad cuando ella habla.

— Puedo tomarme la pastilla del día después – susurra y la observo.

— ¿Segura?

— Si. No puedes provocar... esto – se señala – y luego dejarme así.

Río volviéndome a acercar, llevo mis manos a sus caderas levantándola un poco y penetrándola sin pensarlo dos veces. Ava gime bastante alto y no me muevo por unos segundos, sintiendo lo apretado y húmedo que es estar dentro de ella.

Nuestro pequeño secreto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora