● Capítulo 32 ●

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Ava



11 de noviembre.



Siento unas pequeñas manitos sobre mi rostro y cuando aprietan mi nariz con algo de fuerza me quejo. Cierro aún más los ojos y siguen los apretones a mi nariz y mejillas, al no obtener respuesta para mí parta empieza a lloriquear y la risa de Ethan se hace presente.

Abro los párpados con lentitud encontrándome con unos hermosos ojos color verde con pequeñas motas celestes muy cerca de mi rostro. Me da una sonrisa tan tierna que podría derretir a cualquiera y tira de uno de mis mechones.

— Auch, Jessie. Eso duele a la tía, cariño – hago que sus deditos suelten mi cabello despacio mientras parece que gruñera. Me siento en la cama estirándome entretanto Ethan la acomoda en mi regazo sosteniéndola aun –. Eres preciosa.

— Es como su mamá – asiento de acuerdo con aquel comentario mientras acariciando sus regordetas mejillas. Ella hace un pequeño y adorable puchero, pero se queda a gusto con las caricias que le ofrezco. Sus ojitos empiezan a cerrarse y sonrió con ternura cuando comienza a cabecear –. En media hora tendremos el almuerzo. Conocerás a mi abuela Sofía.

Asiento con lentitud aunque aún sigo observando a la pequeña Jessie mientras se va quedando dormida entre mis brazos, hace una leve mueca volviendo a abrir sus ojitos, pero estos se vuelven a cerrar, ya que se ha mantenido despierta desde muy temprano. Es todo un deleite observar a esta hermosa criaturita. Le doy una sonrisa a Ethan mientras la cargo sin que se despierte por completo y me pongo de pie de la cama.

— Debo bañarme y cambiarme – le susurro y él se levanta de la cama junto a mí. Carga a Jessie con cuidado acurrucándola sobre su pecho y ella se queja pero no despierta. Se acomoda en sus brazos y apoya su carita contra su cuello. Adorable. Simplemente adorable –. Eres muy cómodo para dormir, incluso la niña lo confirma.

Ríe mientras besa su frente, se inclina dejando un pequeño pico en mis labios y sale tarareando una canción para que Jessie no despierte aún. Me quito mi blusa y desabrocho mi jean de camino al baño, me lo saco arrojándolo en alguna parte del suelo y enciendo el agua esperando que se caliente. Me quito con tranquilidad la ropa interior y me observo al espejo por un momento.

— Solo faltan unos días, Ava. Debes mantenerte calmada y demostrar que eres fuerte – susurro para mí en voz baja. Pasó una mano por mi rostro y me acerco a la ducha metiéndome bajo el chorro de agua caliente. Esta es una de las sensaciones más hermosas que he podido experimentar, me quedo un par de segundos en el agua para luego empezar a hacer todo el procedimiento del baño de rutina. Tardé un par de minutos en salir de la ducha y doy un grito tapando mis pechos.

— ¡¿Qué estás haciendo aquí?! ¡Vete, vete!

— Oh vamos Ava, como si no te hubiera visto sin ropa antes ya.

Se ríe mientras se acerca y me da una sonrisa llena de picardía. Me muerdo el labio negando con diversión y doy pasos hacia atrás metiéndome otra vez a la ducha, se acerca aún más entrando junto a mí y mi espalda da con la fría pared antes de que me estampe sus labios contra los míos. El beso no es lento ni dulce, no. Es salvaje, caliente y rápido, nuestros labios se mueven con una rapidez que me sorprende, pero que me encanta. Una de sus manos baja a mi trasero para sostenerme y la otra está apoyada en las baldosas de la ducha sosteniéndolo a él. Mi pierna se enreda en su cadera acercándolo más a mí y su notable erección se apoya contra mi entrepierna y algunos gemidos y jadeos se escapan de mí cuando repite varias veces esa acción.

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