●Capítulo 43●

441 36 5
                                    



Ethan



25 de diciembre.




— ¿Sabes qué es lo mejor de esta navidad?

— ¿Qué cosa?

Una sonrisa divertida se forma en mis labios y ella me mira con curiosidad. Me inclino hacia delante y jadea en voz baja, pero me sigue observando.

— Que es la primera navidad que me levanto con una chica hermosa a mi lado, y que esa chica es mi novia – pasa un brazo sobre mi pecho dándome un pequeño abrazo, beso su cabeza y sigo hablando –. También que está desnuda con su pierna prácticamente arriba de mi erección.

— ¡Ethan!

— ¿Qué? Es la verdad.

Ríe intentando quitar la pierna, aunque no se lo permito porque la sostengo con fuerza no dejándola salir. Hace un pequeño puchero pero la sigo agarrando con más fuerza aunque sin lastimarla, obviamente.

— Te amo, pero eres un pervertido.

— Te encanta que sea pervertido, eso te pone más cachonda.

Sus mejillas se sonrojan aún más y relame sus labios. Ni sé porque me estoy conteniendo, así que acerco mi rostro al de ella para besarla, pero corre su cara haciendo que mis labios se estampen en su mejilla.

— Ya hemos tenido sexo tres veces esta mañana, y ni siquiera he contado las de ayer a la noche – se levanta solo un poco haciendo que mi miembro se endurezca todavía más –. Sé que estás duro, pero debemos ir a ver a nuestros padres.

Suspiro y con mis labios formó un tierno puchero, ha caído muchas veces por esos pucheros.

— Ethan...

— ¿Un rapidín?

Rueda los ojos y se pone de pie para estirar una mano hacia mi dirección.

— Bien, pero mientras nos duchamos.

Me levanto bastante rápido de la cama, me acerco a ella cargándola en mi cadera haciendo que enrede sus piernas en mi cintura. Sus labios rozan los míos y con una sonrisa divertida succiona mi labio inferior, jadeo en voz baja.

Creo que tardaremos un poco más de lo necesario.




— ¡Rápido Ethan!

Tira de mi mano mientras ambos corremos por el centro comercial.

¿Cómo rayos terminamos corriendo por el centro comercial siendo perseguidos por un grupo de chicas y un guardia de seguridad?

Ah sí, Ava.



— ¿Por qué debemos venir a comprar aquí? Tú sabes que lo odio.

Ella ríe, pero sigue tirando de mi brazo. Estamos en el centro comercial recorriendo las tiendas porque Ava está decidida a darles un buen regalo a nuestros padres. Suspiró dramáticamente y ella se detiene haciéndome chocar contra su espalda.

— ¡Mira eso!

Apunta hacia una vidriera con... Mierda ¿Eso es lencería?

— ¿Eso le quieres regalar a mi madre, Ava?

Nuestro pequeño secreto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora