● Capítulo 24 ●

662 44 2
                                    




Ava



25 de octubre.



—... Y entonces él me dijo "Oh no puede ser tan idiota", y yo le dije "oh cariño no es un idiota, es un gran imbécil." – mueve sus manos de un lado hacia el otro intentando explicarme. Yo lo observo y me refriego los ojos –. Pero ella terminó volviendo con él y todos mis consejos le importaron un carajo.

— Oh... qué fatal... — Apoyo mi cabeza en el respaldo de mi asiento y le sonrío a la pequeña bebé que tiene una señora en su regazo, está se ríe.

— ¿No estás escuchándome, verdad?

— Sí que lo estoy haciendo, primo... Solo que tengo mucho sueño y tú no dejas de hablar joder.

Bufa y se cruza de brazos en su asiento como si fuera un niño pequeño. Ruedo los ojos y apoyó mi cabeza en su hombro, acarició su brazo y al ver que se relaja por las caricias río.

David es muy fácil de convencer.




Una hora y media más tarde estamos tomando las maletas de la cinta y David habla tranquilamente con una señora acerca de qué complicadas están las cosas en el país.

— David apúrate. Quiero ver a la pequeña bebé.

Él mueve la mano en un gesto de que me calle y ruedo los ojos. Me acomodo el gorrito de lana que me tejió la abuela para usar aquí y me acerco a él, tiró del lóbulo de su oreja arrastrándolo hacia la salida entre tanto él se despide de la señora y se va quejando.

Una vez fuera, tomo mi celular y marco a un Uber mientras escucho las quejas de mi primo sobre el frío de Liverpool.

— El Uber vendrá en unos minutos, deja de ser un chiquito berrinchudo David.

Pone los ojos en blancos e intenta quitarme mi gorrito, pero le doy un golpazo.

— Es injusto que la abuela te haya hecho uno a ti y a mí no – le doy un golpe en la mano cuando vuelve a intentarlo y deja de molestarme mientras se la acaricia con cara de cachorro pateado.

— Pues es que tú decidiste de último momento venir a Liverpool. Aparte la abuela me quiere más a mí, de ti ya está harta.

— Porque me parecía interesante venir a recorrer Liverpool. Además quería conocer a ese chico que te moja las bragas...

— ¡David! Calla joder.

— ¿Qué? Oh vamos, no me digas que no han tenido sexo porque ambos sabemos que no fue así.

— Es mi hermanastro...

— Pero te has enamorado de él. Porque si fuera simplemente tu hermanastro y nada más no te hubieras alejado de él para protegerlo — me quedo en silencio y él sonríe con suficiencia – ¿Vez? Tengo razón.

Cuando el Uber me indica que ya está aquí caminamos hasta este y antes de subir al auto escucho el silbido de mi primo y unas sonrisas femeninas y chillonas. Él se adentra después que yo lo hago y me sonríe divertido.

— El clima de esta ciudad será frío, pero las chicas de aquí sí que son calientes.

Escucho la risa gruesa del conductor y ruedo los ojos mientras con rapidez enciendo el internet de mi celular. Nada. Ninguna noticia ni mensaje que en verdad me interese.

Nuestro pequeño secreto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora