●Capítulo 41●

471 34 9
                                    



Ethan



24 de diciembre.




Mi pecho vibra por las risas que dejó escapar y Ava se remueve logrando que mi erección crezca. Las reacciones que ella causa con un simple roce o una mirada son impresionantes.

Me vuelvo a mover haciendo que mi erección choque contra su intimidad bastante mojada y me da una mirada de molestia, puedo notar como esta por mí y solo le doy una pequeña sonrisa intentando parecer inocente. Sus manos suben desde mi abdomen hasta mi pecho donde sus dedos dejan pequeñas caricias.

— ¿Te dije que te ves hermosa cuando recién despiertas?

Toma una bocanada de aire, aunque puedo notar sus mejillas sonrojadas. Sucede pocas veces, pero las que pasa disfruto completamente el ser quien las cause. Remoja sus labios y vuelve a bajar sus caricias hasta mi abdomen.

— Y también me pones muy duro.

Una carcajada brota de sus labios y su rostro se sonroja aún más. Quiero suspirar ante tanta belleza aunque prefiero retenerlo, sin embargo lo de estar duro no puedo no demostrarlo.

— No puedes ser tierno y pervertido a la vez.

Una sonrisa de arrogancia se forma en mis labios, paso mi lengua lentamente por mi labio inferior para remojarlo y con sutileza le respondo:

— Tú sabes que sí, y cuando quieras puedo hacerte un poema oral.

Se queda con los ojos muy abiertos y su rostro no puede estar más rojo, no sé porque se pone así si ya me ha visto completamente desnudo. Me inclino hacia ella y mis labios rozan los suyos, el olor alcohol aún no se ha ido y estoy seguro de que la borrachera de anoche aún dejó sus residuos en Ava.

— Creo que debes bañarte –susurro y la veo hacer un adorable puchero.

— Pero... si tú te bañas conmigo.

Y luego el pervertido soy yo.

Con un pequeño asentimiento ella parece bastante emocionada, prácticamente me arrastra al baño y quitó mi camiseta que traía puesta por su cabeza quedando en ropa interior.

Concéntrate en ayudarla a bañarse, Ethan.

Pero se me hace muy difícil cuando al quitarse las bragas y el sujetador, se acerca a mí de una forma bastante sexy y pone sus palmas en mis hombros. Me da una sonrisa llena de picardía y empieza a bajar sus manos lentamente, sus caderas se mueven de un costado a otro y rozan contra mi cuerpo.

Jodida mierda, siento mi corazón latir demasiado fuerte en mi pecho. Creo que se saldrá de mi pecho.

Mis manos van hacia sus caderas y su mirada, llena de deseo, me deja sin aliento por un momento, tragó saliva haciendo el intento de aliviar la tensión.

— Ava, debes bañarte.

Sus movimientos se detienen por unos segundos y alza las cejas para observarme, pero como si no le hubiera dicho nada, se encoge de hombros y pega su cuerpo lo que más puede al mío otra vez. Pasa sus brazos por mi cuello y me inclina hacia abajo para besarme.

— Ava... yo... mierda – jadeó cuando sus dedos se cuelan dentro de mi bóxer tomando firmemente con estos mi miembro. Cierro mis ojos y un gemido escapa de mis labios cuando su mano se mueve de arriba abajo.

Nuestro pequeño secreto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora