| ℂapítulo 18

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—¿Tu crees, ahora que estamos tan cerca y después de estar 3 días a caballo, que esto es buena idea?

James no dijo nada, solo volvió a meter sus manos entre las gélidas aguas del lago que había justo detrás de su destino y llevarse algo de agua hacia su rostro, refrescándose algo el rostro. Se levantó y caminó de nuevo hacia donde se encontraban sus amigos sentados en una manta sobre el césped mientras comían algo.

—Dime algo, maldito.

—¡Dios mío! Yo pienso que si, y aunque sabéis perfectamente que esto era difícil y muy arriesgado —comenzó a decir, enfatizando la palabra ''muy'' justo antes de darse media vuelta y seguir diciendo.—, me acompañasteis desde el principio. Y ahora no es el momento apropiado para dejarlo todo a medias, ¿no?

—Wow, que motivador —dijo Connor de una forma algo burlesca a la vez que rodaba sus ojos por varios segundos y se daba media vuelta.

Mirando la situación desde un tercer punto de vista, ajeno a todo, se encontraba Allan, el cual estaba tan entretenido con el trozo de carne que habían cocinado hacía algunas horas gracias a su espléndida caza. O más bien, la espléndida caza de James, puesto que los otros dos se habían quedado escondidos por miedo al jabalí que iban a comer.

—¿No dirás nada?—preguntó James, mirando hacia el menor, pero al momento se retractó, viendo como este se encontraba en su propio mundo, y se dejó caer sobre su espalda, mirando el cielo tan despejado y azul que se encontraba sobre ellos.

Después de ese rato que pasaron en completo silencio, cada uno en su propio mundo, reflexionando sobre sus cosas, decidieron comenzar a investigar alguna entrada accesible al castillo, o alguna enredadera o árbol que les dejara entrar al interior de los muros.

—Bien, quedan descartadas las entradas por tierra, puesto que la principal sería muy obvia y las dos traseras para los mercantes se encuentra vigilada todo el día y la noche —comentó como dato Connor tras dar él varias vueltas alrededor del palacio amurallado.

—Y no hay ninguna enredadera ni árbol que nos haga de puente entre el exterior y el interior —habló por primera vez en bastante tiempo Allan, el cual se había encargado de dar varios vistazos a los árboles y posibles accesos.

—Entonces solo nos deja una opción —dijo James bajo la mirada expectante de los otros dos. Este sonrió.— Escalaremos.

—¿Y luego, cuando la tengamos, qué? ¿La tiramos por el muro abajo? —exclamó Connor, el cual no estaba muy convencido del arriesgado y peligroso plan de su amigo.

—Fácil, yo me quedaré arriba mientras sujeto la cuerda que estará enrollada alrededor de su cintura, y vosotros estaréis abajo para poder recogerla.

—Sabes que es muy arriesgado, ¿verdad? —preguntó Allan, mirando a sus dos compañeros de aventuras con una expresión facial algo preocupada. Muy preocupada, mejor dicho.

—Si, lo sé.

—Y sabes que si nos cogen, seremos hombres muertos, ¿verdad? —ahora habló Connor, colocando la misma expresión que tenia el menor.

—Si, lo sé.

—¿Hay algo que no sepas, a caso?—preguntaron a la vez, poniéndose justo en frente de James.

—No, pero igual si vosotros no lo sabíais, iremos por la noche, y será por aquí —dijo con aires de superioridad fingida James a la vez que alzaba su dedo índice, señalando unas piedras algo picadas que les dejaba un pequeño camino por donde podrían escalar sin problemas.

♔ Entre el amor y la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora