- ¿Era Kidd guapo abuela?
- Era el hombre más perfecto que he visto sobre la tierra Pili. Te podía hacer temblar de miedo sin pronunciar palabra o hacer que el corazón se te detuviera de una sola sonrisa.
- ¿Y cuándo lo viste de nuevo?
- Bueno, el día de mi fiesta de cumpleaños. Pero esa vez fue la primera vez que se me rompió el corazón también.
- ¿Por qué abuela que pasó?
Verás, Bartolomeo Kidd no era un pirata cualquiera. La mayoría de los piratas que llegaban a los puertos, bajaban con terror arriesgando sus cabezas a ser atrapados por la policía. Pero no Kidd.
El caminaba por la ciudad sin preocupaciones sobre su cabeza, no sé por qué razón decían que hasta el mar le obedecía.
Cuando llegaba a los puertos, las mujeres se le echaban encima, los hombres hacían fila para oír de sus travesías y los empresarios mandaban regalos para ver si Kidd se tocaba el corazón y permitía a sus mercancías tocar el agua. La policía no se atrevía ni a mirarlo.
Iba por la vida sintiendo que era demasiado bueno para ésta, y a decir verdad, tal vez lo era.
El día que mi padre me anunció ante la sociedad, sus amigos de dinero eran los primeros en esa lista de invitados. Para mi sorpresa, Bartolomeo Kidd también era parte de la lista de invitados de mi fiesta. Tal vez por mera cortesía, porque Kidd no frecuentaba eventos de alcurnia. Era más conocido por visitar bares que fiestas de cumpleaños.
La nana Josefa se las había ingeniado para meterme dentro de un ostentoso vestido color Esmeralda, con retoques dorados que ajustaban tanto mi cintura, que respirar se había vuelto un reto personal. La parte de abajo era tan esponjosa que sentía que cualquier giro con falta de cálculo sería responsable de un accidente catastrófico.
El baile había comenzado, los hombres no dejaban de hacerme alarde de todo el oro y propiedades que poseían. El olor a tabaco se había hecho para mi insoportable y si alguno volvía a acercar su repugnante bigote cerca de mi cara estaba segura que se lo arrancaría de un tirón.
Sabía por las habladurías de las personas, que su presencia en mi fiesta se esperaba más que la visita del propio papa. Kidd no acostumbraba a meterse en eventos sociales de aristocracia, para no ser molestado con charlas de negocios. Las tabernas en cambio lo podían considerar casi familia.
Las horas pasaban pero su silueta no se encontraba por ningún sitio. De vez en cuando miraba por encima de mis compañeros de baile para ver si mi ojos atrapaban la sombra de sus exóticos sombreros.
Estaba a punto de rendirme cuando vi una pluma de ave pasar entre los invitados a varias señoras chismoseando sobre el "Pirata peligroso".
Mi corazón no dejaba de dar de brincos dentro de mí. Hasta que escuche algo terrible de la boca de mi compañero de pista.
- Maria Paula, tu padre y yo creemos que debemos adelantar nuestra boda.
No sabía de que hablaba este hombre. A penas y lo conocía de algunas visitas que había hecho al despacho de mi padre. Sabía que su nombre era Germán Gomez Díaz, y que era uno de los principales proveedores de plata de papá. El hombre era de su edad, sino que un poco más grande.
Lo recordaba porque una vez le había dicho a mi nana Josefa que me daba mucha risa su diente de oro y que de perfil tenía cara de ratón. Y habíamos cruzado no más de un buenos días y pocas pláticas sobre el clima. Pero de ahí a casarme con él, había mucho tramo sin respuestas.
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El filibustero que robó mi corazón (Piratas)
RomanceEl padre de María Paula esta decidido a prometerla en matrimonio con un hombre que le triplica la edad. María Paula no esta dispuesta a dejar que eso suceda y menos después de conocer al pirata más sexy y temido de la historia. Con un temperamento...